Estas Jornadas se justifican para fortalecer el desarrollo del anarquismo especifista en América Latina, apuntando al intercambio y coordinación de las organizaciones políticas anarquistas que se inscriben en esta corriente. El debate se da sobre temas comunes a todas ellas, sobre los cuales se viene trabajando y aportando desde cada lugar, desde las luchas cotidianas, desde las creaciones y re-creaciones que surgen del análisis de elementos que entendemos como estratégicos para la construcción del socialismo libertario en nuestro continente: el Poder Popular y el Federalismo Libertario.
Esto es una necesidad, porque existe hoy, y en un proceso histórico, un desarrollo importante de nuestra corriente dentro del anarquismo, y una construcción teórica, política concreta, y busca confluir esto en un ámbito de comunión al cual adherimos organizaciones de varios países de América.
Esto es una necesidad, porque existe hoy, y en un proceso histórico, un desarrollo importante de nuestra corriente dentro del anarquismo, y una construcción teórica, política concreta, y busca confluir esto en un ámbito de comunión al cual adherimos organizaciones de varios países de América.
El Poder Popular como elemento estratégico
“Nunca se extinguirán las esperanzas y sueños de emancipación de los pueblos; la experiencia social va creando nuevos conceptos de justicia y libertad que nada tienen que ver con las construcciones perversas que difunde un sistema que las confunde con rapacidad y opresión”. De esta forma comienza el debate sobre la construcción de una estrategia de ruptura y desarrollo de fuerzas de intención revolucionaria.
Este debate tiene toda relación con el tema del poder popular. Porque para nosotros, el tema poder popular es amplio y trae aportes significativos para todo el conjunto estratégico que va desde los análisis de la realidad, los objetivos que pretendemos y los caminos estratégicos.
¿Por que hablamos de poder? Para nosotros, el poder se ubica más allá del Estado. El poder circula por toda la sociedad y por esto hay poder en las esferas distintas de la economía, de la política y de la cultura, ideología. Poder existe en todas las relaciones sociales que envuelven un conflicto y puede o no constituirse en relaciones de dominación y explotación.
A partir de esta noción amplia del poder, podemos afirmar que el poder no puede ser tomado por asalto, ya que está capilarizado y corre por todas las venas de la sociedad. En este sentido, afirmamos que desde nuestro punto de vista, no hay determinación que pueda preverse a priori de una esfera sobre otra, y por tanto, no creemos en el esquema de determinación económica que es conocido dentro del socialismo como el esquema de infra y superestrutura.
El poder, por tanto, envuelve las relaciones de fuerza y las disputas que están presentes en toda la sociedad y que constituyen las bases de lo que llamamos política. En este sentido, la sociedad actual es el resultado de determinadas correlaciones de fuerza donde unas superan otras y las cosas se van conformando. El resultado de este sistema de fuerza hoy implica poder, mas también dominación, explotación, opresión.
Para nosotros, las clases oprimidas deben crear un proyecto de poder. Un proyecto de poder que pueda oponerse y hacer frente a las clases dominantes y que pueda ser gestado y construido por medio de las luchas cotidianas.
Hablar de “popular” significa dotar al proyecto de poder de un carácter eminentemente clasista, aunque debamos destacar que hablamos de poder desde una perspectiva libertaria. Un proyecto de los/as oprimidos/as que se da a partir de los movimientos populares y que hace una acumulación de fuerza social necesaria para un enfrentamiento de largo aliento, con pasos firmes, fuertes, bien marcados, que creemos necesario desde el punto de vista ideológico.
Para nosotros el socialismo es una ideología y no una ciencia. Esto considera que el socialismo surge como expresión ideológica de los movimientos populares en lucha, y desde sus primeros tiempos, contó con aspiraciones, deseos, indignación, rebeldía, pasiones, amores y otros sentimientos que no pueden ser comprobados científicamente. Así el socialismo solo puede constituirse como este conjunto de elementos que apuntan a la generación de una práctica política en el sentido transformador, de intervención sobre nuestra realidad. Y por tanto, ideología implica teoría y práctica.
Comprendemos la teoría como una caja de herramientas, que nos permite interpretar la realidad y los actos. Pero, como afirmamos, sabemos que para los aportes de teoría, los mismos deben de tener rigor, deben buscar entender la vida y no encajarla en nuestras certezas ideológicas. La teoría debe ser flexible y posibilitar elementos para nuestra práctica política. La práctica, claramente, enriquece esta teoría también.
Clase y sujeto revolucionario
Nuestro clasismo se basa en los diferentes sujetos oprimidos, independiente de donde estén. Consideramos que un proyecto de clase se debe construir con todo el pueblo, y por pueblo decimos este conjunto de clases oprimidas que contienen trabajadores de la ciudad y del campo, asalariados y desempleados, y todos/as aquellos/as que sufren opresiones de género, raza, etnia, sexualidad, por este sistema de dominación que es el capitalismo.
Así, el sujeto revolucionario no está dado a priori, ni se puede conocer de antemano. Creemos que el sujeto revolucionario es un resultado de los procesos históricos y sociales, de las luchas de los movimientos populares, y solo pueden ser forjados en la lucha y a partir del proceso en que van creando identidad de clase.
Nuestra concepción de poder popular implica una noción básica acerca de que son los objetivos los que forman la estrategia y es la estrategia la que condiciona la táctica. Así, nuestro objetivo finalista es el socialismo libertario y nuestra práctica es de intención revolucionaria. El proyecto de Poder Popular debe necesariamente contribuir en la revolución para la abolición de la sociedad de clases.
Para promover protagonismo a las bases de los movimientos, para crear un pueblo fuerte, es fundamental que tengamos en mente un plan, un programa determinado a ser propuesto y desarrollado en estos movimientos. Nos parecen elementos centrales en este programa no circunscribir o someter a los movimientos a cualquier ideología. Es importante sostenerlos lo más fuerte y agregados con la solidaridad como práctica y las acciones reivindicativas, y al mismo tiempo garantizando la independencia de clase, para que no se los subordine a los partidos, al Estado, empresas y otros enemigos de clase, o bien aquellos que, a pesar de demostrar cierta afinidad en la lucha de clases, quieren constituirse como vanguardia de los procesos de lucha. Parece fundamental también que los mecanismos de democracia directa, sean responsables por decisiones tomadas desde las bases de los movimientos, incluyendo a todos y creando ambientes colectivos y autogestionarios. Los medios, por tanto, tienen que estar de acuerdo con los fines que defendemos.
La historia viene apuntando que el capitalismo no camina hacia su propia destrucción. No podemos, así, esperar que “se suicide”. Creemos que es solamente por medio de la voluntad y las prácticas liberadoras, que las clases oprimidas podrán ofrecer una posibilidad de resistencia, enfrentamiento y construcción del socialismo. El capitalismo no trae gérmenes del socialismo y, aunque él deba empezar a ser creado dentro de esta sociedad capitalista, él solo se realiza de hecho en un proceso de ruptura revolucionaria. Este proceso de construcción tiene que ser hecho en el seno de las luchas sociales cotidianas, que acumulan fuerza para nuestro proyecto de poder popular.
Es entonces una cuestión de constituir los nuevos sujetos históricos, las luchas, promover nuestros proyectos en el seno de éstas, y crear un pueblo fuerte.
Se trata, entonces, de la reconstrucción del tejido social, de las relaciones sociales, y también de otra cultura, que permitirá, junto con elementos económicos y políticos, forjando nuevos sujetos, que puedan conocerse a sí y a los otros y a la realidad. Fundamentalmente, capaces de construir y fortalecer los movimientos populares, tomando sus decisiones, compartiendo con los otros, capacitándose, estimulando el fortalecimiento de otras personas en el todo de la sociedad, con autonomía, y no dependientes.
Federalismo Libertario
El federalismo ha sido una forma organizativa, un modelo, un concepto que comprende la vida social y política del anarquismo a lo largo de la historia. El mismo se corresponde con la incorporación y adecuación de sus fuerzas para la resistencia al embate del capitalismo, la conjunción de quienes confluyen en pensamiento hacia la ideología libertaria, y también como práctica para poder proyectar, imaginar, y crear una ofensiva contra el capitalismo que construya la sociedad que queremos: una nueva civilización.
Es por esto, que el federalismo no debe ser comprendido como un modelo legítimo por sí solo. El mismo debe ser libertario y en tanto ello la constitución ideológica que contenga será elemento determinante en el desarrollo de sus fuerzas de cambio.
Esta constitución ideológica determina las prácticas que se generarán, ajenas al autoritarismo, vanguardismo, y con una dinámica de discusiones desde «abajo hacia arriba», opuesta al centralismo y unitarismo. En tanto esto, el «arriba» debe ser comprendido como una construcción, mediante democracia directa, siendo delegado de la base, y en presencia de ella sus potestades cesarán.
No se trata de un abajo sumiso, no se trata de una jerarquización en una relación verticalista, sino de una articulación dinámica y funcional de los anarquistas desde los diversos espacios donde la organización política proyecta su ideología. Estos espacios específicos se construyen y constituyen desde los frentes de lucha popular en nucleamientos o grupos de base, organizados para una mejor interpretación y abordaje de la realidad que vive cada espacio, en una concepción organizativa de conjunto y desde la organización política anarquista.
Este conjunto, esta integralidad, debe ser basta y diversa según se desarrolle la lucha en los diferentes espacios de inserción. Es necesario en la globalidad que se tenga reconocer que no hay «una sola lucha» trascendental, por encima de las otras, que opaca y disminuye la importancia de las demás. Estas luchas deben ser convividas en lo interno de la organización.
Comunicar, enseñar, las prácticas políticas de diversos frentes de lucha que provengan de otros medios específicos de militancia. Enriquecer mediante estas prácticas el análisis político de la realidad, la elaboración teórica, la solidaridad de clase tan necesaria y demandada en estos tiempos.
Debe el federalismo libertario potenciar el accionar específico y como conjunto de la organización. A esto nos referimos con federalismo dinámico y que sirve a los propósitos establecidos. Aquel que en el marco de una línea estratégica general, de ruptura revolucionaria, da alimento al desarrollo de la resistencia al capitalismo, y a la proyección del mundo nuevo.
En función de lo anterior, este modelo, esta forma organizativa, debe integrarse en un organigrama delegado desde la base, con respeto a las posiciones minoritarias, pero construyendo una forma de cuerpo, con acuerdos integrados que delineen el accionar de la organización en espacio y tiempo, con estamentos y pautas de convivencia necesarias que no generen un asambleismo inoperante, con dinámicas y ritmos que combatan prácticas autoritarias.
Sobrevivir aislados, trabajando cada cual por su lado, sin entenderse con otros, sin entrenarse y prepararse, sin juntarse en un puño fuerte para golpear «significa condenarse a la impotencia, malgastar la propia energía en pequeños actos sin eficacia y perder bien pronto la fe en la meta y caer en la completa inacción».
En estos aspectos se concreta y fortalece la unidad de los anarquistas, el encuentro para practicar una nueva humanidad, y programar y delinear la estrategia con la que desarmaremos este mundo. Pilares y principios como la igualdad, la democracia directa, la autonomía, independencia de clase, autogestión, son elementos constituyentes esenciales para los libertarios del mundo. Ellos deben de ser, por ende, fundamentales en la organización política.
Se trata entonces, de gestar, de concebir y practicar un tipo de organización que nosotros la entendemos Federalista, con prácticas, acuerdos, estilos, diferentes a los del capitalismo. Desde la organización política y hacia el medio popular, y así profundizando un poco más la idea de desarrollar una organización no solo para las necesidades tácticas del presente. La misma no puede ser circunstancial, una necesidad momentánea, debe ser la roca donde tallemos nuestras pasiones y ansias, nuestra utopía, nuestra Libertad.
Imaginar, soñar, amar un mundo nuevo. Mirar en los compañeros de lucha y en el pueblo la necesidad urgente de cambio ante tanta injusticia, explotación, opresión, por parte de un sistema nauseabundo que traga y escupe en su vorágine cotidiana a tantos hermanos, tanta gente, tanto pueblo.
Por la construcción del Socialismo Libertario, en un proceso firme y sólido.
Por todos nuestros anhelos, en la memoria de nuestros hermanos que han padecido lo peor de esta asquerosidad llamada capitalismo.
A construir la utopía practicando libertad!!!.
Por la construcción de un pueblo fuerte!!!.
Arriba las que luchan!!!.
Arriba los que luchan!!!.
Firman la declaración:
Coletivo Anarquista Luta de Classes (Brasil)
Coletivo Anarquista Zumbi dos Palmares (Brasil)
Columna Libertaria Errico Malatesta (Argentina)
Columna Libertaria Joaquin Penina (Argentina)
Federação Anarquista de São Paulo (Brasil)
Federação Anarquista do Rio de Janeiro (Brasil)
Federação Anarquista Gaúcha (Brasil)
Federación Anarquista Uruguaya (Uruguay)
Federación Comunista Libertaria (Chile)
Fórum do Anarquismo Organizado (FAO, Brasil)
Núcleo Pró-Especifista de Recife (Brasil)
Organização Resistência Libertária (Brasil)
Para Além do Estado e do Mercado (Brasil)
Rusga Libertária (Brasil)
Colectivo Espiral (Costa Rica – observador)