Nos concentramos en Madrid, ante el Ministerio de Medio Ambiente, para traer el mensaje de que los ríos existen. Parece una perogrullada decir a este Ministerio que en esa naturaleza a la que siempre se quiere explotar un poco más, hay ríos, ríos que generan vida económica y social en los territorios por los que transcurren.
Pero tal como nos están tratando nuestro Gobierno autónomo y la Confederación Hidrográfica del Ebro, desoyéndonos y ninguneándonos, hemos venido desde Aragón a comunicar que los ríos y las Declaraciones de Impacto Ambiental son mucho más que un trazo de rotulador en un mapa o un documento sometido al dictado del poderío.
Pero tal como nos están tratando nuestro Gobierno autónomo y la Confederación Hidrográfica del Ebro, desoyéndonos y ninguneándonos, hemos venido desde Aragón a comunicar que los ríos y las Declaraciones de Impacto Ambiental son mucho más que un trazo de rotulador en un mapa o un documento sometido al dictado del poderío.
Desde La Galliguera, acompañados por representantes de otros ríos, traemos hoy la causa de nuestro río, el Gállego, un río que es la espina dorsal de nuestra historia, de nuestra realidad comarcal, un río que es nuestro futuro como territorio, un río al que, lamentablemente, quieren aniquilar en el pantano de Biscarrués. Desde hace años, el nombre de Biscarrués que denomina a uno de nuestros pueblos, es para nosotros sinónimo de destrucción fluvial, síntesis de codicia e ignorancia y, sobre todo, es el dolor de más de veinte años de lucha contra ese embalse.
Queremos que se valore el empleo que el río Gállego genera en nuestra comarca, el asentamiento poblacional que supone, el digno vivir de nuestro recurso sin cargar nuestro progreso contra otros aragoneses. Queremos hablar en amplios foros, explicar públicamente a los aragoneses demandantes de agua nuestras bien fundadas razones para oponernos a que se construya un pantano de la vieja escuela, una obra obsoleta para nuestros tiempos ¿Ni la crisis significa una reflexión ante este proyecto?
Es hora de que este Ministerio de Medio Ambiente ejerza como tal y no como siervo de intereses que en modo alguno podemos aceptar como derechos con más categoría que los nuestros, que respetamos la naturaleza y lo único que pedimos, es vivir en nuestro territorio, sin amenazar el porvenir de nadie. La sociedad ha de conocer las verdaderas cuentas del regadío, la improductividad de aumentar hectáreas para cultivos que sólo se sostienen con subvenciones. Respetamos al agricultor que vive de su trabajo, pero condenamos a los traficantes de agua. No cabe hablar de promesas ancestrales que los regantes quieren ver cumplidas, sino de antiguas amenazas que nosotros, los de La Galliguera –y, por extensión, los de la Canal de Berdún, los de Mularroya y todos los afectados por presas y trasvases realizados o planificados- en un estado democrático no merecemos seguir soportando.
En este Día Internacional de los Ríos, sumamos nuestra protesta a las de todos los colectivos que hoy, en cualquier lugar del mundo, sufren y denuncian la existencia de pantanos que han supuesto la desgracia y el abandono allí donde se han construido. Por eso simulamos en este desalojo, la escenificación de lo que sucede allí donde cae la maldición de un embalse. No queremos que en la vida real ocurra esto en La Galliguera. No queremos servir de despensa de agua para enriquecimiento de otros. No queremos ser víctimas de ningún trasvase. Porque en el siglo XXI, cuando estas cuestiones deberían estar ya muy superadas, el gobierno del PSOE sigue apostando por trasvasar, por desestimar alternativas, por despilfarrar, por hipotecar el porvenir de los humildes para beneficio de los poderosos.
Por eso hoy, 14 de marzo, ante el Ministerio de Medio Ambiente, gritamos ¡VIVA EL RÍO GÁLLEGO! ¡NO AL PANTANO DE BISCARRUÉS!
Victoria Trigo Bello – Escritora
Para la Coordinadora Biscarrués Mallos de Riglos