A/A de Rojo y Negro digital.
Queridos compañeros : he leído con detenimiento el artículo sobre hetzbollah de “alternative libertaire” del 27 de julio sobre la actual situación en El Líbano. Resulta llamativa la opinión del analista sobre la realidad del país y en especial de la coordinadora chiíta hetzbollah. No tiene desperdicio la satanización de la misma, asumiendo el discurso de la alianza sionista-anglonorteamericana, lo que manifiesta el partidismo de su autor y el revanchismo de su malintencionada exposición.
Arriba los que luchan, una visión círitica de Hezbollah
A/A de Rojo y Negro digital.
Queridos compañeros : he leído con detenimiento el artículo sobre hetzbollah de “alternative libertaire” del 27 de julio sobre la actual situación en El Líbano. Resulta llamativa la opinión del analista sobre la realidad del país y en especial de la coordinadora chiíta hetzbollah. No tiene desperdicio la satanización de la misma, asumiendo el discurso de la alianza sionista-anglonorteamericana, lo que manifiesta el partidismo de su autor y el revanchismo de su malintencionada exposición.
Arriba los que luchan, una visión círitica de Hezbollah
Es clara la filiación sunnita del autor y no estaría de más destacar la explotación marginación y humillación que la población chiíta de El Líbano sufrió de manos de estos y de la población cristiana (maronitas) durante decenios. La explosión demográfica de la población chiíta y la ayuda material y militar (fundamentalmente iraní) es lo que hizo de los chiitas lo que son hoy en día. La comunidad mayoritaria del país y la única que garantiza la independencia de El Líbano.
La postura partidista del artículo, (satanizando a hetzbollah justifica indirectamente la acción de desarme y aniquilación de la milicia chiíta, tal como recomienda la resolución de la ONU poniendo en práctica “las recomendaciones” del estado de Israel y los USA para “pacificar” el país) en un medio como el rojo y negro digital y en nombre de una autodenominada “alternativa comunista libertaria libanesa”, me obliga a manifestar como libertario otro punto de vista sobre el tema. Un punto de vista de un libertario occidental que hace años conoció “algo” de la realidad socio-política de la población libanesa y que plasmé en el año 2005 en la obra “Shia. Herejía y revolución en el Islam” (de la que os envío el prologo de Heleno Saña y el índice). Intentaré ser lo más resumido posible.
No estaría de más destacar lo que ha sido El Líbano desde la creación artificial de este estado en el año 1941, desgajándolo de Siria (al igual que Palestina) y su independencia efectiva en enero de 1944. La creación de este estado tutelado y permanente controlado por tropas occidentales (francesas, británicas, norteamericanas) sirvió en un principio como bastión del capitalismo imperialista en la zona. De hecho El Líbano era denominado la Suiza de oriente medio y nó por el paralelismo geográfico de los dos países. Siria siempre se negó a reconocer el estado libanés considerándolo como una parte de su territorio al igual que la antigua Palestina, donde más adelante se construiría el estado de Israel.
El Líbano se llenó de especuladores y en el país convivían las grandes fortunas del Oriente Medio administradas corruptamente por los maronitas y la élite sunnita. La mayor parte de la población se encontraba en la más absoluta miseria representada por el lumpenproletariado urbano y la población rural que subsistía en un régimen de servidumbre, en su gran mayoría chiitas. Tras la creación del estado de Israel y la guerra de los seis días el éxodo de miles de refugiados palestinos contribuyó a agravar más la situación en El Líbano.
Los chiitas se vieron siempre marginados y olvidados por todas las administraciones del estado libanés. Las inversiones en infraestructuras sociales ( hospitales, escuelas, universidades,etc) eran nulas y las pocas que se realizaban les excluían de sus actuaciones. A su vez la comunidad se encontraba dividida y con una palpable falta de organización. A finales de los años 60 el clero chiita libanes solicitó ayuda a los chiitas iraníes para que les ayudaran a organizarse. En el año 1966 llega desde Nayaf (Irak) el ayatollah Fafdallah de origen libanés que desde el año 1935 se encontraba en la ciudad iraquí estudiando teología. Fafdallah comenzaría a organizar a la población chiíta para que esta tomara conciencia de sus situación. El ayatollah acabaría siendo el máximo líder espiritual de la comunidad. En el año 1967 sería enviado desde Qum el ayatollah Musa Sadr, el auténtico organizador de los chiitas libaneses. En el año 1969 se crea el Consejo Supremo de los chiitas del Líbano y en el año 1974 la organización Amal (esperanza). En el año 1975 comienza la primera guerra civil en El Líbano fomentada por Israel que volcó su ayuda material y militar en los maronitas, encuadrados militarmente en las denominadas falanges libanesas (creadas a imagen y semejanza de la falange fascista española), contando con la complacencia de los países colonialistas. Siria daría su apoyo a la comunidad chiita encuadrada en esos días en la organización Amal.
En el año 1978 se produce la primera invasión del país por el ejército israelí. En agosto del mismo año el ayatollah Musa Sadr que se encontraba haciendo una gira por distintos países árabes para recaudar ayuda y fondos para los refugiados palestinos y la población libanesa, “desaparece” en la Libia del coronel Gadhafi. En el año 1979 tras el triunfo de la revolución islámica en Irán la ayuda iraní comenzó a llegar de una manera fluida gestionándose de una manera eficaz. Se organizan cooperativas, se construyen escuela y hospitales y por primera vez la comunidad advierte que sus organizaciones se preocupan por los más necesitados. En la actualidad el 75% de las ofertas de empleo en El Líbano se gestionan directamente por los sindicatos de la comunidad chiíta.
El carisma que han adquirido sus líderes no se debe al populismo de sus discursos sino a la gestión práctica y con escasas corruptelas de los medios de que disponen. Por primera vez en la historia de la comunidad chiita en El Líbano esta toma conciencia de su potencial y deja de comportarse con el complejo de inferioridad con que lo estuvo haciendo históricamente. Las élites de las comunidades sunnita y maronita son desplazadas y advierten que el “status quo” de privilegio que detentaban ha pasado a la historia.
Los chiitas se autoorganizaron al margen del estado libanés que nunca había hecho nada por ellos. Crearon sus propias estructuras administrativas, económicas y militares que, con sus defectos, garantizaban unos servicios mínimos de asistencia y supervivencia a la comunidad. Con su resistencia y coraje consiguieron derrotar al ejército israelita, el más potente de la zona, en el año 2000, obligándole a abandonar el país que habían vuelto a ocupar en el año 1982. El costo en vidas humanas, sobre todo civiles, en esos 8 años de ocupación superó los 20.000 muertos. Algo que reconocen hasta los gobiernos de la monarquías sunnitas más retrógradas (y críticas con los chiitas a los que consideran herejes) de los países árabes (Kuwait y Arabia Saudí).
Si El Líbano existe como país independiente es gracias a hetzbollah aunque a algunos libaneses les cueste reconocerlo. Desarmar a hetzbollah supone desarmar al pueblo y entrar en una repetición de conflictos civiles que la historia ya ha conocido. Apostar por el desarme de hetzbollah supone apoyar las tesis del imperialismo anglo-norteamericano y su punta de lanza sionista, algo que las minorías maronita y sunnita, que representan al gran capital, a los terratenientes y las oligarquías libanesas (perfectamente representadas en la llamada corriente del 14 de marzo) no se atrevieron a hacer tras la expulsión de los invasores israelitas, gracias a las acciones de guerrilla del brazo armado de la comunidad chiita libanesa (resistencia islámica). Al contrario, el agradecimiento y reconocimiento de su resistencia y sacrificio fue admitido por todas las comunidades libanesas (maronitas, sunitas y drusos). Tras la retirada de las tropas sirias en el año 2005 ante las amenazas del ejército de la globalización (los USA, Gran Bretaña) de invadir el país si no lo hacían, lo que antes era admiración y reconocimiento en todo el mundo árabe ha pasado a ser demonizado y señalado como obstáculo para la pacificación de El Líbano.
La corriente Al Badi Al Chououii Al taharruri (¿comunista libertaria ?) desconocida entre la mayoría de la población libanesa, de la que desconozco sus principios tácticas y finalidades, parece encuadrarse en ese “nuevo” movimiento revolucionario del 14 de marzo, minoritario entre la población. Movimiento dirigido principalmente por las clases medias-altas y altas de la población. (comerciantes, especuladores, grandes empresarios y demás privilegiados) lugar en el que jamás se encontrarían encuadrados los comunistas libertarios. Resulta fantasioso por parte del autor del artículo hacer creer a la opinión pública que lo que el denomina “movimiento del 14 de marzo” representa un nuevo “movimiento relativamente revolucionario”. Desconozco lo que esta corriente libertaria libanesa entiende por “relativamente revolucionario”, pero el sentido común me dice que este movimiento no tiene nada de revolucionario y que la unión de clases, etnias e intereses en El Líbano ha sido históricamente imposible. El autor del artículo no pierde el tiempo para defenestrar la otra gran manifestación, bastante más numerosa que la del 14 de marzo, a la que según él asistieron los corruptos y los nostálgicos del pasado negro libanés, los que expulsaron a las tropas israelíes de su país, El Líbano.
No pretendo hacer en absoluto un panegírico del movimiento chiita libanés, mi formación libertaria no me permite caminar por esos derroteros, aunque siempre estaré más cerca de los que son explotados y oprimidos por los poderosos. Si el islamismo militante es la ideología que la comunidad chiita libanesa ha escogido para no quedar excluida y marginada de la historia, por no decir eliminada, es algo que les afecta a ellos y están en su perfecto derecho, por los datos que tenemos esa decisión la han asumido libremente. Satanizar desde El Líbano esta decisión como hacen los creadores de opinión al servicio de las oligarquías de turno (maronita o sunnita) es comprensible ya que se les acaba el chollo, pero los que lo hacen desde occidente en nombre de la “democracia” o la supremacía de los valores occidentales, aún a costa de la muerte de miles de inocentes la destrucción de un país y el exterminio de una comunidad solo pueden merecer nuestro más absoluto desprecio.
La emancipación de los pueblos será obra de ellos mismos y si nó no será
Juan J. Alcalde
Afiliado a la Sección Sindical de la CGT-MEH