Artículo publicado en Rojo y Negro nº 385 de enero
Durante el encuentro de la Red Sindical en Brasil tuvimos la oportunidad de conocer a Claudio Bravo, un chileno que acompañaba a representantes del Movimiento Internacional de Trabajadores (MIT). Venía en calidad de ex-preso político para contarnos su vivencia y hacer eco de lo que estaba ocurriendo en su país natal.
Chile sufrió una serie de movilizaciones masivas de diferentes grupos políticos, sociales, trabajadores e individuales desde el 18 octubre de 2019 hasta marzo del año siguiente. Este evento fue conocido como el “Estallido Social” que eclosionó con la subida del transporte público. Detrás estaba el malestar social debido a la pésima situación económica llevada por las doctrinas del neoliberalismo económico, la lucha contra las desigualdades estructurales chilenas y por la necesidad de una auténtica ruptura con las estructuras de la dictadura de Pinochet con el añadido de la continua violación de los Derechos Humanos. Estas protestas instantáneas reclamaban mejores medidas sociales, salarios acordes a la vida, servicios públicos, pensiones, etc. Sin embargo desde el Estado se llevó una campaña sistemática para criminalizar estas protestas.
Nuestro protagonista se encuentra en este panorama y que, un día como el 3 de marzo de 2020, tras volver de una manifestación con sus compañeros Patricio Alvarado, Jorge Hernández y Jordano Santander arrojaron una serie de objetos a un cuartel de la policía. Al día siguiente nuestros protagonistas iban en su auto, quien conducía era Jordano Santander, de repente una furgoneta blanca sin matrículas ni ninguna otra identificación comenzó a perseguirles, envestirles y disparar armas de fuego, hasta que cesó… más adelante del camino sin asfaltar, se encontraba la policía para proceder a su detención, sin acusación ni cargos. Fueron llevados a la cárcel, en prisión preventiva, donde fueron golpeados e interrogados. Según la acusación posterior, estos sujetos fueron al Juzgado y a la Comisaría de San Antonio y dispararon armas de fuego con balines contra los edificios, vehículos y el personal y que en el momento de su detención huyeron y fueron perseguidos por ese “vehículo blanco” y que el policía que conducía se salvó de ser atropellado.
Desde el Gobierno se atacó a estos jóvenes, nunca se les reconoció su condición de presos políticos porque según dijo el presidente Piñera: “en Chile nadie está preso por lo que piensa”. Hubo una campaña sistemática para criminalizar las protestas y a los manifestantes: Claudio, Patricio, Jorge y Jordano estuvieron más de un año en prisión, Jordano además fue encausado por “ánimo homicida” alegando que intentó atropellar al policía (es decir que reconocían que el vehículo blanco era la policía) y le pedían 5 años de prisión.
El juicio tenía grandes lagunas de los hechos, la farsa policial se desmontaba por momentos, pero los cuatro jóvenes continúan en prisión a pesar de que los propios testimonios policiales se contradecían. No se ha recibido aún respuesta ni peritaje de lo sucedido, sobre todo de las torturas: las fotos fueron tomadas antes y todos los funcionarios que participaron en la farsa fueron cómplices de las torturas.
Una amnistía brindada por el actual presidente Gabriel Boric permitió salir de la cárcel a Jordano Santander, el más perjudicado y a quien tanto la Justicia como la clase política de la derecha tomó como ejemplo de lo que pasa a quienes se rebelan contra el poder político constituido y su clase dominante. Claudio, Patricio y Jorge luego del juicio y después de más de un año de prisión cumpliendo con el plazo de lo que fueron condenados con causa “Daños a la propiedad pública”.
Hoy Claudio se encuentra trabajando de forma independiente como instalador eléctrico y marcado por los antecedentes (sus documentos se encuentran con la anotación de condena judicial), en Chile existe un veto a la hora de conseguir trabajo regular. Participa en actividades sociales dentro de la comunidad donde reside y en actividades de connotación política y dando a conocer su experiencia de cómo se criminaliza, reprime, coarta a quienes se rebelan contra el sistema social. Sus demás compañeros también se encuentran en una misma situación, trabajando, pero con antecedentes judiciales lo que complica a la hora de hacer postulaciones a trabajos regulares.
Unas últimas palabras de nuestro amigo Claudio son para el estado actual de Chile que se encuentra en procesos de plebiscitos, tratando de cambiar la Constitución creada en dictadura que aún prevalece y que ya lleva dos intentos fallidos de conseguir una nueva Carta Magna. El primer proceso de plebiscito para cambio de Constitución fue algo pactado como una salida de los partidos políticos a la crisis del mencionado 18 de octubre del 2019, el segundo intento, recientemente rechazado, provenía de la derecha. El 15 de noviembre de 2019, en una reunión de representantes de partidos políticos, se firma un “Acuerdo por la Paz” y desde ahí se viene gestando la cocina política con propuestas que no vienen a solucionar las reales necesidades de los chilenos, la lucha actual se centra en reconocer que la clase política no va de la mano con los trabajadores, no reconoce las necesidades de las personas y solo perpetúa el modelo neoliberal, el extractivismo de recursos, el empobrecimiento, la pérdida del desarrollo y continúa quitando la voz a los trabajadores.
Alberto García Lerma
Fuente: Rojo y Negro