La Jefatura Superior de Policía de Valencia tardó cuatro días en denunciar la desaparición, el jueves pasado, de más de 20 kilos de cocaína de un alijo de 427 kilos interceptado hace tres semanas en el puerto de la ciudad. La denuncia se presentó el pasado lunes. La droga requisada estaba en el interior de una furgoneta, en un patio interno y vigilado de la Jefatura Superior. Un juez investiga la implicación de policías nacionales en el robo. El jefe superior, Alejandro Valle, declinó comentar el asunto y dijo a este periódico que «no hay nada de que informar».
El jefe superior de policía de Valencia se amparó en el secreto del sumario para rechazar ofrecer explicaciones sobre lo ocurrido. Ayer por la tarde, Valle aseguró a este periódico que no tenía nada que comunicar respecto de la desaparición de más de 20 kilos de cocaína de un alijo de 427 kilos que permanecía en una furgoneta en un aparcamiento interno y vigilado en la sede de la Jefatura Superior de Policía en Valencia.
El Juzgado de Instrucción número nueve de Valencia recibió el pasado lunes una denuncia de la desaparición de la droga. El magistrado decretó secreto de sumario y al cierre de esta edición no se había producido detención alguna. La línea principal de investigación apunta a un robo en el que está implicado un policía nacional. La Audiencia Nacional, que investiga la banda organizada a la que se incautó la sustancia, ordenó ayer que se realizara un nuevo pesaje de la cocaína para saber la que ha desaparecido.
El aparcamiento en el que se encuentra la furgoneta no es subterráneo, está dentro de las dependencias de la Jefatura, tiene acceso directo desde la calle y está habitualmente vigilado por varios agentes. Desde ese patio se accede al interior de las dependencias del edificio. Además de los policías que están in situ vigilando ese aparcamiento, de unos 200 metros cuadrados, también una cámara transmite imágenes a la sala de control. Por tanto, y según fuentes de la investigación, es prácticamente imposible que alguien ajeno a la institución haya podido entrar, manipular y salir. Más aún, por el volumen de droga desaparecida, las mismas fuentes señalan como imposible el traslado sin ser visto en un espacio que no tiene áreas escondidas.
La cocaína llegó a la Jefatura Superior de Policía el 12 de julio, tras una incautación en el puerto de Valencia de un cargamento procedente de Colombia. El 13 de julio, la Jefatura Superior de Policía hizo pública la operación policial, en la que hubo varios detenidos. En la operación participaron agentes de Barcelona.
El procedimiento habitual es que la cocaína fuera llevada al depósito de custodia que existe en el puerto de Valencia 10 ó 12 días después de la aprehensión de la droga. Pero no fue así. El alijo se comunicó al juzgado, que debe autorizar la toma de muestras por parte de los peritos y consignar lo aprehendido hasta que decida si se destruye en el crematorio de salud exterior o no. La droga permaneció más días en las dependencias de la Jefatura Superior de lo que es habitual y sin que la policía comunicara al juzgado su intención de trasladarla al depósito. Fuentes del caso precisaron ayer que incluso si se hubiera querido quemar, Sanidad Exterior tenía las instalaciones disponibles para ello sin espera alguna.
Según fuentes del caso, el juez tomará declaración en calidad de testigo a varios integrantes de la unidad antidroga. Agentes del Cuerpo Nacional con destino en la Jefatura Superior colaboran en la investigación.
Fuente: Fuente : LYDIA GARRIDO / EL PAÍS