El accidente de la central nuclear de Mihama (centro de Japón), el más mortífero de la historia nuclear nipona con un saldo de cuatro muertos, no compromete la candidatura japonesa para albergar la sede del reactor termonuclear experimental ITER, por la que también compite Francia, indicaron responsables nipones y franceses.

Un responsable de la Oficina de Fusión Nuclear del Ministerio de Ciencia y Tecnología japonés, Takashio Hayashi, preguntado por el impacto eventual que podría tener la fuga de vapor no radioactivo que se produjo ayer en la central nuclear de Mihama, declaró que "No hay ninguna relación estricta" entre el accidente de Mihama y el proyecto internacional

El accidente de la central nuclear de Mihama (centro de Japón), el más mortífero de la historia nuclear nipona con un saldo de cuatro muertos, no compromete la candidatura japonesa para albergar la sede del reactor termonuclear experimental ITER, por la que también compite Francia, indicaron responsables nipones y franceses.

Un responsable de la Oficina de Fusión Nuclear del Ministerio de Ciencia y Tecnología japonés, Takashio Hayashi, preguntado por el impacto eventual que podría tener la fuga de vapor no radioactivo que se produjo ayer en la central nuclear de Mihama, declaró que «No hay ninguna relación estricta» entre el accidente de Mihama y el proyecto internacional

«Se trata de dos cosas independientes», precisó. El accidente de Mihama se produce después del incidente de Tokaimura (noreste) en 1999, que mató a dos personas, y tras el escándalo de la sociedad TEPCO, que reconoció en 2002 haber escondido en varias ocasiones informes de inspectores que advertían de grietas en sus reactores.

«No creo que eso pueda comprometer la candidatura japonesa», consideró asimismo el consejero nuclear de la embajada de Francia en Tokio, Dominique Ochem. «ITER es un proyecto internacional, con normas internacionales», precisó, y recordó que son varios los países que participan en el proyecto (EEUU, la UE, Rusia, Japón, China y Corea del Sur), que persigue reproducir en la Tierra los procesos de fusión de las estrellas.

Japón posee además una instalación experimental de fusión controlada, llamada JT60, en Naka (noreste de Tokio), «que funciona muy bien», según Ochem, que precisó que la decisión sobre el ITER, «es una decisión política, no científica».

«Los socios no están dispuestos a cambiar de posición», precisó, en alusión al bloqueo de las discusiones sobre la elección de la sede, en la localidad francesa de Cadarache (sur) o en la japonesa de Rokkasho-Mura (norte).

La Unión Europea, Rusia y China apoyan la candidatura francesa, mientras que los otros socios, Estados Unidos y Corea del Sur, se declinan por la japonesa.