Sabemos que en todos los países los gobiernos tienen servicios de policía política para vigilar a la ciudadanía e intervenir en casos de real o supuesta subversión del régimen vigente. Inclusive en los que se proclaman “democráticos”. Que la diferencia, entre los que actúan dictatorialmente y los que son coherentes con sus proclamas democráticas, es que en éstos se respetan los derechos humanos fundamentales y en los otros no.

Es decir: que, independientemente de las ideas políticas que profesen, todos los ciudadanos pueden disfrutar por lo menos del derecho a la libertad de opinión, de expresión y de reunión. Esto no era así en Cuba desde hace más de cinco décadas y sigue siéndolo aún hoy, pese a las expectativas que algunos tenían puestas en la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Es decir: que, independientemente de las ideas políticas que profesen, todos los ciudadanos pueden disfrutar por lo menos del derecho a la libertad de opinión, de expresión y de reunión. Esto no era así en Cuba desde hace más de cinco décadas y sigue siéndolo aún hoy, pese a las expectativas que algunos tenían puestas en la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC).

Sabemos cómo se han evaporado estas expectativas y cómo se han movilizado y reforzado los servicios de seguridad del Estado para controlar la estricta aplicación de las “reformas liberales” propuestas por el Gobierno y «ratificadas» posteriormente por este

Congreso. Todo ello, como se declara en la nueva versión de los “Lineamientos de la Política económica y social del Partido y la Revolución”para “garantizar la continuidad e irreversibilidad del Socialismo, el desarrollo económico del país y la elevación del nivel

de la población, conjugado todo con la necesaria formación de valores éticos y políticos de nuestros conciudadanos”.

Sabemos pues que la única libertad compatible con estos “valores éticos y políticos” de la que podrán disfrutar los ciudadanos cubanos será la de ganar dinero para mejorar su nivel de vida; pero no la de poder expresar sus opiniones y mucho menos de hacerlo en la prensa o en reuniones públicas.

Sabemos que a los compañeros que en Cuba denuncian estas “reformas” – que conducen a la restauración del mercado y el capitalismo – y que reclaman el fin del autoritarismo estatista para avanzar hacia un socialismo con libertad han sido y son objeto de presiones y amenazas…

Sabemos todo esto y por eso nos hemos asociado al llamamiento que reproducimos a continuación en español, portugués, francés, inglés y alemán, acompañado de cuantas organizaciones lo han firmado ya.

   CL21.pdf