Nos quitan el trabajo… pero lo hacen, esta es la clave, desde la seguridad de que ya nos han desposeído en buena medida de nuestra capacidad de organizarnos y de decidir. Este es el asunto central. Sorprendámoslos. Tenemos que recuperar esa capacidad de organizarnos y de decidir, desde la sana Indignación y desde la Esperanza...
«…
para mí la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que
pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle
y que después de caminar un rato se me vuelve a caer por algún
agujero del bolsillo. Y me digo: ¿Dónde quedó la esperanza? Y la
busco y no la encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho
«…
para mí la esperanza es una cosa que tengo cuando me despierto, que
pierdo en el desayuno, que recupero cuando recibo el sol en la calle
y que después de caminar un rato se me vuelve a caer por algún
agujero del bolsillo. Y me digo: ¿Dónde quedó la esperanza? Y la
busco y no la encuentro. Y entonces, aguzando el oído, la escucho
ahí, croando como un sapito minúsculo, llamándome desde los
pastos. La tengo, la vuelvo a perder. A veces duermo con ella y a
veces duermo solo. Pero yo nunca tuve una esperanza de receta,
comprada en una tienda de corte y confección, una esperanza
dogmática. Es una esperanza viva y, por lo tanto, no sólo está a
salvo de la duda, sino que se alimenta de la duda».(Eduardo
Galeano, 1993, Diario
«La República». Montevideo. Citado en el libro «¿De
qué hablamos cuando hablamos de Winnicott?»)Este
es un mundo loco, disparatado, que a duras penas puede mantener en
pie la Esperanza. En vez de un paraíso de creatividad y de ternura,
un jardín de solidaridad, de alegría y de Paz, hay quienes se
empeñan en convertir la Madre Tierra en un verdadero infierno de
odio, guerras, deforestación, violencia machista, contaminación,
explotación y sufrimiento humano. Este es un mundo que rueda como un
bólido a 200 kms. por hora y con las zapatas de los frenos gastadas.
No exagero, ni profetizo, ni trato de atemorizar ni a mí ni a nadie.
Sólo señalo lo que todos sabemos y sentimos y podemos ver y veo.Quizás
el gran reto, entonces, es (además de reorganizarse políticamente
frente al Capitalismo) mantener la serenidad, no caer en la
Desesperanza, saber que somos capaces entre todos y todas de empujar
hacia soluciones transformadoras por muy complicados que los
problemas (como el del Cambio Climático o las guerras continuas)
sean o parezcan. Podemos favorecer la alegría de vivir y de
disfrutar esta vida, con dignidad, si no bajamos la única
guardia que quieren que bajemos: la guardia de la Esperanza.La
solidaridad humana y la ayuda mutua, la dignidad de nuestras vidas,
el sentido común que habla de cooperación y no de competitividad,
de solidaridad entre los pueblos y no de exportación de armas a
las dictaduras, la ética de la responsabilidad y el cuidado frente a
las prácticas del consumismo y el despilfarro… si recuperamos,
pronto, el sentido de nuestra dignidad como
personas-en-sociedad, si no nos dejamos arrastrar por los mensajes
racistas y xenófobos de las autoridades que hablan retóricamente de
Derechos Humanos pero luego aprueban severas leyes de extranjería y
recortan los presupuestos de cooperación internacional a la vez que
aumentan los de «Defensa»… si estamos dispuestos, de
verdad, a creer en nosotros mismos y a decidir, precisamente, sobre
nosotros mismos y mismas sin delegar inocentemente en los “expertos”
y los gobiernos la búsqueda de soluciones a los asuntos públicos
que nos importan y afectan… si decimos fuerte y claro: no a Gadafi
y su dictadura, pero no, también, a la locura militarista de la
Unión Europea y de EEUU. …Claro
que es posible, y urgente, y necesario, un mundo mejor. Y por eso,
porque no hay que dejarse someter por el proyecto de ciudadanos
abúlicos, egoístas y domesticados que nos propone la «política
correcta» de los neoliberales y de los socialdemócratas
capitalistas, recomiendo vivamente la lectura del texto del
nonagenario Stéphane Hessel titulado «Indignaos¡¡»
(http://www.attacmadrid.org/wp/wp-content/uploads/Indignaos.pdf),
un breve texto que Hessel ha lanzado a la opinión
pública internacional y que tanta gente hemos leído y reflexionado;
entre ellos todos y todas aquéllos que creemos, desde el activismo
pacifista, en la eficacia política de la Noviolencia. El texto de
Hessel nos aporta ideas claras acerca de que es posible, viable y
realista seguir luchando si recuperamos nuestro sentido personal y
colectivo de la Dignidad. No podemos ni debemos permanecer asustados
en casa viendo los engañosos telediarios. Pienso, al calor de ese
texto, que dentro de nuestro corazón (y también de nuestra
conciencia política) hay un mecanismo que duerme desde hace
demasiado tiempo: el mecanismo de la Esperanza. Yo pido que cada
uno de nosotros y nosotras bajemos hasta ese mecanismo interior
y le demos al interruptor que activa nuestra Esperanza y nuestra sana
rebeldía. Pido que apaguemos la televisión durante un día, que no
leamos los correos electrónicos durante un día, que no charloteemos
ligeramente de política durante un día, que no perdamos el tiempo
durante un día hablando de lo corruptos que son (que algunos
ciertamente lo son) los políticos… y que dediquemos el tiempo
durante ese día, llamémosle el Día de la Sinceridad, a decirnos a
nosotros y a nosotras mismas: hoy ha llegado el día de que yo active
mi propia Dignidad y mi propia Esperanza y de que aliente a otros que
me rodean a activar su Dignidad y su Esperanza; hoy ha llegado el día
en que no voy a dejar que destrocen ni mi vida, ni la de la Madre
Tierra , ni la vida de tanta y tanta gente -a la que conozco con
nombres y apellidos- que está en paro, ni que trunquen, sometan y
aburran la vida de nuestros hijos e hijas. Hagamos todos la prueba,
guardemos sólo un día de silencio interior, un día al margen de
tantos ruidos y preocupaciones y miedos y ansiedades… un día para
localizar, como mínimo, dónde está en nuestro interior ese
interruptor de nuestra Esperanza. Ese Día de la Sinceridad tiene que
tener lugar, y el que crea que poetizo vanamente que lo crea, no
desde el cajón del odio o el de la revancha, sino exactamente desde
el lugar donde habita nuestro amor a la vida, es decir, desde el
lugar de donde brota nuestra más profunda alegría de vivir. Desde
ese lugar, sin olvidar nuestras exigencias de justicia y de
libertades concretas, debe nacer el impulso que dará pie a una
Indignación y a una Esperanza coherentes, serenas y constructivas.Este
es un mundo loco y disparatado, sí, sin duda, ya lo dije. Este es un
mundo en el que son posibles cosas demenciales (que ocurren bajo la
complicidad interesada de muchos gobiernos) como -por poner un
sólo ejemplo- la investigación genómica para crear soldados más
resistentes y más feroces (véase:
http://www.publico.es/ciencias/357519/en-busca-de-los-genes-del-supersoldado).
Pero también es un mundo lleno de vida y de Esperanza donde la gente
de a pie es capaz de abatir pacíficamente el muro de Berlín (con
todo lo mucho bueno que esto representa), o de desarrollar
impresionantes luchas por la libertad como las que están teniendo
lugar ahora en todo el norte de África y en algunos países de
Oriente Medio. Entonces, ¿quizás aquí en España es que hemos
perdido –o nos han robado– la Esperanza y no salimos a la calle,
con justa rebeldía, porque ya no tenemos confianza, ante la
envergadura de los problemas, en que juntos y juntas somos capaces de
reconducir nuestras propias personas-en-sociedad?. ¡¡Pues vaya
“democracia” esta que nos ha desposeído y quitado de las manos
nuestra capacidad, más allá de un voto cada cuatro años, de tomar
decisiones sobre lo que queremos para nosotros y nosotras mismas¡¡.
Nos quitan el trabajo… pero lo hacen, esta es la clave, desde la
seguridad de que ya nos han desposeído en buena medida de nuestra
capacidad de organizarnos y de decidir. Este es el asunto central.
Sorprendámoslos. Tenemos que recuperar esa capacidad de organizarnos
y de decidir, desde la sana Indignación y desde la Esperanza.Hay
motivos objetivos para albergar en nuestros corazones la Esperanza, a
pesar, sí, de la que nos está cayendo aquí en España, sin ir
más lejos, con la política antisocial del triste, desnortado y
anodino gobierno derechoso de Rodríguez Zapatero; o con el
vaivén de las estrategias sindicales de UGT y CC.OO.,
sindicatos para quienes tener que convocar una huelga general es
«una gran putada»
(http://www.publico.es/espana/335407/toxo-la-huelga-general-es-una-gran-putada)…
a la vez que se muestran prestos a firmar pactos sociales que nos
hacen perder a los trabajadores y trabajadoras, de forma
clara, tantos derechos sociales (aunque puede verse lo que
piensan los más conscientes y comprometidos de CC.OO. en:
http://noennuestronombre2011.blogspot.com/ )Yo
no me presento a las elecciones, ni estoy en ningún partido que se
presenta a las elecciones, ni pido, al escribir este artículo,
el voto para nadie. Éste no es un llamamiento tradicional, en tiempo
de elecciones, a la “unidad de la izquierda” y cosas así. No.
Pero tengo claro que toda la gente que estamos a la izquierda del
PSOE, es decir: la izquierda alternativa que tiene conciencia
anticapitalista, ecologista, feminista, solidaria, alternativa,
democrática, pacifista, antiglobalizadora, trabajadora… toda la
gente que entendemos lo que significa la importante propuesta
ecologista del «decrecimiento» (derechos sociales para
todos y sostenibilidad), toda esta gente tenemos la obligación de
reaccionar ahora tratando de responder a esta nueva «vuelta de
tuerca» de la derecha internacional, despiadadamente capitalista
y anti-ecológica, que quedó denunciada en vídeos (cuyo visionado y
divulgación recomiendo)
como: http://www.youtube.com/watch?v=nqno8H-mjeY.
Debemos hacerlo con nuevos discursos alternativos a este
sistema, nuevas estrategias políticas de coordinación para dar
pie a redes organizativas que sean capaces de movilizar y de llevar a
cabo acciones en la calle de denuncia del desempleo y de los
deshaucios, del atraco de la banca privada a los intereses públicos,
de la participación española en cruentas guerras como las de
Afganistán, etc. En mi ciudad, Jerez (donde hay una situación
social explosiva, con muchas familias deshauciadas, 31.000 parados,
etc., en un contexto regional devastador:
http://www.diariodejerez.es/article/andalucia/663143/quottsunamiquot/la/crisis/arrastra/miles/quejas/hacia/defensor/pueblo.html),
nos hemos reunido ya varias veces para, desde un nuevo Bloque
Alternativo, organizar actividades en la calle para fines de este mes
(http://www.patalata.net/noticia.php?id=3290).Como
pacifista, militante en la «Red Antimilitarista y Noviolenta de
Andalucía», quisiera decir, en estos momentos en que hemos de
reactivar la Esperanza, que nuestra lucha por la Paz, desde la
Noviolencia, continúa adelante (véase:
http://redantimiilitarista.wordpress.com).
Los gastos militares, las guerras, la militarización de la sociedad
(mediante el pensamiento autoritario, la criminalización de la
disidencia, etc.), el mantenimiento de las peligrosas armas de
destrucción masiva, el férreo autoritarismo que esconden nuestras
falsas democracias (en realidad, sistemas financiero-autoritarios que
nos dejan votar cada cuatro años pero que impiden sistemáticamente
que el Parlamento nacional, por ejemplo, haga algo útil en favor del
empleo), etc., toda esta violencia organizada por parte de las
grandes estructuras de poder, este estado de cosas donde no se
permite a la ciudadanía una vida digna y en Paz, todo esto debe ser
cambiado con Indignación y desde la Esperanza.Es
posible hacerlo, como nos recuerda la ilusionante y comprometida
declaración del Foro Social Mundial recientemente celebrado en
Dakar, Senegal:
http://www.quiendebeaquien.org/spip.php?article2071.
La ciudadanía de algunos países árabes nos están dando una
lección magistral de cómo hacerlo. Nosotros aquí también podemos
intentarlo. Ahora. Con justa Indignación, pero también desde la
Esperanza, desde la conciencia política serena y desde lo más
hondo de nuestros corazones, con la alegría nuestra que a los
poderosos más les asusta, pero que nosotros y nosotras sabemos que
hemos de emplear cuando llega el momento de quitarle el poder a
quienes se empeñan en meternos en el callejón de la amargura. Ahora
, con Indignación, desde la Esperanza. Ahora.Cristóbal
Orellana (afiliado de CGT-Jerez y de Noviolencia Ahora -Jerez-)