«Sobre las 2:30 de la mañana (hora marroquí) hemos llegado a la alambrada. Hemos visto cuatro helicópteros, parece que tres eran españoles y uno marroquí. No hemos atravesado ni la primera alambrada y nadie nos ha tocado… hemos podido llegar hasta allí. Han comenzado a dispararnos y a tirar gases lacrimógenos. He visto caer a mi lado dos cuerpos. La policía marroquí nos tenía cercados por detrás y delante la policía española, que estaban algunos en territorio marroquí. Tiraban de ambos lados, del lado español y del lado marroquí».
Este es uno de los cientos de aterradores testimonios que se pueden recoger tras cada intento de asalto a las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. El gobierno de Marruecos ha reconocido ya 6 víctimas mortales, pero según los testigos en los asaltos son muchas más. «En el hospital de Nador hay un compañero nuestro herido que ha visto siete cuerpos llegar, es decir hay siete personas muertas. Aquí en el bosque quedan también muchos heridos a los que no se les ha dado asistencia médica».
La situación de aquellos que intentan pasar a Europa en busca de una vida mejor ha cambiado radicalmente. «La situación es asfixiante, al menos antes si nos cogían nuestras vidas no estaban en peligro, ahora te devuelven al sáhara y muertes. Tienes que elegir entre morir en el desierto o morir tiroteado en la alambrada». Además de todo esto asociaciones como Médicos sin Fronteras no pueden pasar a ayudarles porque las autoridades marroquíes y españolas les tienen cercados, incluso «en las tiendas pequeñas marroquíes donde compramos alimentos tienen miedo de vendernos la comida».
Desde Marruecos se están deportando a todos estos inmigrantes, incluso a aquellos que tienen solicitado asilo político o que tienen los papeles en regla con el país norteafricano. Según testimonios recogidos «se ha mandado al desierto incluso a gente con las piernas rotas que no podía andar, esos han muerto».
Toda la África negra sigue estas noticias a través de radio y televisión. Se está comenzando ya a hablar en esos medios de genocidio y caza del negro.
La situación es crítica. Siguen formándose convoyes de autobuses. Muchos de estos ya no se dirigen a la frontera con Argelia, sino a la de Mauritania. En estos autobuses se encuentran estudiantes que vivían en Tanger y que han sido metidos en los «autobuses de la muerte» a la fuerza. Ya no se trata de una deportación de un sin papeles, expulsan a todos sin importar que sean personas con asilo político, heridos, embarazadas, niños, estudiantes,…
Fuente: Rojo y Negro