La Europa ilustrada es un lobo con piel de cordero que, cada cinco años, consiente a la ciudadanía ejercer su derecho a voto para elegir a los políticos más díscolos de cada partido y bautizarlos como altos funcionarios burócratas.
En Europa se pierde lo local frente a lo global, no importa el signo del grupo, social-demócratas o conservadores, mismos perros con distinto collar, que dictan terribles tratados y directivas dictados por el lobo lobby : Lisboa, Bolkestein, directiva de la vergüenza para las/los inmigrantes, 65 horas,… de grandes titulares y mucha letra pequeña, siendo tal su dominio legislativo-policial, que son harto rígidas las limitaciones para hacerlos frente hasta de la manera más pacífica.
En la Europa del Camaleón se contradicen prácticas liberales y proteccionistas, amaño con maña en parabién de los intereses de las grandes cadenas alimenticias, mientras el sector primario de cada estado se pelea a cara de perro con el vecino para recibir subvenciones de supervivencia al límite, todo ello perfectamente calibrado para que no desaparezca esa producción.
En la Europa de los buitres se arrojan dotaciones a los sindicatos aborregados para que callen, se rescata la industria del motor que habría que parar, se reactiva el consumo insostenible que aplauden con las orejas esas ovejas de la CEN, se agasaja a la banca para que siga especulándonos por detrás.
En la Europa de los perros sumisos, la clase trabajadora, que sueña ser como ellos, sigue votando a corruptos descubiertos y fascistas como Berlusconi, defensores de Camps, gente guapa que será acogida en buena unción, no como Picio que se la dieron con caña de lo asustado que estaba el cura.
El voto para Europa en la urna caerá de nuevo en saco roto. Tan roto, que incluso han querido ilegalizar opciones distintas que con toda seguridad resultarían extremadamente minoritarias en un arco parlamentario que ronda los ochocientos, compuesto principalmente por la socialdemocracia y la democracia cristiana. Así, si de verdad queremos botarlos de una vez, la mejor demostración debe ser una huelga general en todo el continente, porque nos sobran contenidos, sirva esta micro-fábula para ilustrarlo :
“En la granja de Ramón había tres potrillos, dos terneros y un lechón. Como todas las mañanas, al canto del gallo Blasco, Ramón les llevaba su ración de pasto. Todos apreciaban su generosidad, y en particular el cerdito Evaristo, que decía al embuchar : « Uhmmm… pienso, luego existo ». Pensemos primero, pues el pienso es migaja”
Fuente: Colectivo Malatextos (Pepe Romero).