La Confederación General del Trabajo (CGT) como organización solidaria, internacionalista y combativa contra todo tipo de desigualdades continúa su denuncia desde hace décadas, contra el avance de la construcción de un estado sionista basado en el exterminio del Pueblo Palestino.

Esto debería ser motivo suficiente para que las autoridades internacionales aseguraran la integridad y seguridad del Pueblo Palestino. Sin embargo, en realidad la comunidad internacional calla y se disputa el pastel económico que les ofrece el Estado de Israel a cambio de apoyar el genocidio contra el Pueblo Palestino.

Esta no es una cuestión religiosa ni antisemita como nos quieren hacer creer para justificar la política del miedo y de la sumisión.

Esto debería ser motivo suficiente para que las autoridades internacionales aseguraran la integridad y seguridad del Pueblo Palestino. Sin embargo, en realidad la comunidad internacional calla y se disputa el pastel económico que les ofrece el Estado de Israel a cambio de apoyar el genocidio contra el Pueblo Palestino.

Esta no es una cuestión religiosa ni antisemita como nos quieren hacer creer para justificar la política del miedo y de la sumisión.

Es una cuestión de justicia, dignidad y resistencia porque son ya más de 72 los años los que Palestina lleva sufriendo el Nakba en el cual fueron usurpadas sus casas, su seguridad y su libertad como pueblo.

La intención israelí de anexar cerca del 30% de la tierra palestina de Cisjordania es una suma más de violaciones de derechos humanos, robo de tierras y agua, asesinato, secuestros, castigos colectivos, etc.

Ahora el escenario es mucho más grave, aún si cabe, ya que la anexión unilateral es capaz de reducir al estado palestino en pequeños fragmentos territoriales desconectados entre sí, aislados del mundo exterior y sin el control de su vida y sus recursos.

Esta anexión es contraria a los principios básicos del derecho internacional. Israel coordina con la Casa Blanca el diseño del mapa con las nuevas delimitaciones, un paso clave que no parece haber concluido.

Aunque las incógnitas son muchas, todos los Estados tienen la obligación internacional de no reconocer como lícita una situación creada por una violación grave del derecho internacional y de no prestar ayuda o asistencia para mantener esa situación.

Es cierto que las advertencias a nivel regional e internacional para que no siga con este polémico proceso continúan, aunque ningún Estado ha amenazado con consecuencias concretas si sigue adelante.

Hasta ahora, la comunidad internacional, pero sobre todo la Unión Europea, ha mantenido un papel timorato, muchas veces vergonzoso, pese a las constantes violaciones de derechos humanos por parte del Estado de Israel.

A Israel solo le importa la opinión de Estados Unidos. Y solo si la opinión de los Estados Unidos cambia se podría retrasar la anexión.

Pero la anexión no es una invención repentina de Trump o Netanyahu. Ha sido la intención de Israel desde que ocupó Cisjordania en 1948, y posiblemente antes, y la administración de Trump simplemente está proporcionando un camino claro, a diferencia de las administraciones estadounidenses anteriores que sostenían la anexión progresiva.

De lo que no hablan ni los gobiernos ni los medios de comunicación es del sitio al que someten a cambio al Pueblo Palestino, de las detenciones arbitrarias, del confinamiento permanente que lleva más de 70 años tratando de exterminar al Pueblo Palestino, ni tampoco de todos los acuerdos económicos con empresas de capital occidental a cambio de su silencio. Tampoco hablarán del intento de criminalizar las campañas internacionales contra el apartheid sionista, como el BDS.

El Estado de Israel viola, una vez más, de forma sistemática los derechos humanos del Pueblo Palestino, y los gobiernos occidentales se benefician de ello porque posteriormente compran la tecnología de control social y el entrenamiento militar israelí para aplicarlo en nuestras vidas.

Desde CGT queremos hacer un llamamiento a la sociedad civil siendo conscientes de la fuerza que podemos ejercer como parte activa en esta lucha y apoyando el boicot al apartheid israelí.

Y uno de los pasos más importantes es parar el tren de CAF en la Jerusalén ocupada. Pretenden la construcción y ampliación de las líneas de tranvía en el casco urbano de Jerusalén cuyo término municipal fue ampliado a otras zonas de Cisjordania y cuya construcción y equipamiento se hace en territorios ocupados palestinos.

Sabemos que en el estamento político nacional e internacional hay complicidad con la ocupación de Palestina y que Israel goza de impunidad y, por eso, sus ataques continuos a los derechos humanos y a la igualdad de los habitantes palestinos. Por eso todas las acciones que se emprendan contra el apartheid israelí sólo contarán con el apoyo de la población solidaria y comprometida con los derechos humanos.

Tenemos voluntad y capacidad de resistencia para ganar esta lucha. Los palestinos e israelíes que buscan una paz justa y con iguales derechos para todos, también la tienen.

La historia ha demostrado que la voluntad y fortaleza del Pueblo Palestino no tiene límites.

La causa palestina nos afecta directamente a todas las personas, es por ello que llamamos a apoyar las actividades que durante estos días están informando y sensibilizando sobre un nuevo genocidio hacia el Pueblo Palestino.

¡Viva la lucha del Pueblo Palestino!

Secretariado Permanente Comité Confederal CGT

 


Fuente: Secretariado Permanente del Comité Confederal de la CGT