Cientos de saharauis y activistas por los derechos humanos en el Sáhara se concentraron el viernes frente al Ministerio de Asuntos Exteriores en Madrid para protestar contra el muro de la vergüenza y exigir la libertad y autodeterminación para un pueblo ocupado y condenado al exilio desde hace más de tres décadas y denunciar la venta de armas y las relaciones comerciales que España mantiene con Marruecos sobre unos recursos que no le pertenecen.
Durante la concentración se escucharon las consignas de siempre a favor de la indepencia y victoria del Frente Polisario y el pueblo Saharaui, contra la responsabilidad del Gobierno de España al abondanar a este pueblo y vender armas al los asesinos a cambio de pescar en aguas del Sáhara Occidental.
El pasado día 10 de Abril una mina amputaba una pierna a Brahim, un joven Saharaui de 16 años, mientras participaba en la columna 09, una marcha que por segundo año consecutivo ha reunido a más de 2000 personas entre españoles, Saharauis y otras nacionalidades frente al muro construido por Marruecos en los años 80 para defenderse de los ataques del Frente Polisario. Durante esta manifestación, un numeroso grupo de jóvenes armados tan solo con hondas y piedras cortaron el alambre de espino y se acercaron hasta donde se encuentran los militares marroquies en una intifida en solidaridad con los hermanos de la zona ocupada que sufren torturas y violaciones por el régimen alauita desde 1975 cuando se produjo la llamada marcha verde.
Según nos comentan compañeras del Colectivo Ezkharit, que tambien atravesaron la zona de seguridad, el ambiente era muy combativo por la rabia de décadas condenados al exilio y silencio, y aunque eran conscientes del peligro, la fuerza de la protesta les condujo a acercarse al muro sin darle más importancia que al hecho del sufrimiento de los que hacen la intifada en los territorios ocupados, o los que viven en el exilio. Tras la explosión y evacuación de los heridos y lejos de cesar en su empeño, los jóvenes saharauis alzaron su voz y sus hondas con mayor fuerza si cabe para recordar que su lucha continúa.
El muro de más de 2500 kilómetros de longitud está plagado de minas antipersonas, en un intento de proteger las riquezas de pesca, gas y fosfatos, y en las que España participa con contratos comerciales en un expolio ilegítimo de unos recursos que no pertecen a ninguno de los dos paises, y que fueron conquistados mediante la fuerza militar. Tras el muro, más de 150000 militares esperan, mientras que en las zonas liberadas y los campamentos de refugiados los jóvenes y los que no lo son no olvidan su tierra, y la difícil situación que viven hace que muchas voces se alcen contra la paz firmada en los años 90 ante el incumplimiento de las resoluciones de las ONU y la complicidad internacional.
Fuente: Mario Chacón. Fotos : José Alfonso/IsoPress