Hasta harta de hachís la doce, te recita el once de memoria, así es nuestra alienación, nacionalistas fronterizos berreando por la tele el día de la celebración, berreando a trompicones con vocabulario de niño chico imposible de entender, cabeza tras cabeza que se sucede y marea mi cabeza, agitación motriz como de pollos sin cabeza.
Nacionalistas fronterizos los de la doce, cuya estirpe es la del Trece, Alfonso Rey de los bastardos, antecesor biológico y no genealógico de tantos españoles que sueñan con su tamagotchi-pulpo ya a la venta, adivinando los catorce sin cantarles nadie las cuarenta. La legión de Andresitos y Andresitas que calculo vendrán de signo Piscis, vendrán y no tendrán su cheque-bebé, pero sí el futuro incierto del fin de la social-democracia que precede la era de Acuario, donde el pulpo es el rey, el azar la salvación.
Me da coraje el trabajo que cuesta movilizar a la sociedad para llevar a cabo una Huelga General que fracasa más otra que también fracasará, mientras, de forma espontánea, salen millones en torrente a la calle para festejar el triunfo de esta panda de vagos que en los 90 minutos sólo se les ve correr cuando celebran el gol.
Así pues, la próxima eurovisión, porque estamos que nos salimos Manolo, pues con Goles son amores, serás el campeón. Así es el síndrome del pingüino, querida muchachada, pájaro bobo lo llaman, porque asiste plantado al apaleamiento de su hermano mientras espera impasible su turno a pecho palomo, como el niño chico a los chuches.
Colectivo Malatextos – Goio Gonzalez Barandalla