Hace unos días ha fallecido un trabajador de GLOVO en Barcelona, atropellado por un camión mientras realizaba su trabajo.CGT se ha concentrado esta mañana frente a la empresa Glovo para protestar por esta muerte y las precarias condiciones de trabajo que llevan a estas situaciones, protesta que ha tenido lugar de 12:00 a 13:00 horas.
El pasado sábado, un joven migrante de 22 años, trabajador de la empresa Glovo, murió en accidente laboral en Barcelona. Una nueva víctima de la desprotección y la precariedad laboral que se suma a las estadísticas que año a año arrojan una cifra de más de 600 asesinatos patronales. Desde aquí queremos mandar nuestras condolencias y solidaridad a su familia y compañeras.
El pasado sábado, un joven migrante de 22 años, trabajador de la empresa Glovo, murió en accidente laboral en Barcelona. Una nueva víctima de la desprotección y la precariedad laboral que se suma a las estadísticas que año a año arrojan una cifra de más de 600 asesinatos patronales. Desde aquí queremos mandar nuestras condolencias y solidaridad a su familia y compañeras.
A muy pocas nos extraña lo sucedido. Glovo se presenta a si misma como una «empresa emprendedora» con un modelo de «mensajería colaborativa» que se basa en «conectar» clientes con comercios de la ciudad a través de «mensajeros independientes» que se encargan de hacer el recado de forma «personalizada y flexible». Traducimos: Glovo (y por extensión Deliveroo y otras empresas de reparto a domicilio) es una empresa que utiliza a falsos autónomos como repartidores para ahorrarse anualmente 100 millones de euros en cotizaciones en la Seguridad Social, con una media de 4.000 euros en salarios y 6.000 en cotizaciones por cada uno de sus trabajadores. Unas cifras que se prevé que se triplicarán en 2020.
Pero como desgraciadamente hemos visto, para que este tipo de empresas pueda embolsarse estos márgenes de beneficios, quienes se dejan la salud, los derechos y la vida son sus trabajadores. Según la empresa son autónomos por lo que no tienen derecho a vacaciones, ni a prestaciones ni a pensiones. Además, la empresa no tiene la obligación de dar formación en prevención de riesgos laborales, ni de revisar el equipo de trabajo, ni de dar material de protección, ni de someter a los trabajadores a reconocimientos médicos. A esto se suma la imposibilidad de organizarse en secciones sindicales y luchar por los derechos que como trabajadores los pertenecen, una situación de la que se aprovecha muy conscientemente la patronal para precarizar las ya de por sí precarias condiciones laborales. La justicia poco a poco nos va dando la razón y ya hay 5 sentencias que han fallado que este tipo de plataformas utilizan la figura de los falsos autónomos, ya que los trabajadores dependen de la aplicación para encontrar encargos, no tienen margen de negociación o no pueden elegir nuestros horarios porque dependen de un sistema de puntuación que los penaliza si no aceptan encargos.
Que el compañero fallecido sea migrante no es un dato que debemos dejar pasar de lado. Una gran parte de los riders sonmigrantes «sin papeles» que alquilan cuentas a otros repartidores para poder trabajar y sobrevivir, lo que significa que tienen una situación de desprotección y precariedad mucho mayor. No es casualidad que haya sido este hecho a lo que se han agarrado desde la empresa de forma miserable para echar balones fuera y transformar lo que es su responsabilidad en caridad cristiana. Tras un comunicado aséptico donde la empresa se molestó mucho en elegir bien las palabras para calificar lo sucedido de accidente de tráfico, ha vuelto a la carga con otro comunicado donde afirma que el joven no era su trabajador, pero que aún así cubrirá todos los gastos como si lo fuera. Hay que ser muy miserable para mentir y responsabilizar al trabajador muerto, como si esto, en caso de ser cierto, les eximiera de su responsabilidad de controlar quiénes son sus colaboradores y como si les eximiera del hecho de estar aprovechándose de ellos.
Mientras todo esto sucede, hace apenas una semana, la patronal de la «mensajería colaborativa» lloraba porque en España hay una falta de «inseguridad jurídica y de persecución» a estos nuevos modelos de negocio y, según ellos, necesitan flexibilizar el empleo. No buscan otra cosa que poner la normativa laboral a su servicio para cada vez explotarnos más y más, mientras sus beneficios no paran de crecer.
Pero no lo vamos a permitir. Cada vez somos más las trabajadoras que nos organizamos contra sus abusos y que no permitimos que jueguen con nuestro pan y nuestra vida como lo están haciendo.
Esta no es solo una lucha de riders, es una lucha que nos concierne a toda la clase trabajadora: por solidaridad y porque nuestros derechos y condiciones laborales y de vida dependen de cada batalla.
Por eso, además de pediros vuestra solidaridad e implicación, también os animamos a hacer un consumo más responsable y pensar en las implicaciones que nuestras compras en el día a día tienen en las condiciones laborales aquí y en países de la llamada «periferia». Practiquemos un consumo más responsable, mientras luchamos día a día por acabar con el sistema capitalista.
Organicémonos, porque nos quieren solas, aisladas e indefensas para que no plantemos cara y no protestemos.
Nos vemos en las luchas y en las calles.
Fotos: Alejandro Romera
Fuente: CGT-Valladolid