Lo que ha ocurrido en la Cumbre del Clima de Copenhague durante estos días ha sido de tremenda gravedad. En la capital danesa ha avanzado el totalitarismo en el planeta.
El totalitarismo avanza cuando no se toman las medidas necesarias para evitar el cambio climático. Y avanza porque pone las bases para que millones de personas sigan perdien la capacidad de satisfacer sus necesidades básicas.
El totalitarismo avanza cuando se rompe un mecanismo de toma de decisiones multilateral, como el de Naciones Unidas y se impone uno en el que unos países deciden por todos. Así se ha llegado a «acuerdo» en Copenhague.
El totalitarismo avanza cuando se restringe la entrada de la sociedad civil a las negociaciones, cuando las decisiones se realizan con grados crecientes de secretismo.
El totalitarismo avanza cuando se justifican medidas políticas como las «detenciones preventivas», que se enmarcan en la misma «lógica» de la guerra preventiva. Infundir miedo a la población es una de las medidas antidemocráticas más antiguas de la humanidad.
En fin, el totalitarismo avanza cuando se detiene a personas por defender los bienes colectivos, como es el caso de los cuatro activistas de Greenpeace, entre ellos a Juantxo López de Uralde, su director en España y de tod@s los demás. El totalitarismo confunde la justicia con la legalidad. Irrumpir pacíficamente en una cena de gala o en una cumbre inoperante es buscar la justicia global y eso está por encima de las leyes.
¿Quién debería estar ahora en la carcel Juantxo y el resto de activistas pres@s o quienes están jugando con la vida de millones de personas ? Desde Ecologistas en Acción pedimos la libertad inmediata de todas las personas detenidas en las movilizaciones de Copenhague.
Por eso, Ecologistas en Acción, ha editado este cartel : buscamos a Obama y Rasmussen como responsables del avance del totalitarismo en la Cumbre de Copenhague. El primero por querer imponer un texto y unas formas de negociación antidemocráticas. El segundo por su complicidad y parcialidad como Presidente de la COP y por la represión a las organizaciones sociales, tanto dentro de la Conferencia como fuera. Ambos por ayudar a negar los recursos básicos a millones de personas.