La encuesta del INE sobre la estructura Salarial 2006 confirma lo evidente de la relación salarial : que el precio de los salarios de quienes dirigen y organizan las empresas, directivos y ejecutivos, supone el 206,6 % de los salarios (precios) medios en el resto de los grupos profesionales.

La encuesta del INE sobre la estructura Salarial 2006 confirma lo evidente de la relación salarial : que el precio de los salarios de quienes dirigen y organizan las empresas, directivos y ejecutivos, supone el 206,6 % de los salarios (precios) medios en el resto de los grupos profesionales.

¿Qué significa esto, aparte de la evidente tomadura de pelo, desigualdad, poder empresarial, explotación, etc. ? Sencillamente que existen muy pocos trabajadores con salarios muy altos, pero que influyen de manera determinante en el salario medio.

Los asalariados ascienden a 16.746.200 personas, y la “coña” la encontramos en el número de asalariados que perciben hasta 8.820 €, que suponen el 9,10 %, es decir, 1.523.904,2. El 35,90 % de todos los asalariados, que suponen 6.011.885, perciben 17.640 €. El 28,15 % de los asalariados, es decir 4.714.055, perciben un salario medio de 22.050 €. Y entre la “banda” de 40.000 € a 90.000 €, sólamente se encuentra el 13,93 % de todos los asalariados, o lo que es lo mismo : 2.332.745,66 personas. Pero si afinamos más, nos encontramos que perciben más de 60.000 € un club selecto de asalariados que suponen el 1,83 %, es decir, 306.455 asalariados.

El asalariado medio “sin género” percibe anualmente 19.680,88 €, brutos, y si eres asalariado hombre, el salario medio bruto es de 22.051,08 €. Si eres asalariada mujer, tu salario medio bruto se queda en 16.245,17 €. Vamos, que las mujeres de media perciben un 26,4 % menos.

Las diferencias, o hablando en castellano, las desigualdades, se muestran en la escala de la pirámide de poder, en el género y en la actividad económica. Así nos encontramos con que la mayor diferencia salarial o el mayor salario medio anual aparece en la intermediación financiera, con 38.351 € por trabajador, suponiendo esta cifra un 94,9 % superior a la media nacional, Le sigue la actividad económica de producción y distribución de energía (electricidad, gas y agua), con 33.488 €. En el lado opuesto encontramos los servicios (hostelería y comercio y reparación), con salarios medios anuales de 13.394 € y 17.333 €, respectivamente.

Si vemos los salarios por tipo de contrato, es decir, los indefinidos o los temporales, nos encontramos que los asalariados con contrato de duración determinada (temporales) tuvieron un salario medio inferior en un 32,6 % al de los asalariados con contrato indefinido.

La nacionalidad, si eres asalariado autóctono o migrante, condiciona y determina la desigualdad. Así, aquellos trabajadores provenientes de América del Norte y de la UE (por lo general desplazados por sus empresas multinacionales y con altas cualificaciones), tuvieron un salario superior a la media, mientras que los trabajadores de otras nacionalidades (extracomunitarios o de América del Sur) tuvieron unos salarios entre un 25 % y un 35 % inferiores a dicha media.
Parece que en eso de la desigualdad hasta las matemáticas se ponen de acuerdo. Lo grave, aún más, es que las desigualdades han aumentado en el ciclo alto de la economía, tanto la nacional como la global, lo cual no hace sino mostrar nuevamente lo evidente : las clases asalariadas cada vez pierden más poder contractual, y todo indica que esto sucede en cualquier época del ciclo económico capitalista, bien sea de crecimiento, bien de recesión e inclusive de depresión.

La gestión del poder ha logrado que sindicatos y partidos de izquierda cooperen en la producción y distribución de la riqueza, entendiendo que el conflicto social se ha disuelto, y claro, las culturas instituidas en las clases dominadas resulta que son las mismas que las de las clases dominantes. No es de extrañar por tanto que nos encontremos en un momento donde el “reparto de lo escaso” conlleve aún más competencia entre los dominados.

Las cifras sólo muestran la realidad, y ésta, hoy, carece de conflicto social, de conflicto político, y el cual, a su vez es la condición necesaria para una vida buena para todos y todas. Esta condición no podrá desarrollarse sobre un modelo donde sólo veamos el reparto del pastel y ahí nos sigamos situando los asalariados. La posición será enfrente del modelo o, simplemente, no será.


Fuente: Desiderio Martín