Como repetidamente viene señalando Ecologistas en Acción, el reciente informe de la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria Medioambiental no hace sino confirmar algo muy conocido, aunque a menudo silenciado por nuestras autoridades : el gran volumen de tráfico de nuestras ciudades envenena el aire que respiramos.

Como repetidamente viene señalando Ecologistas en Acción, el reciente informe de la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria Medioambiental no hace sino confirmar algo muy conocido, aunque a menudo silenciado por nuestras autoridades : el gran volumen de tráfico de nuestras ciudades envenena el aire que respiramos.

Efectivamente, el automóvil es el principal responsable de la grave contaminación del aire urbano, pues las mejoras incorporadas a los nuevos vehículos (catalizadores, mejores combustibles…) han sido más que anulados por el enorme incremento del tráfico en nuestras ciudades. La receta habitual para tratar este incremento de tráfico no ha sido otra que la construcción de más y más infraestructuras para el automóvil que han originado más circulación y, en consecuencia, una mayor contaminación.

Un gran cúmulo de evidencias indican que la exposición a la contaminación atmosférica, a los niveles que actualmente se registran en las ciudades europeas, provoca serios efectos sobre la salud. Ya a finales de 1999 la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalaba que la contaminación causada por el tráfico automovilístico provoca la muerte prematura de 80.000 personas al año en Europa.

En particular se ha demostrado que la exposición a contaminantes como las partículas en suspensión (PM10) y el ozono troposférico está asociada con incrementos en los ingresos hospitalarios por enfermedades cardiovasculares o respiratorias y la mortalidad en muchas ciudades europeas y en otros continentes.

Un buen ejemplo de la inactividad de nuestras administraciones ante este gravísimo problema es el caso de la Comunidad de Madrid. Desde 2001 se vienen superando sistemáticamente en la capital los límites de protección a la salud por dióxido de nitrógeno (NO2) y PM10. Por su parte, en la Comunidad de Madrid se superaron en 547 ocasiones durante el verano de 2003 el nivel de alerta a la población por contaminación por ozono. Ni la Comunidad ni el Ayuntamiento de Madrid han puesto en práctica ningún plan para reducir esta contaminación, pese a que están obligados por ley (RD 1073/2002).

Según las conclusiones del estudio europeo APHEIS (Health Impact Assessment of Air Pollution In 26 European Cities. http://www.apheis.net/pages/communications.htm) en el caso de la ciudad de Madrid, que en 2003 registró una media de 35 µg/m3 de PM10, se pueden destacar los siguientes resultados :

  •  Se podrían prevenir 1.548 muertes prematuras anualmente (o 54 muertes por 100.000 habitantes), si se redujera la media diaria anual de PM10 a 20 µg/m3.
  •  Se podrían prevenir 469 muertes prematuras anualmente (o 16 muertes por 100.000 habitantes), si se redujera la media diaria anual de PM10 en 5 µg/m3.

    Estudios como el citado APHEIS demuestran que cualquier reducción de la contaminación por PM10 y otros contaminantes, por pequeña que sea, tiene efectos sobre la salud que se traducen en evitar decenas o centenares de muertes al año. Si se conocen estos datos y no se hace nada por reducir la contaminación, como ocurre en buena parte de nuestras ciudades más grandes, se está siendo responsable de los efectos sobre la salud pública que se producen.

    ECOLOGISTAS EN ACCIóN
    http://www.ecologistasenaccion.org/