El tribunal decidió castigar con 14 años de prisión a Corogeanu, con ocho años a la madre superiora y con cinco años a cada una de las tres monjas del monasterio cristiano ortodoxo Santísima Trinidad de Tanacu (noreste) que participaron en este rito, según la agencia Rompres.
Los cinco condenados, que sostenían que la víctima estaba poseída por el diablo, la encadenaron a una cruz improvisada en el porche de la iglesia, donde estuvo amarrada una semana sin recibir alimentos ni agua.
La joven fallecida, que había recibido con anterioridad el diagnostico de esquizofrenia, murió víctima de sus propios compañeros de monasterio por la deshidratación, la inanición y los malos tratos que recibió durante su cautiverio.
Acusados primero de «homicidio sumamente grave», los inculpados fueron juzgados al final por «privación de libertad que condujo a la muerte de la víctima».
El sacerdote y las monjas han sido expulsados de la Iglesia Ortodoxa Rumana.
Fuente: BUCAREST (Efe)