COMUNICADO A ENTIDADES Y COMPAÑEROS/AS MEMORIALISTAS.

Desde hace bastante tiempo (más de 10 años) RMHSA (CGT-A) comenzó a realizar gestiones oficiales para que en el lugar que ocupó el campo de concentración de Heliópolis (tambien Prisión Habilitada) se hiciera algún tipo de actuación (memorial, monumento, huella, placa recordatorio, señal informativa, etc.) como Homenaje y Reconocimiento a los cientos de presos políticos que “redimieron pena por el trabajo”, o sea, trabajos forzados, construyendo un desagüe general en la zona sur de Sevilla (Heliópolis, Avda de la Palmera, etc..).

Tras mantener una reunión, el pasado día 5 de julio (con anterioridad se había celebrado otra en octubre de 2011), con miembros del actual equipo de gobierno de Sevilla (PP), donde se le trasladó una petición para que AUTORIZARAN la instalación, en dicho lugar, de un pequeño monumento. En ningún momento significaría la petición de subvenciones ni ningún tipo de desembolso económico para el Ayuntamiento, pues todos los gastos correrían por parte de RMHSA de CGT-A.

Tras mantener una reunión, el pasado día 5 de julio (con anterioridad se había celebrado otra en octubre de 2011), con miembros del actual equipo de gobierno de Sevilla (PP), donde se le trasladó una petición para que AUTORIZARAN la instalación, en dicho lugar, de un pequeño monumento. En ningún momento significaría la petición de subvenciones ni ningún tipo de desembolso económico para el Ayuntamiento, pues todos los gastos correrían por parte de RMHSA de CGT-A.

También se solicitó en 2011, a la Oficina del Comisario de la Memoria Historica de la Junta de Andalucía, y se volvió a ratificar la petición en 2013, en este caso a la Dirección General de la Memoria Democratica, para que ese mismo espacio fuera denominado como “Lugar de la Memoria”, junto con otros tantos campos de concentración de Sevilla, pero también de Andalucía.

En ambos casos (Ayuntamiento y Junta de Andalucía) estamos a la espera de respuestas.

El próximo jueves día 5 de Septiembre a partir de las 20 horas haremos una visita al lugar donde queremos que se instale dicho monumento. Intentaremos, con el apoyo de algunos compañeros historiadores e investigadores, explicar todo lo relacionado con dicho campo de concentración e incluso de los “otros” que se instalaron en la provincia de Sevilla (3 en Dos Hermanas, 1 en La Algaba, 1 en Guillena, 1 en La Rinconada, 1 en Sanlucar la Mayor, 1 El Ronquillo). Al margen de estos existieron otros muchos lugares calificados como “depósito” de presos o lugares que albergaban a Batallones de Trabajadores (Alcalá de Guadaira, Utrera, La Isla, Alcalá del Río, Villanueva del Río y Minas, Lora del Río, La Turquilla entre Osuna y Ecija, Casariche, …

No queremos hacer una CONCENTRACION multitudinaria al uso, queremos hablar y escuchar, tomar un refresco y, si tenemos suerte, contar con la presencia de algún amigo y/o amiga que cante un par de canciones sobre el tema que allí nos reúne.

Aquellas personas, entidades, asociaciones u organizaciones que quiere apoyar este encuentro nos pueden enviar un correo comunicandonoslo a:

memoriahistorica@cgtandalucia.org

MEDIOS DE COMUNICACION

http://youtu.be/xaYdekM7fiA

Aquí había un campo de concentración

Piden al Ayuntamiento que honre a los esclavos del franquismo que construyeron el gran desagüe municipal de Heliópolis y que señale el lugar, en el nuevo parque del Guadaira.

El Mundo. Sevilla. / Eduardo del Campo/ 4/08/2013

No queda ni rastro. Ni materiales, ni apenas recuerdos, tragados por el olvido, el tiempo y la desmemoria voluntaria. Pero aquí, donde ahora los trabajadores construyen bajo el sol de agosto el nuevo parque sobre el antiguo cauce del río Guadaira, junto a las casas señoriales de Heliópolis, aquí, junto a la carretera portuaria de Las Razas (Ante La Raza, en singular) y la gran nave, al otro lado de la calzada, de la constructora Acciona, aquí, casi a la sombra del puente del Centenario y muy cerca de la dársena del Puerto Este de Sevilla, estuvo desde 1938 hasta 1941 un campo de concentración de prisioneros políticos, esclavos del franquismo.

En otros países donde honran a sus víctimas y a sus héroes habría desde hace tiempo algo que los recordase, pero no aquí: han pasado 75 años desde la apertura del Campo de Concentración de Prisioneros de Helió-polis, o también conocido como campo de concentración del Colector, pero no hay ninguna señal, en una ciudad tan llena de placas dedicadas a sus más o menos ilustres, que recuerde al menos que en este paisaje vivieron los hombres que construyeron como trabajadores forzados el gran desagüe municipal de Heliópolis.

No será porque nadie lo haya pedido: el sindicato CGT lleva desde 2002 pidiendo que se señale esta zona como lugar de memoria y la ciudad rinda homenaje a los que trabajaron como esclavos para ella, como recuerda el coordinador de su grupo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía. Los gobernantes anteriores del PSOE, IU y PA, no atendieron su petición, y ahora el colectivo ha vuelto a intentarlo con el ejecutivo actual del PP del alcalde Juan Ignacio Zoido para ver si esta vez, 75 años después, se hace justicia. Por la sencilla razón de que «el campo de concentración de El Colector lo promovió el Ayuntamiento».

La gran alcantarilla, de entre 4 y 5 kilómetros de largo y unos tres me-tros de diámetro, que resolvió el problema higiénico del desagüe de los ricos barrios de Heliópolis y La Palmera, era una obra municipal. Esclavos políticos que sirvieron con su sudor a Sevilla y en particular a la zona burguesa construida para la Exposición de 1929. La obra la adjudicó el gobierno franquista durante la guerra civil a la empresa constructora, luego integrada en la actual Acciona, cuya nave se alza en el entorno donde estuvo el lager ahora borrado del mapa.

Es un buen momento para saldar aunque sea simbólicamente esta deuda, porque frente a donde estuvo el campo, junto a las obras del colector, se está construyendo el nuevo parque municipal sobre en antiguo cauce del río Guadaira, en terrenos cedidos por la Confedera-ción Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). Ese espacio público sería el lugar idóneo por su visibilidad ciudadana. Sólo se pide permiso Munici-pal para colocar allí, pagándolo el colectivo memorialista, una inscrip-ción junto a un pequeño monumento (cuya maqueta ya han diseñado) que representaría un fragmento de colector a escala reducida). Hace un año y medio hablaron con el portavoz municipal del PP y presidente del partido en Sevilla, Juan Bueno y que ante la falta de respuesta han vuelto a la carga reuniéndose el pasado día 5 de julio con el delegado municipal del Distrito de La Palmera. El delegado municipal propuso crear una comisión negociadora con el Puerto y la CHG, algo que la asociación considera innecesario. «Que no estamos pidiendo un millón de euros que cada parte tenga que poner su parte!», exclama. El presidente de la Autoridad Portuaria de Sevilla, Manuel Fernández (y éste así lo confirma luego a este diario) apoya la iniciativa, por la parte que le toca al Puerto por ser suyos los terrenos que ocupó el campo.

Los historiadores del colectivo tienen los planos del campo, que datan de 1937, anteriores a la norma de 1938 que reguló el trabajo forzado. Firmaron su creación el general Gonzalo Queipo de Llano; el presidente de la Diputación, Joaquín Benjumea Burín; el alcalde de Sevilla, Ramón de Carranza, excusando su asistencia por enfermedad el gobernador, Pedro Parias González.

Sin embargo, no han encontrado fotos ni testimonios directos, por lo que están pidiendo con carteles a los vecinos de Heliópolis su colaboración por si pueden aportar más datos y documentos. Esa información ayudaría a confirmar y ampliar relatos imprecisos, como que por falta de obreros para hacer la obra las autoridades autorizaron a la adjudicataria Entrecanales y Tavora a reclutar a mano de obra entre los presos de la cárcel de Ranilla. El campo de concentración, a partir de lo averiguado por los historiadores, albergaba a 250 presos, más cien miembros del personal entre vigilantes o cocineros. Allí fueron a parar los prisioneros del campo de clasificación que había en Sanlucar la Mayor cuando este cerró, muchos de ellos catalanes y valencianos.

Entre esos esclavos de la gran tubería de aguas sucias, según ha llegado a sus oídos pero no han podido corroborar, estaba un anarquista sevillano que era también un famoso capataz de pasos, al que habrían salvado del fusilamiento sus hermanos de cofradía. «Cuando llegaba la Semana Santa, lo dejaban salir para que llevara los pasos. Pero no sabemos más».

Los ‘presos esclavos’ de un campo de concentración franquista de Sevilla siguen olvidados

El franquismo habilitó un campo de concentración en Heliópolis donde trabajaron más de 250 prisioneros para construir un colector que ’saneó y corrigió graves defectos de 1929’ en la zona.

Los campos de concentración son sin lugar a dudas uno de los símbolos de la represión franquista. En ellos, hasta medio millón de prisioneros -según recogen algunos estudios- realizaban trabajos forzados. Trabajos que, en muchas ocasiones, eran el menos malo de los escenarios para los reos ante la masificación que sufrían las cárceles y en las que proliferaban enfermedades y muertes.

Campos de concentración en Sevilla

En el caso concreto de Sevilla, fueron casi una decena los espacios convertidos en campos de concentración y trabajo. Muchos de ellos no reconocidos como tales y enmascarados en colonias penitenciarias o campamentos de presos, terminologías que enfrentan a historiadores en cuanto a la catalogación de estas áreas. Cecilio Gordillo, coordinador de este grupo, recuerda la dificultad que han tenido para elaborar un listado de estos espacios, “ya que muchos estaban ocultos con otros nombres”.

Campo de “El Colector”

Entre todos, hubo uno en la zona de Heliópolis, denominado “el Colector”, que desde el primer momento fue considerado y calificado como un campo de concentración. Los primeros planos de este campamento datan del 7 de julio de 1937, días antes de que se cumpliera el primer aniversario del comienzo de la Guerra Civil, y curiosamente con un par de años de antelación a que se aprobaran los primeros reglamentos que recogían la existencia y adecuación de estos espacios. Un hecho que dejaba clara las intenciones de los golpistas, toda vez que comenzaron a atrincherar a los prisioneros en el interior de las cárceles. “Hay quien dice que no era más que una prueba para ver cómo funcionaba el sistema”, señala Gordillo.

250 prisioneros

Con capacidad para unos 250 prisioneros -aunque finalmente llegó a acoger a casi el doble de ellos- su adecuación se debió a una actuación de urgencia por parte del ayuntamiento, ubicándolo en el terraplén de la margen izquierda de la Corta de Tablada, en la extensión del antiguo cauce del río Guadaíra.

Petición al Ayuntamiento de Sevilla

Una vez más, y van cinco desde 2002, el Grupo de Trabajo “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de CGT.A se ha dirigido al Ayuntamiento de Sevilla mediante escrito presentado en el Registro y dirigido al Alcalde, solicitando los permisos necesarios para la instalación de un monolito o similar en este lugar, pero en ningún momento se hace petición expresa de apoyo o subvención económica.

Uso de presos políticos

En el escrito hace mención a los trabajos de investigación y de actuación social de este Grupo “en todo lo relacionado con los campos de concentración y del uso de presos políticos ’sometidos al régimen de regeneración por el trabajo’ o mejor definidos como mano de obra esclava desde 1937 hasta finales de los años cincuenta, por parte de la dictadura tanto para la realización de trabajos al Estado (administraciones e instituciones: Ministerios, Diputaciones, Ayuntamientos, Instituciones Penitenciarias, Confederaciones Hidrográficas, etc…) como la cesión a entidades (Iglesia) y el alquiler a decenas de empresas privadas de todos los sectores productivos. Esta situación la sufrieron miles de presos en nuestra ciudad”.

El Ayuntamiento como promotor de un campo de concentración

En el escrito se afirma que “también el Ayuntamiento de Sevilla fue beneficiario de estas prácticas `usando´ a este tipo de presos en su propio beneficio, con el objetivo de resolver un grave problema de salubridad en esa zona de Sevilla. Concretamente la memoria del proyecto manifestaba que ’los trabajos a realizar consistían en la construcción indispensable de un colector de alcantarillado para la desviación del vertido al Guadalquivir’ y en cierta forma complementar ‘las costosísimas obras ya ejecutadas por el Estado, denominadas Plan de Obras de Mejora del Puerto de Sevilla, entre las que se comprende su habilitación como dársena y la desviación del curso del río’”.

Tres autorizaciones que no subvenciones

Se extiende en algunos detalles de interés como que el campo de concentración “El Colector” también denominado “Prisión habilitada de Heliópolis”, fue promovido y costeado por el Ayuntamiento a través de un impuesto especial (alcohol), y su aprobación el 7 de Julio de 1937,en plena guerra, da una idea, tanto de la urgencia como de la influencia política de los vecinos de esta nueva zona de la ciudad. Construido para unos 250 presos (los necesarios para la realización de la obra) y 100 guardias, acogió en un momento dado, a más de novecientos presos sobre todo tras el cierre del Campo de Sanlúcar la Mayor… El campo estaba ubicado a ‘pie de tajo’, en unos terrenos cedidos por la Junta de Obras del Puerto en el antiguo cauce del río Guadaira, margen izquierda de la Corta de Tablada (hoy Avenida de Las Razas, frente al Parque del Guadaira)”.

Los firmantes dan idea de la importancia del campo

En la firma del acuerdo para la puesta en marcha de este campo de concentración estaban Gonzalo Queipo de Llano, General jefe del ejército del Sur, Joaquín Benjumea Burín, Presidente de la Diputación, Ramón de Carranza Gómez, Alcalde de Sevilla, y algún que otro técnico (Jesús Iribas) especialista en este asunto de la construcción de campos de concentración. Excusó su asistencia por enfermedad, Pedro Parias González, Gobernador Civil.

Tres autorizaciones que no subvenciones

En varias ocasiones el Grupo de Trabajo ha intentado conseguir del Ayuntamiento algún tipo de actuación (construcción de una maqueta. Rafael Carmona. PA 2002), (señalización PSOE e IULVCA, 2004 y 2008) y por último (Juan Bueno. PP. 2011) sin ningún tipo de respuesta. Considera que 73 años después, la ciudad necesita recuperar para la memoria colectiva un espacio vital de nuestra historia reciente y dada la próxima finalización de las obras del Parque de El Guadaira, y siendo este el mejor de los lugares posibles para la instalación, dada su cercanía al lugar que ocupó dicho campo de concentración (no más de cien metros), una señalización con unos datos mínimos de lo que ese lugar ocurrió en un pasado reciente. Lo que se intenta conseguir son las autorizaciones pertinentes para instalar la señalización adecuada, cargando con el trabajo y los costes de dicha instalación por cuenta del propio Grupo de Trabajo “Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía” de CGT.A y así “liberar” a ese Ayuntamiento de este gasto.

http://www.elplural.com/2013/06/12/…

El colector de la represión

El franquismo habilitó un campo de concentración en Heliópolis donde trabajaron más de 250 prisioneros.

El Correo de Andalucía/ Mario Daza, 04/09/2011

Los campos de concentración son sin lugar a dudas uno de los símbolos de la represión franquista. En ellos, hasta medio millón de prisioneros -según recogen algunos estudios- realizaban trabajos forzados. Trabajos que, en muchas ocasiones, eran el menos malo de los escenarios para los reos ante la masificación que sufrían las cárceles y en las que proliferaban enfermedades y muertes. Espacios que ahora el grupo de trabajo “RMHSA” de CGT.A pretende señalizar de modo que los ciudadanos sean conscientes de un modo objetivo de cuál fue la función de estos campamentos y qué actividad realizaron los presos durante los años que estuvieron en ellos.

En el caso concreto de Sevilla, fueron casi una decena los espacios convertidos en campos de concentración y trabajo.

Muchos de ellos no reconocidos como tales y enmascarados en colonias penitenciarias o campamentos de presos, terminologías que enfrentan a historiadores en cuanto a la catalogación de estas áreas. Cecilio Gordillo, coordinador de este grupo, recuerda la dificultad que han tenido para elaborar un listado de estos espacios, «ya que muchos estaban ocultos con otros nombres».

Entre todos, hubo uno en la zona de Heliópolis, denominado el colector, que desde el primer momento fue considerado y calificado como un campo de concentración. Los primeros planos de este campamento datan del 7 de julio de 1937, días antes de que se cumpliera el primer aniversario del comienzo de la Guerra Civil, y curiosamente con un par de años de antelación a que se aprobaran los primeros reglamentos que recogían la existencia y adecuación de estos espacios. Un hecho que dejaba clara las intenciones de los golpistas, toda vez que comenzaron a atrincherar a los prisioneros en el interior de las cárceles. «Hay quien dice que no era más que una prueba para ver cóLugares de la Memoria en busca de su reconocimiento.mo funcionaba el sistema», señala Gordillo.

Con capacidad para unos 250 prisioneros -aunque finalmente llegó a acoger a casi el doble de ellos- su adecuación se debió a una actuación de urgencia por parte del Ayuntamiento, ubicándolo en el terraplén de la margen izquierda de la Corta de Tablada, en la extensión del antiguo cauce del río Guadaíra. Así lo recoge el acta de constitución de la comisión que se encargó de gestionar los trabajos, y entre los que se encontraban el general jefe del Ejército Sur, Gonzalo Queipo de Llano, o el propio alcalde la ciudad, Ramón de Carranza. En el documento se recoge el interés del general por la «construcción indispensable de un colector de alcantarillado para la desviación del vertido al Guadalquivir».

Y es que en la zona sur de la ciudad, urbanizada durante la reciente celebración de la Exposición Iberoamericana de 1929, la evacuación de los residuos había acabado por convertirse en un problema de salubridad para los vecinos. Hasta ese momento, los vertidos se arrojaban a la Dársena del Guadalquivir poniendo en jaque, tal y como recoge el propio acta de constitución, «las costosísimas obras ya ejecutadas por el Estado, denominadas Plan de Obras de Mejora del Puerto de Sevilla, entre las que se comprende su habilitación como dársena y la desviación del curso del río».

De este modo, el Ayuntamiento encargó a la empresa Entrecanales y Távora la adecuación de un canal que llevara los vertidos que estaban afectando a la zona más urbana del río hasta más allá de la exclusa. No era poca cosa. Se trataba de una distancia de entre 4 o 5 kilómetros, nada fácil de adecuar a través de la construcción de una gran tubería, pero la importancia de acometer estos trabajos era tal que hasta pasó desapercibido el hecho de que la Guerra Civil estuviera aún en pleno desarrollo. Este hecho dificultó bastante su ejecución, ya que la empresa no contaba con los trabajadores necesarios para acometerla. Fue entonces cuando los golpistas propusieron la idea de adecuar este campo en el que se agolparon 250 presos encargados de la obra.

El campamento levantado en la zona junto al río constaba de cuatro barracones, en una disposición muy similar a la que posteriormente adoptaron en los campos de concentración del nazismo, un hecho al que contribuyó que Franco estuviera apoyado por varios asesores alemanes vinculados al régimen. El primero de ellos estaba destinado al personal de oficiales, clases y tropa encargada de la vigilancia del campo, oficinas y enfermería; otro con los dormitorios de los 250 prisioneros encargados de la ejecución de las obras del colector; un tercero en el que se ubicaban los comedores de jefes y reos, la cocina y la siempre inexorable capilla. El cuarto y último albergaba varios departamentos menores en los que se daba cabida a los aseos, lavaderos, garaje y almacenes. Todo dispuesto en forma de rectángulo, que permitía formaciones para revistas del personal y su esparcimiento en las horas de descanso.

Uno de los aspectos más singulares de la adecuación de este campamento, que marca buena parte de su desarrollo, se basa en que se procedió a su construcción en pleno desarrollo de la Guerra Civil. Este hecho condicionó, entre otros aspectos, la precaria situación económica con la que hubo que hacer frente a los trabajos. Con todo, y a pesar de esta limitación, el presupuesto que manejó la Administración ascendió a 180.814,93 pesetas. Una cifra nada desdeñable para aquella época que obligó a recortar gastos como la sustitución de la teja árabe, que en un principio se programó para el techado de las naves y que finalmente hubo de ser sustituida por otra de bayunco, una especie de vegetal.

El aspecto económico preocupaba en demasía. No obstante, y ya con la guerra avanzada, los terratenientes que habían apoyado con sus bienes el alzamiento comenzaban a exigir su devolución. Era necesario hacer caja y una obra así podría reportar una buena cantidad a las maltrechas arcas. Y es que los empresarios que realizaban estas tareas no lo hacían ni mucho menos de forma altruista. Los reos sí, o en todo caso recibían una mínima retribución que dependía de variables tan dispares como si habían contraído matrimonio por la Iglesia o de si sus hijos estaban bautizados. La gran parte de la cantidad que se exigía a la empresa que los contrataba quedaba en manos del Gobierno. «Si cobraban unas 12,5 pesetas, diez de ellas iban directamente a las arcas; del resto, dos se cobraban en concepto de manutención. Al prisionero le quedaban 50 céntimos, o al menos eso decían», explicaba Gordillo.

Lo cierto es que 75 años después, la ciudad espera recuperar para la memoria un espacio en el que el franquismo enmascaró su represión a la ciudadanía en la construcción de una infraestructura de gran relevancia social. Heliópolis y la belleza de sus edificaciones de la Exposición del 29, guardaba junto a él, el colector de la represión del régimen a la libertad de sus ciudadanos.

Lugares de la Memoria en busca de su reconocimiento.

El objetivo del grupo pasa por la señalización de espacios como lugares para la memoria. La normativa aprobada por la Junta respalda su iniciativa pero se topa ahora con el modo en el que estos espacios se marcaran. El texto aprobado no hace referencia a ello y deja en manos de los ayuntamientos la última palabra. Cecilio Gordillo, refirió que ha solicitado al Consistorio hispalense un encuentro en el que delimitar como llevarlo a la práctica.

En concreto la Junta de Andalucía aprobó la creación de una comisión que deberá definir los espacios vinculados a la Guerra Civil entre el 17 de Julio de 1936 –un día antes del alzamiento- y el 20 de diciembre de 1978, fecha en la que se fija el fin de la dictadura tras la aprobación de la Constitución Española. Gordillo recordó que su objetivo es adecuar una placa, “estilo a las vallas publicitarias”, en la que se recoja el nombre del lugar, fecha en la fue escenario de la actividad represiva y una leve explicación que permita a los ciudadanos conocer la historia desde un punto de vista objetivo.

Un campamento de concentración al lado del rio.

La vista área ofrece al detalle la zona concreta en la que su ubicó el espacio en el que realizaban sus trabajos los más de 250 prisioneros del régimen. Su labor pasaba por desviar los vertidos de la dársena hasta más allá de la exclusa.

El hogar de los presos, a detalle.

El campamento se alzaba sobre un amplio patio central que rodeaban cuatro naves. Los barracones estaban formados por unos entramados de madera y teja árabe; las paredes constituidas por tabiques de ladrillos encalados y el pavimento de tendido continúo de hormigón. Estos últimos elementos permitían una perfecta limpieza de los pabellones. El coste total de la obra fue de algo más de 180.000 pesetas, una cantidad nada desdeñable para la época, en pleno desarrollo de la guerra civil

Hoy día, solo queda el recuerdo de lo que fue.

El terreno que ocupara el campo de concentración, perteneciente a la empresa Entrecanales y Távora, lo ocupan actualmente unas dependencias de Acciona, aunque su extensión ha variado poco desde la guerra civil.

CONVOCAN: Grupo de Trabajo «Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucia» (RMHSA. CGT-A) Federación Provincial de Sevilla CGT

APOYAN / COLABORAN: Entidades: ARMH de Coria del Río (ASREMEHCO) Asociación de hijos y nietos del exilio republicano. Asociación Dignidad y Memoria de Marchena (DIME)

Personas: Salustiano Gutiérrez Baena. Profesor de Secundaria. CCSS. Benalup-Casas Viejas (Cádiz). Francisco J. González Tornero, Historiador. Cerro de Andevalo (Huelva). Andrés Sorel. Escritor. Madrid. Carmen C. Jiménez Aguilera, Historiadora, Écija (Sevilla). Francisco Crespín Gómez. San Adrian de Besos. (Barcelona). Sonia Subirats Silvestre, Pedagoga, Barcelona Juan Miguel Baquero Zurita, Periodista, Coria del Río (Sevilla). Juan Luis Verdier Mayoral, Enfermero, Chiclana de la Frontera (Cádiz) Isabel Canto Fornell,Formadora,Chiclana de la Frontera (Cádiz). Rosa Regás. Escritora. Palafrugell, Girona. Nicolás González Varela, Editor, Ensayista y Traductor, Las Cabezas de San Juan (Sevilla). Francisco Vélez Nieto. Escritor. Sevilla. Juan Miguel Batalloso. Camas (Sevilla) Marta Libertad Montesinos Fernández, Periodista. Valencia.

Texto extraído: http://cgtandalucia.org/Conocer-senalizar-el-campo-de


Fuente: CGT- Andalucía