Las organizaciones sociales que se preparan para “tomar” Cancún en los días de la 16 Conferencia de las Partes (COP16) sobre Cambio Climático pretenden aprovechar la ocasión de los “ojos del mundo” concentrados en México para mostrar la realidad de un país especialmente víctima de la crisis ecológica.
Matteo Dean, Desinformémonos
México, DF. Del 29 de noviembre al 10 de diciembre próximos, se llevará a cabo la 16 Conferencia de las Partes (COP) sobre Cambio Climático, reunión convocada por la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC), en Cancún, Quintana Roo, en México. La mejor conocida como COP16 tratará, según las intenciones declaradas por parte de los 192 países que en ella tendrán representación, de llegar a un acuerdo multilateral que sustituya el próximo a vencer Protocolo de Kioto, que fue firmado en 1992 en la Cumbre de la Tierra y que aborda la reducción de las emisiones de Gases de Efectos Invernadero (GEI).
Así como los gobiernos del mundo parecen concentrar su atención por el medioambiente en la próxima reunión en Cancún, así la sociedad civil mexicana e internacional hicieron de la reunión de la COP16 parte fundamental de su propia agenda. En ella, sin embargo, no se habla de cambio climático, sino más bien de “crisis ecológica y climática”, abriendo el camino a un debate más complejo que impone en las mesas de discusión, tanto los derechos de la Madre Tierra, como de los pueblos que en ella viven.
Con agendas múltiples y ricas en iniciativas, distintas organizaciones sociales, movimientos ecologistas y campesinos, movimientos autónomos y ONGs se están dando cita en Cancún para protestar ciertamente, pero también para proponer alternativas válidas a las que definen las “falsas soluciones” promovidas en las sedes oficiales de la COP. Al mismo tiempo, las organizaciones sociales que se preparan para “tomar” Cancún en los días de la conferencia internacional, en especial las que son parte del movimiento social mexicano, pretenden aprovechar la ocasión de los “ojos del mundo” concentrados en México para mostrar la realidad de un país especialmente víctima de la crisis ecológica, misma que el gobierno federal mexicano esconde y, en su caso, niega reprimiendo a los movimientos que protestan.
Tras el fracaso de la anterior reunión de la COP en Copenhague, Dinamarca, el año pasado, que produjo – por iniciativa de únicamente cinco países, China, Estados Unidos, India, Brasil y Sudáfrica – sólo un documento de tres hojas – el “Entendimiento de Copenhague” – que no obliga a ninguna de las partes a su cumplimiento, la COP16 se presenta como el enésimo potencial parteaguas para salvar al planeta y a la vida del “cambio climático”. A pesar de lo anterior, múltiples declaraciones, tanto de representantes del gobierno mexicano, anfitrión de la conferencia, como de otros actores gubernamentales involucrados en el proceso, apuntan a acotar los posibles resultados concretos de la reunión. Por el contrario, para los movimientos sociales globales, ésta representa una ocasión más para insistir en que “no hay que cambiar al clima, hay que cambiar al sistema”.