Los horrores de la violencia y la tortura y las memorias amargas de las dictaduras latinoamericanas de la segunda mitad del siglo XX son explorados por un grupo de artistas en una exhibición que se inauguró el jueves en el Museo del Barrio, en Nueva York. Bajo el elocuente título de Los desaparecidos, la muestra reúne hasta mediados de junio próximo, el trabajo de 14 artistas vivos de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Guatemala, Uruguay y Venezuela.
La exposición incluye a Marcelo Brodsky, Luis Camnitzer, Arturo Duclos, Juan Manuel Echavarría, Antonio Frasconi, Nicolás Guagnini, Nelson Leirner, Sara Maneiro, Cildo Meireles, Oscar Muñoz, Iván Navarro, Luis González Palma, Ana Tiscornia y Fernando Traverso. A través de diversos medios, principalmente vídeo y fotografía, estos artistas despiertan interrogantes sobre el pasado, presente y futuro de los secuestrados, torturados, asesinados y “desaparecidos” en América Latina bajo las dictaduras militares y de derecha.
Algunos de los artistas que participan en esta exposición trabajaron en la resistencia, otros tenían padres o hermanos que desaparecieron y algunos se vieron forzados a vivir en el exilio durante las dictaduras que se extendieron entre los años 50 y 80. Los artistas más jóvenes nacieron en la era posdictatorial, mientras que otros viven en países aún lisiados por guerras civiles, como Colombia, o donde las desapariciones han ocurrido en el marco de Gobiernos democráticos, como el caso de Venezuela. “Estos artistas luchan contra la amnesia en sus propios países para que semejantes atrocidades no se repitan, y piden a los estadounidenses que cuestionen el papel del Gobierno de EE UU al apoyar regímenes latinoamericanos que estaban asesinando a su propia gente”, dijo el director del Museo, Julián Zugazagoitia.
Colombia y Argentina
El artista colombiano Juan Manuel Echavarría (1947) se vale de la metáfora para explorar las atrocidades cometidas por paramilitares y guerrillas contra los campesinos “atravesados” en sus sangrientas luchas por el control territorial de los corredores de la droga. Su vídeo Dos hermanos muestra a Nacer y Dorismel Hernández cantando composiciones basadas en sus experiencias como sobrevivientes de la masacre de la región colombiana de Magdalena. “A diferencia de otros países latinoamericanos, Colombia aún no ha conocido la verdad de sus desaparecidos. Después de más de 50 años de guerra civil, es apenas ahora cuando se empieza a revelar dónde están las fosas comunes”, dijo Echavarría.
Otro artista colombiano, Óscar Muñoz (1951), presenta una poética vídeo-documentación titulada Proyecto para un monumento, que habla sobre “la dificultad para recordar” a través de la ejecución de una tarea fútil : dibujar con agua sobre una piedra los rostros de los muertos, que desaparecen incesantemente.
El argentino Marcelo Brodsky (1954), que vivió muchos años en España, expone una instalación de fotografía y vídeo que muestra la vida familiar y ratos íntimos de su desaparecido hermano Fernando. Para el artista, esta exposición itinerante, que se muestra por primera vez en Nueva York tras su debut en el North Dakota Museum of Art, es pertinente en el actual contexto político de EE UU. “Es un momento interesante para traer esta exposición a EE UU porque no sólo habla de historia, sino del presente. El tema de los desaparecidos está presente en la ropa naranja [de los prisioneros] de Guantánamo”, dijo Brodsky.
De hecho, la instalación Identidad, realizada por 13 artistas argentinos y compuesta por fotografías de parejas desaparecidas y un espejo en el lugar del hijo que falta, ha resultado tener un impacto inesperado por la comisaria de la exposición, Laurel Reuter.
Fuente: EFE