Noche de media luz en la selva de Chiapas. Los “Alas de Águila” desplazaban sombras como el viento a la ceniza por angosturas de tallos en ramas, malas hierbas, sí. Sus tendones como espectros, duros de tajar.
Con las intenciones cuajadas en el entrecejo, se detuvieron frente a un cobertizo de mimbres resoplando como caballos. De cabellos desgreñados, una chiquilla se hizo pis al verlos, y sus aguas en torrente trazaron el camino hacia la puerta. Se llevaron a su padre. Con el pecho en tierra, a corazón abierto. A su madre… Otro torrente y un fósforo dieron relumbrón a la hazaña. Febril la cabaña, hacía estremecerse al fuego, que tiritaba de calor, mientras, quienes subían al cielo, creían dejar el infierno, « que Dios os compre el alma », así les dijo el Diablo. Las fogatas se fundían en abrazos por toda la comarca. El éxodo, sin aguardar al alba. Centenares de desplazados a Tierra yerma, por probar la manzana de la insurgencia, que no es otra cosa que pedir alimento, dignidad y respeto.
El Gobierno mexicano, en convivencia con las transnacionales del “ecoturismo” y los “biocombustibles” que quieren ocupar aquellas tierras, planea, está documentado y timbrado, crear un escenario que posibilite la intervención del ejército federal, matar un pájaro de dos tiros, siendo los paramilitares como avanzadilla la puya del picador que saque el trapío donde no quepan luego aclaraciones a la comunidad internacional.
Cuando el EZLN se alzó para exigir justicia y libertad, se comprometió y cumplió, no llevar a cabo ningún tipo de ofensiva contra el gobierno federal, estatal o municipal. Sin embargo, las provocaciones y hostigamientos han sido numerosos y vanos. Si bien la connotación pueda resultar fantástica, los hechos son reales, la razzia institucional se está intensificando hasta límites ilimitados. Políticos, hagan algo ; su posición de privilegio sobre el común de los mortales les obliga. Aunque, como en la casi totalidad de sus acciones, sólo sea por maquillar las malas notas que les otorgan las y los ciudadanos en los sondeos y aunque ya de ustedes poco o nada esperemos.
Colectivo Malatextos – Txema Berro