Desde CEAS-Sahara queremos expresar nuestra más absoluta indignación ante las declaraciones hechas por el Presidente del Gobierno, el Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, después de la Reunión de Alto Nivel - RAN - celebrada entre los Gobiernos de España y Marruecos.

Desde CEAS-Sahara queremos expresar nuestra más absoluta indignación ante las
declaraciones hechas por el Presidente del Gobierno, el Sr. José Luis Rodríguez
Zapatero, después de la Reunión de Alto Nivel – RAN – celebrada entre los Gobiernos
de España y Marruecos.

Tales declaraciones, que no ayudan en la búsqueda de una solución pacífica,
envalentonan y dan alas al Gobierno de Marruecos para continuar en su posición
intransigente, ocupando por la fuerza un territorio que no le pertenece, sin atender
las Resoluciones de la Naciones Unidas y violando los más elementales Derechos
Humanos de la población civil saharaui.

El Gobierno presidido por usted, en lugar de acordarse de sus posiciones de
principio respecto al derecho del pueblo saharaui a la libre determinación, y
recordarle a Marruecos sus compromisos respecto a dicho principio y pedirle que
cumpla lo que había firmado y aceptado al final de muchas y largas negociaciones
anteriores, se olvida del principio de la descolonización y acoge con “interés” la
tesis marroquí.

España, al igual que Marruecos, no puede decidir el destino de un territorio que no
le pertenece y menos todavía en contra de la voluntad del pueblo soberano de ese
territorio y en abierta violación de la legalidad internacional. España debe, en
todo caso, limitarse a apoyar cualquier decisión que tome el pueblo saharaui sobre
su futuro y sobre el futuro del Territorio. Es una posición de mínimos que está
justificada por una sencilla referencia a las resoluciones de la ONU.

Cuando Usted llegó al Gobierno declaró que “En seis meses esperaba poder ver
resuelto el conflicto del Sáhara” ; hoy, cinco años después, sus aportaciones no han
contribuido a acercar una posible solución : ¡¡¡SON MÁS DE LO MISMO !!! Falsas
soluciones, atajos o engaños, que no respetan la legalidad internacional ni un
principio básico y fundamental : el Derecho a la Autodeterminación de un Pueblo, en
un proceso de descolonización inconcluso.

Decir que “… la experiencia autonómica española es una muy buena experiencia”, como
si pudiese ser un ejemplo aplicable para solucionar este conflicto, es o desconocer
todo sobre el mismo, o tener la intención de “vender gato por liebre”. La
Autodeterminación -sabemos que al Presidente no le gusta oír esa palabra- de un
territorio considerado en las Naciones Unidas como “Territorio no Autónomo”,
sometido a un proceso de descolonización, no tiene nada que ver con una
configuración territorial determinada dentro de un Estado constituido como el caso
del Estado español.

Es lo mismo que si en el caso de Gibraltar, una potencia extranjera expresara su
apoyo a una solución que legitimara de antemano el carácter británico del Peñón, a
cambio de una propuesta de autonomía para su población en el marco de la soberanía
británica.

Habla el Presidente de “…un acuerdo entre las partes, en el que hay que tener la
capacidad de ceder posiciones (…)”, y nos preguntamos en qué más quiere el
Presidente que ceda el Pueblo saharaui, cuando firmó ya hace 18 años un “Alto el
fuego” y un Plan de Arreglo para la realización de un Referéndum en el Sáhara
Occidental, y lleva confiando todos estos años en que la Comunidad internacional, y
España en particular, se involucren en su realización. Mientras, Marruecos machaca
todos los días a la población saharaui.

No queremos finalizar, Sr. Presidente, sin recordarle que el conflicto del Sáhara es
considerado para muchos españoles como un conflicto interno, en el que cada día
asumimos la responsabilidad que el Gobierno de España no asume, y entendemos que su
política respecto del Sáhara Occidental, puede ser de consecuencias imprevisibles
para nuestra seguridad y nuestros intereses. Hoy, mañana y siempre que sea
necesario, nos opondremos a que nuestro País siga dando la espalda a esta causa y
que se limite a obsequiar una ayuda humanitaria, mientras se ofrece a Marruecos
apoyo político, diplomático y militar, así como financiero, que le permite y
auspicia seguir violando la legalidad internacional y los derechos humanos en el
Sáhara Occidental.


Fuente: CEAS