Parece cierto que uno de los problemas-clave en nuestra cibersociedad del cambio climático del III Milenio, sea la paulatina e inconsciente pérdida de capacidad de decisión individual, al ser arrastrados en la vida cotidiana por las exigencias laborales y las ilusiones sociales, consumiendo consumo. La satisfacción de las necesidades biológicas en el orbe industrial e hipercomunicado, se lastra por el estrés ocasionado por el desigual reparto de bienes a cargo de fuerzas fragmentadas y globalizadas al mismo tiempo, que participan de una estructura de poder ubicua, camuflada, anónima, supuestamente democrática y virtualmente inamovible. Y quizás lo peor, interiorizada por los súbditos. Todo ello en una jerárquica, autoritaria y pasiva sociedad del espectáculo y el despilfarro, donde aparentemente triunfa la tecnofelicidad, cobijadas las instituciones estatales y financieras bajo la densa sombra del hipnótico poder mediático.

Parece cierto que uno de los problemas-clave en nuestra cibersociedad del cambio climático del III Milenio, sea la paulatina e inconsciente pérdida de capacidad de decisión individual, al ser arrastrados en la vida cotidiana por las exigencias laborales y las ilusiones sociales, consumiendo consumo. La satisfacción de las necesidades biológicas en el orbe industrial e hipercomunicado, se lastra por el estrés ocasionado por el desigual reparto de bienes a cargo de fuerzas fragmentadas y globalizadas al mismo tiempo, que participan de una estructura de poder ubicua, camuflada, anónima, supuestamente democrática y virtualmente inamovible. Y quizás lo peor, interiorizada por los súbditos. Todo ello en una jerárquica, autoritaria y pasiva sociedad del espectáculo y el despilfarro, donde aparentemente triunfa la tecnofelicidad, cobijadas las instituciones estatales y financieras bajo la densa sombra del hipnótico poder mediático.

Nuestro instinto animal participa del ansia por colmar los apetitos, con marcada influencia del sexual, y la fuerza muscular como arma. Conseguir un rol dominante aporta los privilegios que facilitan el éxito, que se confunde con la voracidad. En la socializada especie humana, en su núcleo familiar son factores determinantes sexo y edad ; en el grupo o clan, se añaden los conocimientos, experiencia, capacidad de liderazgo, energía, voluntad y simpatía, para otorgar autoridad moral ; y en el ámbito social hay múltiples vías por las que se adquiere una posición de superioridad, que suele desembocar en dominio y riqueza ; por tanto, en poder.

Una buena definición del Poder es la ilustrada, que ofrece la Enciclopedia editada por Diderot en 1765 : “El consentimiento de los hombres reunidos en sociedad, es el fundamento del poder. Aquél que no se ha establecido más que por la fuerza, no puede subsistir sino por la fuerza ; jamás ella le puede legitimar, y los pueblos conservan siempre el derecho de reclamar contra ella”. El acuerdo colectivo sería pues, la única fuente admisible del poder.

Formalmente, el monopolio del usufructo del poder corresponde al Estado, que hoy en día está más omnipresente que nunca, a pesar de los embates neoliberales contra su vertiente reguladora. Su ciega tendencia al autoritarismo y el control social, con el empleo de todo tipo de engaños por un reducido grupo para perpetuarse en gozar de sus privilegios, ya fue denunciada por historiadores anarquistas como Eliseo Reclus (con su crítica al egoísmo cronocéntrico : “la ilusión de que la civilización contemporánea, por imperfecta que sea, es el estado culminante de la humanidad” 1975:VIII, 9) y Gastón Leval, quien resaltó el culto al estado o estatolatría como “el fenómeno más significativo de nuestra época” (1978:36). La revolución juvenil y planetaria de 1968 cuestionó los fundamentos del poder estatal, considerado como degeneración destructiva, y este replanteamiento fue seguido desde la década de los 70 por sugerentes investigaciones sobre los mecanismos de formación y transmisión del poder, como las de Pierre Clastres (1974) que al enfrentar sociedad y estado sienta las bases de la antropología política ; Marc Augé (1975-7) y su trabajo de campo en Costa de Marfil, que aborda desde una antropología de la represión ; Maurice Godelier (1982) y la autoridad de los jefes de tribu en Nueva Guinea ; Georges Balandier (1994) y su trayecto de la “representación del poder” al “poder de la representación” ; y los diversos y lúcidos ensayos de Michel Foucault sobre el Poder en las instituciones cerradas.

En busca del sentido corriente en castellano del difuso concepto poder, si nos remontamos al Diccionario de Autoridades (1726), encontramos como su primera definición : «El dominio, imperio, facultad y jurisdicción, que uno tiene para mandar o executar alguna cosa». Ya se nos indica un hecho que luego se ha convertido en teórico lugar común : que del poder sólo se conocen sus manifestaciones, los efectos de su ejercicio, ya que Ael poder no se tiene, sino que se ejerce [siendo así que] el instrumento a través del cual se ejerce es la ley, sea divina o humana, natural o sobrenatural”.

Podríamos preguntarnos si es posible una justicia sin ley. Para quienes confían en el raciocinio humano, la respuesta podría ser afirmativa. En cierta etapa de la evolución social, se creó la Ley, que de hecho se divide en leyes diversas. )Son todas justas ? Son frecuentes los cambios de los códigos legales, que modifican lo que se considera punible y su correspondiente castigo. De aquí se desprende que el sentido de la justicia varía con el tiempo.

Pero tanto la implantación de una ley que obligue a su general cumplimiento, así como la vigilancia y penalización al infractor, corresponden al poder gobernante, que suele consistir en una entrelazada mezcla de financieros, dirigentes y fuerzas militares, a menudo con el apoyo de los guías religiosos, sólidamente reforzados por las empresas propietarias de los medios de comunicación y sus campañas de publicidad alienante.

Aunque el sistema democrático aporte la capacidad periódica de elegir representantes, y de vez en cuando un referéndum general, el poder sigue siendo ejercido por una selecta minoría, con escasa participación popular.

Se podría elaborar un esquema general que contemple las diversas formas de exteriorización del poder :

MANIFESTACIONES DEL PODER

ÓRGANO EMISOR

Gobierno : Ejecutivo, Legislativo, Judicial.

Medios de Comunicac.

Empresas

Finanzas

Iglesias

Partidos políticos

REALIDAD

Familia

Escuela

Comunidad religiosa

Administración

Organizaciones

Cuerpos armados

Especialistas/Técnicos

Líderes de opinión

Modelos jerárquicos

REPRESENTACIÓN

Espectáculo festivo

Escenificación teatral

Literatura : oral/escrita

Artes Plásticas

Radio

Cine

TV

Vídeo

Internet

Cuando se trata del poder gubernamental, se aprecia su diversificación en distintos poderes particulares, siendo uno de ellos el judicial, el que tiene la capacidad de declarar si un hecho es conforme o contrario a la ley en vigor ; por lo tanto, permisible o no.

Y para exigirlo, cuenta con los juicios, que en ese precursor diccionario que fue el Tesoro de la lengua castellana de Sebastián de Covarrubias (1611), se definen como «asistir al tribunal de algún juez», siendo así que la voz tribunal se explica como : «los estrados y silla alta en que se sienta el juez a juzgar y dar la sentencia» ; mientras que juez se hace derivar «del Latine judex, el que juzga alguna cosa». Y si acudimos al término juzgar, se nos hace equivalente a : «dar sentencia en juyzio. Notar las faltas de otros», teniendo la sentencia como acción clave.

Si algo permanece desde el Siglo de Oro, es que el juez es la autoridad judicial. Y, siguiendo el tradicional concepto que plasma la Enciclopedia Universal Espasa (1926-28), al referirse al poder judicial, «se puede decir que sobre él descansa la sociedad y aún los otros poderes del Estado, y que la administración de la justicia es una facultad otorgada por Dios (del cual toda potestad procede) a la Sociedad». Así, el juez sería un representante divino.

En este ensayo sobre el Poder nos limitaremos a abordar una de sus manifestaciones, la que se refleja a través de ese precursor medio audiovisual que es el cine, cuyas formas expresivas han sido incorporadas por las posteriores tecnologías. Entre sus múltiples representaciones del poder, seleccionaremos para analizar en profundidad uno de los más caracteristicos filmes del género judicial : El Proceso, dirigido en 1962 por Orson Welles, quien adaptó la novela homónima de Franz Kafka, escrita en 1917 e inconclusa. Siendo ambas, obras artísticas maestras de nuestra cultura contemporánea.

El poder a través del cine

Cine y Poder fue el título de un festival cinematográfico celebrado en 2006 en Antioquia (Colombia). Los organizadores constataban la riqueza de posibilidades expresivas de un tema tan difícil de precisar, con “una gran variedad, tanto de ejemplos sobre el poder en el cine, como de tratamientos cinematográficos del poder [pareciendo] una empresa demasiado ambiciosa referirse al poder en sus distintas esferas a través del cine, desde la intimidad hasta la ideología, pasando por una larga serie de categorías intermedias”.

De hecho, son escasas las películas que no reflejen alguna forma de poder, bien como espejo de la realidad o para presentar modelos. En gran número, las consideradas como cine político, se puede decir que es su tema central : cómo se alcanza ; las prebendas y corrupción de quienes lo ejercen ; su dominio sobre las vidas ; la lucha de clases a través de las huelgas ; la victoria de un bando sobre otro ; la biografía (real o ficticia) de personajes poderosos, tanto ejemplares como odiosos. Si nos atenemos a uno de los géneros más fílmicos, el western, se muestra una gran variedad de manifestaciones del poder : guerras contra los indios, disputas territoriales entre colonos y ganaderos, banqueros-bandidos, vaqueros héroes y villanos, solitarios y marginadas. Tanto los míticos uniformes del 71 de Caballería como las placas de los sheriffs son signos del orden legal, aplicado por los inmigrantes europeos.

Otras presencias del poder que se pueden resaltar : el de los violentos hipócritas a lo largo de los siglos, en Intolerancia de Griffith (1916) ; el de la jerarquía militar, como esos cínicos oficiales retratados en Senderos de gloria de Kubrick (1957) ; el de una organización criminal sobre la sociedad, en M (1931) y el de la turba de linchadores, en Furia (1936), ambas de Lang ; el de la vana competición entre varones de distinta edad, en El cuchillo en el agua de Polanski (1963) ; el del peso de las tradiciones, como en la remota isla de Stromboli según Rosellini (1950) ; el de los latifundistas sobre los jornaleros de Las uvas de la ira de Ford (1940) ; el de los resentimientos acumulados, en La caza de Saura (1965) ; el de un clan familiar mafioso, en ElPadrino de Ford Coppola (1972-75) ; el de la necesidad económica sobre los principios éticos, en El verdugo de García Berlanga (1964). En cuanto al género documental, oscila desde la denuncia de la miseria en la republicana Las Hurdes de Buñuel (1933), hasta su réplica nazi en la espectacular disciplina de El triunfo de la voluntad de Riefensthal (1936).

Siendo así que en prácticamente todos los filmes se expresan manifestaciones de poder o autoridad, para deslindar el tema y como punto de partida, puede ser útil diferenciar los modos en los que el Cine muestra el Poder : como tema central, y como subtema.

I.- Se ubicarían dentro del primer apartado dos bloques de filmes :

A) Los que representan luchas por el poder y conquistas del gobierno o territorio

1- Reportajes reales

2- Recreaciones realistas

B) Los que tratan sobre el abuso del poder

1- Ejercido sobre las masas

2- Ejercido sobre individuos

II.- En lo que respecta al poder como subtema, pueden tratar sobre :

C) Relaciones de poder

1- Dentro de la pareja

2- Entre personas

3- En la familia

4- Entre grupos

5- Entre naciones

D) Detentadores del poder

1- Gobernantes

2- Magnates

3- Autoridades

A) Un precedente se puede encontrar tan pronto como en 1899, en varios filmes menores de un minuto de Tomás A. Edison, falsos noticiarios de la intervención de EEUU en el Pacífico. El 4-II-1899 iniciaron su guerra contra los independentistas filipinos, y el incipiente cine se convirtió en arma propagandística, al filmar en suelo americano simulaciones de las batallas, con sus bravos expedicionarios avanzando contra los malvados filipinos (representados por afroamericanos) que rechazan el ataque ; pero un apuesto oficial ondea la caída bandera de las barras y estrellas, mientras unas maquilladas enfermeras rescatan en camillas a varios soldados heridos, siendo finalmente el escenario tomado por los americanos. Así, Filipinas era conquistada dos veces, en la guerra real y en el imaginario fílmico.

Dentro de sus propias fronteras, los cineastas norteamericanos tuvieron en los indios al enemigo ritual, dando lugar a un género fílmico propio, que luego se ha extendido a los viajes espaciales.

En una dimensión opuesta a la engañosa reconstrucción épica y moralista de Edison se pueden situar los filmes de reportaje, máxima expresión del realismo, cuya cumbre podría ser ese documento histórico sobre los conflictos que dividieron a los chilenos durante el socialismo democrático del presidente Allende que constituye La batalla de Chile, que Patricio Guzmán filmó en 1972-3 como diario audiovisual de los acontecimientos, recorriendo el país para dar la palabra a sus anónimos protagonistas callejeros.

Volviendo a las recreaciones semidocumentales, éstas pueden ser rigurosas, como en tantos filmes etnográficos (desde los clásicos Nanook de Flaherty -1922- y Las Hurdes de Buñuel). En el cine narrativo, abunda la reconstrucción de enfrentamientos entre clases sociales enemigas, con la huelga como conflicto básico en luchas sociales por el poder. Entre las escenificaciones más rigurosas se cuentan las de Eisenstein, respecto a las revoluciones soviética (El acorazado Potemkine, Octubre) y mexicana (¡Que viva México !)(1925, 1927 y 1932).

B) Dentro de este apartado destaca la pesimista visión futurista de una sociedad robotizada, esa Metrópolis de Lang (1926), donde los obreros moran en el deprimente subsuelo mientras los ociosos ricos disfrutan de un paradisíaco entorno. En cuanto a la máxima expresión del poder, arrebatar la vida del contrario, los casos de asesinatos constituyen legión. Alegatos a favor de las víctimas inocentes serían desde la apología del derecho a la resistencia armada, en las diversas Santa Juana de Arco, como la denuncia del abuso del poder democrático al ejecutar a los anarquistas Sacco y Vanzetti (Montaldo, 1971).

C) En lo que respecta a mostrar relaciones de poder, los roles dentro de la pareja heterosexual se llevarían la palma, con su vertiente de comedia romántica. Entre subordinados miembros de distinta clase social, magistral es el tránsito del poder del amo a su lacayo, en El sirviente de Losey (1963). En lo que respecta a la familia, la nueva psiquiatría revisó lo que se debe considerar “normal”, como en Family life de Loach (1971). La división en grupos enfrentados se adapta a variados tratamientos, desde la épica y doble versión de la batalla por Iwo-Jima que filmó Eastwood en 2006 hasta las ridículas persecuciones de los vagabundos por los Keystone Cops en el primitivo cine ; desde la enemistad eterna entre los clanes de Romeo y Julieta hasta las luchas galácticas contra el imperio del mal ; sin olvidar que variopintas mafias y bandas violentas inundan la serie B y el cine de explosiones, extendiéndose desde Hollywood a las pujantes cinematografías del Extremo Oriente. Finalmente, las guerras entre naciones son el eje de muy populares series de filmes sobre Egipto, Roma, las Cruzadas, la Edad Media, las I y II Guerras Mundiales, Vietnam, Irak,…

D) Son narrativamente agradecidos los biopics o biografías de personajes poderosos reales (como Napoleón o Al Capone) o ficticios ; tanto revolucionarios como tiranos, piratas, altos ejecutivos y jerifaltes. Aquí se debería abrir un apartado especial al cine de Orson Welles. Su densa galería de personajes deformados por el ansia y abuso del poder, convertido en única satisfacción, le convierte en máximo representante del cine sobre los detentadores del poder.

Su nómina comienza con su materialización del poderoso señor del faraónico Xanadu, el Ciudadano Kane (1941), quien como moderno Kublai Khan dominaba un imperio, basado en la posesión de medios de comunicación y fábricas. Atacado tanto por ser Acomunista@ como Afascista@, él mismo se definía como Aun americano@, ambicionando ser presidente de la nación. Después de su triste muerte, Asu poder le sobrevivió@.

Luego tenemos su interpretación del shakespeariano Macbeth (1950), paradigma de la ambición e impaciencia por detentar el poder ; y su creación del magnate Arkadin (1956) con su corte de aduladores, quien bajo su respetable apariencia oculta un turbio secreto, pudiendo pagar por cualquier trabajo y fijar las reglas del juego, sin importarle jugar con las vidas de los demás. En cuanto a personajes amorales, pocos superarán a su especulador >tercer hombre= Harry Lime (1949) y al capitán Quinlan (1957), carentes de escrúpulos y enemigos de los idealistas, capaces de dictar su propia la ley, aunque ambivalentes respecto a la amistad. Su obra donde el poder adquiere la consistencia más simbólica, y el propio espectador se siente encarnado en su protagonista, un angustiado señor K. en lucha contra el corrupto sistema judicial que le procesa sin motivo, es El Proceso (1962), uno de los pocos que pudo realizar y montar a su gusto.


Fuente: Demetrio E. Brisset
Universidad de Málaga