Por fin en Gaza !
Ayer conseguimos entrar.
Nos enteramos de que un grupo de ONG que tienen proyectos en Gaza habían decidido montar una especie de campaña y acudir todas juntas el mismo día para presionar en el checkpoint y que les dejaran entrar a trabajar con sus contrapartes, así que nosotras nos sumamos también a la convocatoria para aprovechar la posible apertura del checkpoint. Cuando llegamos comprobamos que también se encontraba allí el cónsul español en visita diplomática junto a personal de la AECI y otros diplomáticos. (Aunque no sea una persona a la que le gusten las instituciones, ni los gobiernos, sí me gustaría comentar y agradecer la ayuda que tanto el cónsul como el personal del consulado español nos han prestado en todo momento para conseguir el permiso de entrada.)
Kaixo compas,
Por fin en Gaza !
Ayer conseguimos entrar.
Nos enteramos de que un grupo de ONG que tienen proyectos en Gaza habían decidido montar una especie de campaña y acudir todas juntas el mismo día para presionar en el checkpoint y que les dejaran entrar a trabajar con sus contrapartes, así que nosotras nos sumamos también a la convocatoria para aprovechar la posible apertura del checkpoint.
Cuando llegamos comprobamos que también se encontraba allí el cónsul español en visita diplomática junto a personal de la AECI y otros diplomáticos. (Aunque no sea una persona a la que le gusten las instituciones, ni los gobiernos, sí me gustaría comentar y agradecer la ayuda que tanto el cónsul como el personal del consulado español nos han prestado en todo momento para conseguir el permiso de entrada.)
Crónica 7
A medida que nos acercamos al checkpoint empezamos a oír el sonido de las bombas, por lo que a pesar de haber más movimiento de personas pensamos que probablemente tampoco hoy nos dejarían pasar.
Finalmente la presión de la gente que allí estábamos, mención especial a mis queridas amigas Magali y Ana, tuvo su efecto y empezamos a pasar los trámites pertinentes.
Las bombas seguían sonando de fondo y de vez en cuando el suelo retumbaba.
Creo que estábamos todos con un nudo en el estómago pero sin un atisbo de duda. Tras pasar los trámites burocráticos, empezamos a atravesar ese checkpoint, que más bien parece un laberinto de tortura, tormos rotatorios, pasillos numerados, voces desganadas de los soldados que oyes de fondo, pero que se escuchan mal, no les entiendes, no sabes dónde estás, semioscuridad, vallas, alambradas, puertas metálicas que se abren por control remoto, sin que sepas cuándo,como, ni quién la va abrir. Vulnerabilidad total. Al final pasamos al lado palestino y tras atravesarlo nos esperaba el taxista al que habíamos llamado previamente para que viniera a buscarnos, aunque para nuestra sorpresa encontramos varios taxis más allí apostados. Y es que aunque la situación sea de guerra (unilateral, pero guerra) la gente sigue con una normalidad que debe resultar insultante para sus agresores, porque denota una superioridad moral y una casi indiferencia por la muerte, imposible de entender para ellos y creo que también para nuestras cabezas occidentales acomodadas y aferradas a todo lo material. Y no quiero decir que no tengan apego a la vida o que deseen morir, pero como ellos dicen «no tenemos nada que perder y nunca nos podrán quitar nuestra dignidad». Es increíble, pero cierto, a mí me recuerda mucho a la famosa frase del Che Guevara : «prefiero morir de pie que vivir siempre de rodillas». Este pueblo está siendo bombardeado, mascrado por la quinta potencia bélica mundial pero no agachan la cabeza, ni se rinden, resisten, luchan y viven cada día con una dignidad que a nosotros nos cuesta hasta imaginar.
Una vez en Gaza fuimos al hospital donde nos esperaban como siempre los amigos y compañeros de la contraparte que una vez más nos recibieron con un «ahlan wos ahlan» (bienvenidos), un café, un abrazo y una sonrisa. Estuvimos hablando un rato sobre la situación de la población y después fuimos a ver la zona norte, Beit Hanoun y Beit Lahia, donde la noche anterior habían destruido varias casas y asesinado a 21 personas. Estuvimos con uno de los dueños de las casas que nos comentaba que una hora antes de la destrucción de su casa había recibido una llamada diciéndole que en unos minutos la bombardearían.
Así, sin más.
Salieron prácticamente con lo puesto. Efectivamente a los pocos minutos bombardearon la casa que quedó totalmente destruida, pero no sólo la suya, también la de los vecinos de alrededor.
Le acusaban de pertenecer a un grupo armado, cosa que nos negó, pero es que, aunque hubiera sido cierto, me gustaría recordar que la lucha de los grupos armados palestinos es una lucha legítima reconocida por la resolución de la ONU 42/159 del 7 de diciembre de 1987 que declara que «todo pueblo tiene derecho legítimo a defenderse de una ocupación». Y es eso precisamente y no otra cosa, lo que hacen estos grupos armados, defender a su pueblo, intentar liberar su tierra de una ocupación extranjera y brutal. Podemos debatir si la estrategia es apropiada para los intereses del pueblo, pero lo que no se puede es dudar de su legitimidad y definirlo como terrorismo. Terrorismo es lo que practica Israel, lo que lleva practicando desde, incluso antes de su creación en 1948 a través de los grupos paramilitares terroristas que el sionismo creó en la primera mitad del siglo XX, Irgun, Stern, Hagana. Más tarde nos llevaron a ver otra casa tiroteada desde la que se veía un colegio de ingenieros que iba a ser demolida en breve. Estuvimos sacando fotos junto a los compañeros de una televisión local que estaba allí apostado para grabar y constatar un nuevo crimen más del ejército de Israel y después nos marchamos a seguir el recorido. A los diez minutos de salir del edificio escuchamos un sonido fuerte y sordo. El colegio de ingenieros acababa de ser demolido.
Continuamos recorriendo la zona y como si estuviéramos en una pesadilla cada vez las historias eran mas increíbles por su gratuidad y brutalidad. Más tarde nos encontramos con mi entrañable y admmirado Raji Sourani en el centro de Derechos Humanos de Gaza. Allí estuvimos charlando, comiendo y compartiendo momentos agradables como un paréntesis entre tanta tristeza y crudeza.
Nos comentó que la situación de Gaza es de desastre humanitario y que si siguen así en dos meses llegarán al colapso socioeconómico. 1.300.000 habitantes en 365 Km2 con un 80% de la población bajo el umbral de la pobreza, con un 90% de desempleo, con los índices de morbimortalidad disparados (anemia, desnutrición, diabetes…) con las fronteras cerradas y controladas por Israel, la marítima,el espacio aéreo y las fronteras terrestres. Desde la captura del soldado israelí (aunque obviamente ello sólo fue una excusa, pues estas medidas las han llevado a cabo en numerosas ocasiones contra la población de Gaza) mantienen cerradas las fronteras impidiendo la entrada de la ayuda humanitaria, de la que depende el 80% de la población. Por poner un ejemplo nos comentaba que en Egipto hay más de 500 toneladas de comida que Israel retiene impidiendo que llegue a la población palestina.
Cientos de casas destruidas desde la victoria de Hamas, miles desde la 2 Intifada, cientos de muertos estos meses, miles desde la 2 Intifada y así un largo etcétera de barbaridades llevadas a cabo por Israel : castigos colectivos, vulneración de todos los tratados de derechos humanos, de la legalidad internacional, de la IV Convención de Ginebra…
Por todo esto nos comentaban que la situación en la franja de Gaza es de desastre humanitario, que ésta está siendo una guerra contra la población civil y que la comunidad internacional es, no sólo cómplice, sino culpable de esta situación.
A la tarde fuimos, por consejo de los compañeros palestinos, a visitar heridos al hospital Shifa, el hospital central de Gaza. Fue una experiencia muy dura, pero como nos dijo Raji : «necesitamos vuestro apoyo, eso aumenta nuestra moral y así somos mas fuertes».
Sinceramente creo que son fuertes con nosotras y sin nostros, pero es cieto y eso todos lo pudimos constatar que la gente agradecía sobremanera nuestra visita y nuestro apoyo. Es increíble, cómo 9 personas anodinas como nosotros podemos causar semejante impacto. Imaginad cómo deben sentirse y saberse de abandonados, para que se sientan reconfortados con nuestra presencia. Incluso algún compañero nos llegó a decir : «vosotros sois nuestros embajadores». Increíble, ¿eh ?
Para nosotros fue muy duro porque ni estamos acostumbrados a convivir con la muerte, ni la enfermedad, ni tenemos ese chip de colectividad, de comunidad que tiene el pueblo palestino, de hecho al principio alguno de nosotros se sentía incómodo, pero sopesamos que si nuestra visita y nuestra solidaridad les servía a ellos, qué menos que hacer ese esfuerzo.Y es que la verdad es que es terriblemente difícil estar delante de a un chaval de 17 años al que le acaban de amputar una pierna, ha perdido un ojo, tiene el cuerpo lleno de metralla y además se ha quedado sordo de la explosión, o a otro de 25 al que le han amputado las dos piernas y tiene medio cuerpo destrozado, o a las personas cuyas camas estaban ubicadas en la terraza, por carecer de espacio en el interior, o a la madre de 27 años cuya hija de 11 yacía sobre una cama sin sábanas con metralla en la cabeza y fractura de cráneo a consecuencia del bombardeo del colegio de ingenieros.
Es decir, probablemente esa niña habría estado entre el montón de chiquillería que se agolpa a nuestro alrededor cada vez que bajamos de la furgoneta, tan sólo diez minutos antes de que le cambiara la vida para siempre.
Al abrazar a la madre y sentir y compartir su dolor no pude contener por más tiempo las lágrimas. Si hubierais visto la mirada y la tristeza de esa madre joven y su pregunta implicita, ¿¿¿por qué ???
Ya se que hay personas a las que leer este tipo de historias les puede parecer de mal gusto o políticamente incorrecto, pero me trae sin cuidado. Ésta, nos guste o no es su realidad y son ellos quienes te piden que le cuentes al mundo lo que les están haciendo y que muestres sus miembros amputados y sus ojos destrozados. A nosotros puede no gustarnos, puede molestarnos, podemos cerrar los ojos y encender el televisor, pero ellos seguirán sufriendo esta situación. Y ya sabemos que todo lo que no se nombra, lo que no se ve, no existe, así que tenemos que mostrarla, conocerla y denunciarla, denunciarla para que pare este macabro ensañamiento israelí, para desmontar las mentiras de los grandes medios de comunicación que responden a la voz de sus amos, para que se castigue al culpable, el estado fascista de Israel.
Me gustaría acabar esta crónica de hoy, especialmente dura, por lo menos yo así lo siento, con unas palabras de Raji tan fuertes y tan llenas de dignidad que se me han quedado grabadas muy, muy adentro y que creo que retratan fielmente el caracter de este pueblo : «Israel nunca ganará esta guerra y nosotros nunca la perderemos».
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Par : rr.ii.
Fuente: Li