Aunque parezca que el día de ayer fue un desastre, hubo buenas noticias para la economía y, qué carajo, para la democracia en el mundo. Nuestro ministro de Defensa, el ex traficante de bombas de racimo Pedro Morenés, estuvo en Arabia Saudí. ¿Turismo? No: fue allí para vender a la democracia saudí entre 200 y 270 tanques leopard de fabricación española.

¿Para qué? Al pobre Morenés le debieron tomar un poco el pelo porque “durante la reunión, los dos ministros analizaron la situación estratégica mundial y el papel que desarrollan tanto España como Arabia Saudí en favor de la paz” pero pocas horas después supimos que Arabia Saudí tenía planes no del todo en favor de la paz. El diario bolchevique ABC informaba por la tarde de que Arabia Saudí y Bahrein habían llegado a un acuerdo “para blindarse frente a la primavera árabe“.

¿Para qué? Al pobre Morenés le debieron tomar un poco el pelo porque “durante la reunión, los dos ministros analizaron la situación estratégica mundial y el papel que desarrollan tanto España como Arabia Saudí en favor de la paz” pero pocas horas después supimos que Arabia Saudí tenía planes no del todo en favor de la paz. El diario bolchevique ABC informaba por la tarde de que Arabia Saudí y Bahrein habían llegado a un acuerdo “para blindarse frente a la primavera árabe“. Sabemos que Arabia Saudí usa tanques para este fin en favor de la paz porque ya en el momento álgido de la revuelta en Bahrein Ryad envió 30 tanques a reprimir a los manifestantes.

Detengámonos en Morenés. Ocupa el ministerio de Defensa, cuyo titular alguna que otra vez ha sido, digamos, sugerido por Juan Carlos de Borbón que para eso le corresponde según el artículo 62.h) de la Constitución del 78 “el mando supremo de las Fuerzas Armadas” en tanto que rey. Fue absolutamente conocido que Eduardo Serra fue nombrado por el rey: Aznar ganó las elecciones con la promesa (entre otras mentiras) de limpiar el CESID y fue a nombrar de Ministro al que había sido secretario de Estado de Defensa con Narcís Serra. Es un intenso rumor que Rajoy tenía pensado el ministerio de Defensa para Gallardón, pero que el campechano monarca le hizo cambiar de idea. Así, contaba Ignacio Escolar, Gallardón “soñaba con el Ministerio de Defensa hasta que el rey decidió colocar allí a un hombre de su confianza, a Pedro Morenés“.

Detengámonos ahora, y tranquilos que es la última parada, en Juan Carlos de Borbón. A los más informados les supongo enterados de que hace unas semanas tuvo un incidente en un safari en Botsuana cazando dumbos. Poco después se supo que el safari nos había salido felizmente gratis porque no lo pagábamos los españoles sino que había sido un regalito de un magnate sirio llamado Mohamed Eyad Kayali que “es la mano derecha en España del príncipe Salman, ministro de Defensa de Arabia Saudí“: el testaferro de Arabia Saudí en España, vaya.

Ya sabemos que nada tiene que ver con nada. Y que ni un presidente autonómico se dejaría comprar por cuatro trajes, ni un presidente del Supremo robaría por cuatro noches de hotel ni un rey se dejaría influir por un safari de nada. Pero bonito, lo que se dice bonito, no es. Porque seguro que Juan Carlos no influye en que su elegido haga negocios tan criminales como la venta de tanques a Arabia Saudí con los que se reprimirá disidentes. Seguro que no tiene nada que ver la muy amistosa relación con la familia real saudí(relación que seguro que no es remunerada, por mucho que se digan insidias sobre los barriles de petróleo del rey Fahd). Pero no faltará quien piense que todo ayuda.

Activista per la igualtat de l´ésser humà (Alacant) Espanya.


Fuente: Activista por la igualdad del ser humano (Alicante), España