Reflexiones desde la Caravana Abriendo Fronteras.

El tránsito es un eufemismo que tamiza el miedo, el sufrimiento, la desesperanza, la privación de libertad y la pérdida de identidad inherentes a las personas a las cuales el sistema les niega sus libertades. Solo algunas pueden contarlo, ya que si no hay cuerpo no hay delito. Bajo esta premisa el sistema vuelve inexistentes a los invisibles. Las personas en tránsito pueden estar años deambulando en condiciones inhóspitas y tras llegar a tierra firme son encerrados en los CIE.

El tránsito es un eufemismo que tamiza el miedo, el sufrimiento, la desesperanza, la privación de libertad y la pérdida de identidad inherentes a las personas a las cuales el sistema les niega sus libertades. Solo algunas pueden contarlo, ya que si no hay cuerpo no hay delito. Bajo esta premisa el sistema vuelve inexistentes a los invisibles. Las personas en tránsito pueden estar años deambulando en condiciones inhóspitas y tras llegar a tierra firme son encerrados en los CIE. Centros de confinamiento y privación de libertades donde el único delito es haber respondido a la inercia innata de supervivencia. Es delito estar vivo para no poder ser negado. Este proceso es el que Europa utiliza como requisito indispensable para dotar a las personas de papeles y frenar la inercia migratoria de los países que son desposeídos de sus recursos y de los cuales no nos preocupa a nivel global ni su bienestar social, ni político. Los tratados internacionales solo resuelven cuestiones monetarias adornado discursos con buenas palabras y una plaga amoral de inacciones. Cuatro años puede tardar una persona en conseguir documentación que le haga legal. Para llegar a ser «legal» estás personas ya han puesto en riesgo sus vidas, han perdido a familiares amigos y compañeros de viaje. Han pasado hambre, frío, miedo y violencias transversales que muy lejos de lo que pensamos también nos afectan como ciudadanos del mundo, si no te revelas ante la injusticia estás del lado del opresor. La burocracia europea deshumaniza atenta contra la vida. Llevada a cabo con una política de racialización, es un daño «colateral» de la sociedad hiperconsumista y de acumulación del primer mundo. La consolidación es una escalera necesaria para el desarrollo imperialista del capitalismo de acumulación y los mercados. Mirar a otro lado supone una pérdida incalculable de humanidad que nos disminuye y divide entre nuestras individualidades específicamente diseñadas por el capital para parcelarnos y esperar que nos aislemos y no reaccionamos como colectivo. Hay en sus ojos cansancio, hay duelos, heridas que siempre nos señalaran no solo a ellas. La atrocidad genocida desde el principio de los tiempos se vale del silencio común, de la no actuación de la normalización de la barbarie. Hay incredulidad cuando llegas a sus » cárceles construidas en la tierra soñada». Tus gestos y tus palabras les dicen que hay otras personas intentando sacarles del manto de invisibilidad que les impone el sistema y hay esperanza, en sus ojos también hay dignidad y lucha. La humanidad es un proyecto comunitario en el que nos reconocemos como iguales y nos dolemos como familia. Nadie es ilegal y negar la vida es repudiar una parte de nosotras mismas.

Pilar Castiñeira

Secretaria de la Mujer de CGT

 


Fuente: Pilar Castiñeira, Secretaría de la Mujer de CGT