En la mañana del 25 de julio en la casa de Mario Castillo (Marcelo Liberato Salinas) y su padre, Gonzalo Castillo, fue detectado en uno de los respiraderos a la entrada de la casa, una bolsita de nylon de alrededor de 6 gramos, amarrada con un cordón de henequén que contenía un polvo blanco que parecía ser cocaína o heroína. La casa funciona como sede del Taller Libertario Alfredo López y de la biblioteca del Observatorio Crítico.

El padre de Mario esperó la llegada de su hijo para consultar con él dicho asunto. Mario arribó a su casa la mañana del 26 proveniente de la casa de su novia embarazada. Conversó con su padre lo sucedido y luego se dirigió a encontrarse y consultar con varios compañeros del Observatorio Crítico. El OC preparaba ese día un conversatorio sobre las asambleas de barrio del movimiento 15M en España, a propósito de la visita de un compañero de una asamblea madrileña. Allí decidieron que Mario debía denunciar el hecho ante la policía local junto al compa Rogelio Moreno.

El padre de Mario esperó la llegada de su hijo para consultar con él dicho asunto. Mario arribó a su casa la mañana del 26 proveniente de la casa de su novia embarazada. Conversó con su padre lo sucedido y luego se dirigió a encontrarse y consultar con varios compañeros del Observatorio Crítico. El OC preparaba ese día un conversatorio sobre las asambleas de barrio del movimiento 15M en España, a propósito de la visita de un compañero de una asamblea madrileña. Allí decidieron que Mario debía denunciar el hecho ante la policía local junto al compa Rogelio Moreno.

Hecha la primera denuncia en el puesto de policía del barrio Los Pocitos, donde se ubica la casa, Mario y su padre esperaron alrededor de 1 hora la patrulla que debía conducirlos a la 6ta estación de policía del municipio Marianao. Allí fueron atendidos por el investigador criminalístico, sargento Ramón Manso Sánchez, quien en un primer momento consideró que el polvo era detergente. La insistencia de Gonzalo Castillo y de Mario Castillo de que fuera analizado el material con seriedad, hizo que el investigador avisara a un perito químico que se personó en la oficina media hora después.

El perito químico dictaminó que era cocaína o heroína en un estado de pureza poco habitual en las calles habaneras. El investigador criminalístico Manso Sánchez levantó un acta de los hechos y un acta de ocupación de objetos en la cual no señaló qué tipo de droga fue ocupada y tampoco que Gonzalo Castillo y Mario Castillo fueron los que presentaron la denuncia y entregaron el material.

Al preguntar el por qué de esta forma de recoger la información se les respondió que era la forma de hacerlo, y que un laboratorio central dictaminaría oficialmente qué sustancia contenía el nylon entregado. Posteriormente se les entregó copia del acta de ocupación de objetos y se les indicó que se fueran a su casa y que esperaran en unas horas la visita de dos investigadores criminalistas que tomaron fotos del lugar.

Quede esta reseña como un registro de hechos que requieren una vigilancia crítica por tod@s l@s compañer@s y las más ágiles expresiones de solidaridad que puedan servir para hacerle frente a acciones punitivas contra compañer@s que llevan a cabo un activismo social anticapitalista autónomo que no contiene figura jurídica delictiva, pero que es percibido como desafecto a la normalidad social que ha instaurado el Estado cubano.

Por otro lado, el hecho pudiera ser indicio de un cambio de proceder en las formas de acoso a quienes integran nuestra Red, que tienda a involucrarlos con hechos delictivos totalmente ajenos para desacreditar el prestigio de nuestro colectivo y neutralizar su presencia en varios ámbitos. Si todo esto fuera no más que vanas especulaciones, pues que sean útiles al menos para estar alertas ante pequeños hechos que pueden tener consecuencias lamentables.

http://www.fondation-besnard.org/article.php3?id_article=1610