LOS MERCADOS DISTORSIONAN LAS CONVERSACIONES SOBRE EL CAMBIO CLIMÁTICO DE BANGKOK A FAVOR DE LOS PAÍSES ENRIQUECIDOS.

Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra exigen la exclusión del Banco Mundial de la financiación de la lucha contra el Cambio Climático.

Con ocasión de la reunión sobre cambio climático de Naciones Unidas en Bangkok, esta semana, más de 100 redes nacionales e internacionales de la sociedad civil, representando a millones de ciudadanos de todo el mundo, han entregado una carta a la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Christiana Figueres, y, en el caso español, también a la Directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Alicia Montalvo, rechazando cualquier intervención del Banco Mundial en la financiación de la lucha contra el cambio climático.

Con ocasión de la reunión sobre cambio climático de Naciones Unidas en Bangkok, esta semana, más de 100 redes nacionales e internacionales de la sociedad civil, representando a millones de ciudadanos de todo el mundo, han entregado una carta a la secretaria ejecutiva de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (UNFCCC), Christiana Figueres, y, en el caso español, también a la Directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Alicia Montalvo, rechazando cualquier intervención del Banco Mundial en la financiación de la lucha contra el cambio climático.

En dicha carta se sostiene que proporcionar fondos para luchar contra el cambio climático es un deber legal recogida en la Convención Marco de las Naciones Unidas, y que todos los países, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, acordaron. Asimismo, es una obligación moral surgida de la deuda climática de los países más industrializados con el resto del mundo deuda que adquirieron por quemar combustibles fósiles, abusar en exceso de su espacio atmosférico y por provocar el cambio climático cuyas consecuencias violan los derechos humanos, como la falta de agua y alimentación, así como más de 300.000 muertes al año. La financiación para enfrentar esta situación de injusticia debe proceder de fuentes públicas, nuevas y adicionales a la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD).

Tom Kucharz, portavoz de Ecologistas en Acción manifestó que “existe un riesgo real de que los países enriquecidos intenten eludir sus responsabilidades, tanto históricas como actuales, mercantilizando de manera antropocéntrica la naturaleza a través de los mercados financieros. Es preocupante que las reducciones propuestas por los países industrializados no alcanzarían el objetivo de un aumento máximo de la temperatura global de 2ºC que acordaron en la cumbre de Cancún en diciembre de 2010, y además planean alcanzar más de una tercera parte de estos insuficientes esfuerzos extraterritorialmente, en los países del Sur, a través de ‘compensaciones’ basadas en mecanismos de mercado”.

Alejandro González, reponsable del área de Cambio Climático y Energía de Amigos de la Tierra añadió que “Es inaceptable que los países enriquecidos pretendan incluir la comensación como fuente de financiación para el pago de su deuda con los países empobrecidos. Este mecanismo es una trampa. Las compensaciones falsean el concepto de integridad ambiental e incumplen las promesas de los países enriquecidos de reducir las emisiones evitando las obligaciones de proporcionar fondos suficientes para el cambio climático”.

Financiar la lucha contra el cambio climático forma parte de las indemnizaciones por la deuda climática que los países industrializados tienen con los pueblos y países del Sur. Esta deuda ha de ser concentrada, administrada por una institución democrática, responsable, transparente y regida por un Consejo con una mayoría procedente de países del Sur, no de países que son responsables del problema del cambio climático. En ese contexto el Banco Mundial no es esa institución y no tiene cabida en el diseño, creación ni gestión de dicho organismo. Así, las organizaciones ecologistas junto al resto de la sociedad civil han vuelto a condenar el nombramiento del Banco Mundial como administrador del Fondo Climático Verde. El Banco Mundial no tiene ninguna credibilidad para colaborar en la financiación climática dada su larga trayectoria promocionando y financiando proyectos de combustibles fósiles que agravan el cambio climático y generan pobreza en las comunidades locales