El turbio asunto de las contrataciones del SACyL, destapado a raíz de la “dimisión” del Gerente de Salud de las Áreas de Valladolid Sr. Antona, resulta, a nuestro juicio, la punta del iceberg de un affaire de tráfico de influencias con afán de lucro, cuando no un ilícito, grave por ocultación de bien patrimonial, antiguo y enquistado en la Sanidad Pública, en el que de ninguna manera el Sr. Antona estaría solo.
En este caso el telón se ha levantado por mor de algunos tramoyistas societarios de ciertas empresas sanitarias, clínicas y hospitales privados, cuyos intereses económicos se han visto últimamente dañados, debido a la derivación de intervenciones quirúrgicas y otras pruebas diagnósticas de enfermos del SACyL, autorizadas por el máximo mandatario del SACyL en Valladolid, Sr. Antona, a otros Centros privados que le son de “mayor confianza”.
La entrega, por parte del máximo responsable de Sanidad en esta Comunidad, de cierta documentación relacionada con el caso a la Fiscalía, puede resultar ser una coartada o intento de justificar la pureza de la gestión del dimitido o dimisionario Sr. Antona. De ser así resultaría cuando menos extemporánea y no eximiría de responsabilidad a quienes nombraron y mantuvieron en el cargo al Sr. Antona.
¿Cuánto tiempo ha transcurrido desde el comienzo del trapicheo o tráfico de influencias a éste y otros niveles de responsabilidad, en la Sanidad Pública ?, el asunto no es de ayer y de ello es máximo responsable por acción u omisión el Consejero de Sanidad de Castilla y León.
Ahora, aprovechando la ocasión que la competencia entre las florecientes Clínicas y Hospitales Privados (que sustentan en un elevado % su razón de ser y estar con los enfermos derivados desde la Sanidad Pública) ha brindado al mencionado Consejero, éste sin ningún tapujo o artificio administrativo debe aclarar ciertos asuntos turbios relacionados con lo que puede suponer cuando menos una gestión “indecorosa” relacionada con la adquisición de materiales, maquinaria, útiles y herramientas, obras y contratos de mantenimiento, evitando la libre concurrencia, privilegio éste reservado a los Directores Gerentes de cada Centro de Gestión y de los intermediarios que aconsejan y apoyan su compra y utilización, quines participan en la “mordida”, lo que repercute en el incremento del coste y del gasto, y por ende en la calidad del material utilizado en la asistencia Sanitaria.
Lo malo del asunto es que todo el mundo de por hecho que los cargos públicos y políticos están en la Administración “para forrarse” y más a más.
Lo peor es que nadie pueda desmentir o invertir esta creencia, con lo que resulta de aplicación el criterio de que “quien calla otorga”.
En calidad de usuarios de la Sanidad, desde la Sección Sindical de la CGT-Sanidad de Valladolid, exigimos : Una Fiscalización permanente de la utilización de fondos públicos y sobre todo, un control exhaustivo de la actuación de quienes ahora y en virtud al fraccionamiento y falta de respeto a la Ley de Contratos del Estado, se consideran exentos de cualquier clase de responsabilidad.
Fdº : Julián González García.
Responsable de la C.G.T.-Sanidad en Valladolid.
Fuente: Julián González García./Sindicato de Sanidad de CGT Valladolid