Ya se han apagado los ecos de las últimas voces coreadas por los cientos de miles de manifestantes. Cruce de informaciones, cifras, valoraciones, análisis de incidentes, futuribles… un rosario que se reproduce una y otra vez, después de cada Huelga General. 

a se
han apagado los ecos de las últimas voces coreadas por los cientos
de miles de manifestantes. Cruce de informaciones, cifras,
valoraciones, análisis de incidentes, futuribles… un rosario que
se reproduce una y otra vez, después de cada Huelga General. El
resultado real se encuentra en la conciencia de cada una de las
personas que han sumado su presencia y esperanzas a esta acción
solidaria como pocas.


a se
han apagado los ecos de las últimas voces coreadas por los cientos
de miles de manifestantes. Cruce de informaciones, cifras,
valoraciones, análisis de incidentes, futuribles… un rosario que
se reproduce una y otra vez, después de cada Huelga General. El
resultado real se encuentra en la conciencia de cada una de las
personas que han sumado su presencia y esperanzas a esta acción
solidaria como pocas.

Hay quienes afean el que otras
personas hayamos dejado de trabajar para manifestar de esta
cívica
forma nuestra indignación por tanto atropello a los derechos de todo
un pueblo. Otros miran de reojo a quienes ofrecieron ese día de
jornal para que sea posible una alternativa a la crisis justa y
equitativa para el pueblo, para los que poco o nada tienen y que
garantice el trabajo y la vivienda para todas y todos. Algunos más
se sienten más listos, o al menos “menos torpes”, porque no se
metieron en líos y han salvaguardado su escaso y raquítico jornal.
Además están los que han sentido miedo a perder lo poco que tienen,
su trabajo, por ni siquiera manifestarse a favor de la huelga. A
estas personas solo queda decirles que es de humanos temer por las
consecuencias y que habrá muchas otras formas de manifestarse, de
tomar las calles, por las tardes, los sábados o fiestas de
“guardar”. Pero que lo hagan, porque si el miedo es libre,
también es libre la opción de manifestar la desesperanza, la
hartura de recibir malas noticias y de pagar siempre los mismos los
platos que otros rompen.

Hoy un día después de la Huelga
General, se confirma lo que se sabía, que el gobierno no dará su
brazo a torcer, que en el parlamento se escenificará una vez más la
farsa de que hay consenso, acuerdos, y que el texto de una infame
reforma se “perfecciona”, dando retoques en algunos términos,
quitando de aquí o de allí alguna coma.

Hoy sabemos algo más de cuanto queda por hacer. Seguro que ninguno
de los que han ido a la Huelga está satisfecho con el comportamiento
de sus compañeros y compañeras que sí han trabajado, con los de
otras empresas que no han parado. Pero también son conscientes de
que no es momento de reproches, sino de volver a insistir en la
acción conjunta y solidaria para evitar los efectos nefastos de esta
Reforma Laboral. Hora es de defender casa a casa, empresa a empresa,
los derechos que nunca se han regalado y que siempre han precisado
de sacrificios para conquistarlos.

Rafael Fenoy Rico


Fuente: Rafael Fenoy Rico