Siempre es posible encontrar una salida, al menos eso era lo que le ocurrió a Teseo , cuando pudo salir del laberinto gracias al hilo que Ariadna le ofreció para que lo utilizara como guía al adentrarse en el interior del mismo. Un laberinto si que es esta endiablada crisis que no ceja y que a estas alturas ha destrozado más de la mitad del llamado tejido empresarial, sobre todo de la pequeña y mediana empresa y que ahora amenaza a las administraciones publicas. Ya estamos en 5.000.000 de parados, en Andalucía más del 30% de la mano de obra en paro, lo que significa que solo dos de cada tres personas trabajadoras pueden hacerlo y en todo el estado más de 1.500.000 familias no tienen ingreso alguno.

Mas
asunto cada vez más infectado, podríamos anunciar sin miedo a
equivocarnos que estamos ante una gangrena socio económica, que
tienen muy mala pinta.

Mas
asunto cada vez más infectado, podríamos anunciar sin miedo a
equivocarnos que estamos ante una gangrena socio económica, que
tienen muy mala pinta. Y es que la interconexión de las empresas,
sobre todo pequeñas y autónomos, es enorme y cuando muchas han
cerrado y dejado trampas multimillonarias al resto, estas, aunque con
carga de trabajo, cartera de clientes aún operativa, no pueden
soportar la tremenda carga que esa morosidad les traslada.
Evidentemente como en el cuerpo la necrosis produce más necrosis.
Buen símil para comprender que soluciones quirúrgicas existen y
deben utilizarse3 de inmediato. Cuando los políticos nos dicen que
no hay nada que hacer para superar la crisis muestran su enorme
incapacidad para comprender que esta crisis debe abordarse desde lo
pequeño no desde las grandes corporaciones, grandes leyes y
fastuosos pactos o acuerdos. Es realmente sencillo hacer posible que
cada pequeña empresa que ahora está llena de dificultades pueda
vivir y sostener la caída en picado de la destrucción de empleo, es
más si se la reanima seguro que se generará milagrosamente el
camino de la creación de puestos de trabajo. Dos propuestas
factibles y de inmediata aplicación:

Primero
dado que las administraciones
públicas
deben millones de euros a las pequeñas empresas y autónomos, que
paguen inmediatamente. Que se liberen los fondos necesarios para
ello. Una deuda menos en cada pequeña empresa y autónomo y una
garantía de que las administraciones publicas pagan sus facturas en
30 días (eso se llama recobrar la confianza en el mercado interior,
que es el que más interesa en estos momentos).

Segundo
que H
acienda se haga
cargo de la morosidad que soportan las pequeñas empresas y que cobre
ella a los morosos. Cuando a una empresa se le deja de pagar una
factura, se encuentra con una única vía para reclamarla: El
juzgado. A estas alturas no nos extenderemos en lo poco práctico y
costoso, en tiempo y dineros, que supone ese procedimiento. Pero si
Hacienda aceptara en pago de los impuestos las facturas no cobradas
por las pequeñas empresas, es evidente que estas recibirían un
empujón para mantener la producción y empleo. Si además se hace
con algunas condiciones como por ejemplo, que el mayor porcentaje de
la morosidad sería transferida a hacienda en función de la
estabilidad o incremento del empleo, las pequeñas empresas lo
tendrían más fácil para verlo. ¿Que haría Hacienda con la deuda
transferida? Pues ¡cobrarla! Y aquí nadie puede dudar de la
eficacia de Hacienda para este menester, ya que embarga por decreto
cuentas, bienes de titulares, accionistas, amigos e incluso conocidos
con tal de cobrar. No como el Juzgado, que al final manifiesta su
impotencia porque es incapaz de notificar la sanción o multa o
embargo por desconocimiento del domicilio. Como Hacienda somos todos
y todas, y además nos tiene fichados, miel sobre hojuelas. Lo cual
además permite evitar costosos pleitos para los que la pequeña
empresa no está preparada.

Como podemos observar dos medidas que aplicadas
inteligentemente evitarían la gangrena antes mencionada y
reanimarían al tejido empresarial casi moribundo. Y todo ello sin
tener que recurrir a Europa, a los Mercados, a la Unión y hablando
eso si de la Deuda Interior Soberana que se tendrá que comenzar a
pagar.

Rafael Fenoy Rico


Fuente: Rafael Fenoy Rico