La libertad posiblemente sea uno de los conceptos más ampliamente utilizados en los discursos políticos desde hace siglos. Y, sin embargo, posiblemente sea también uno de los más laxos y carentes de significado. "El trabajo nos hará libres" estaba inscrito en la puerta de numerosos campos de concentración nazis, y la libertad también era el objetivo político de los anarquistas de Bakunin y el de sus grandes rivales en la Internacional, los "autoritarios" de Marx. 

Franco decía haber liberado a los españoles de la conspiración comunista, y el estado francés utiliza «libertad» como emblema político recurrente desde finales del siglo XVIII, independientemente de quien gobierne y cómo. Para muchos ciudadanos franceses, sin embargo, les hará gracia y quizás incluso escalofríos que un estado que les prohíbe el uso administrativo de su lengua diga actuar en nombre de la libertad.

Franco decía haber liberado a los españoles de la conspiración comunista, y el estado francés utiliza «libertad» como emblema político recurrente desde finales del siglo XVIII, independientemente de quien gobierne y cómo. Para muchos ciudadanos franceses, sin embargo, les hará gracia y quizás incluso escalofríos que un estado que les prohíbe el uso administrativo de su lengua diga actuar en nombre de la libertad.

Decir libertad quizás no sea demasiado diferente a decir nada o a no decir nada. Quien no dice nada deja todas las puertas abiertas a la interpretación, y quien dice nada dice algo tan alejado de lo que nos es cotidianamente conocido que deja en manos de cada uno el ejercicio de representarlo. Dos movimientos muy similares al de evocar la libertad para convocar su efecto movilizador, esperando que el concepto en sí de libertad no pase a formar parte de la controversia.

Yo, después de darle unas cuantas vueltas, tan sólo he llegado a la conclusión de que la libertad se define por el límite. Es decir, que es tan sólo la existencia de un «no» lo que nos permite trazar el camino imaginario de la libertad. Y, claro, nuestro mundo está lleno de noes de todo tipo: algunos de origen humano, y muchos otros, la gran mayoría, porque nosotros y el mundo somos como somos, y punto. Sin límites, sin el «esto no», la libertad no sería posible.

Por tanto, la conquista de la libertad es una quimera en toda regla porque hacerlo equivaldría a destruir su posibilidad. Y no, no se trata de un simple juego de palabras en clave posmoderna. El concepto de libertad nos es muy útil porque canaliza y da prospectiva a nuestras aspiraciones políticas y sociales pero, si pensamos fríamente, la libertad sólo es la no percepción de un límite como tal. Y por eso la libertad puede ser bandera de todas las causas presentes, pasadas y futuras, porque todo el mundo es capaz de asumir con alegría los límites que profesa.

* Carlus Jové es activista libertario. Artículo publicado en el núm. 146 de la revista Catalunya.

http://www.cgtcatalunya.cat/spip.php?article8642


Fuente: Carlus Jové