En estos últimos años hemos visto cosas que fuera de aquí nadie creería: presidentes octogenarios que parecían venir de más allá de Orión, hablando de tomavistas mientras colocaban a todos sus sobrinos; presidentes que decían “no abandonaremos Buñuel hasta que los nuevos platós de Prado del Rey estén construidos”; gánsteres que nos querían cambiar de sede mientras se llevaban todo nuestro trabajo a sus propias empresas; chulos de bolera que nos ponían como presidentes después de haber colapsado el INEM tras el paso por sus anteriores empresas; directivos externos con sueldos astronómicos que desaparecían en el espacio exterior tras haber logrado hacernos cada vez más insignificantes.

Hasta hemos comprobado cómo se puede colocar la primera piedra de una obra y tener que esperar meses hasta que se coloque la segunda.

Hemos visto a sindicalistas felices, firmando las condiciones de sus propios despidos mientras se quitaban de en medio a buena parte de la plantilla, dejando áreas enteras en cuadro y teniendo que contratar a otra gente para que hiciera el mismo trabajo, por mucho menos salario.

Hasta hemos comprobado cómo se puede colocar la primera piedra de una obra y tener que esperar meses hasta que se coloque la segunda.

Hemos visto a sindicalistas felices, firmando las condiciones de sus propios despidos mientras se quitaban de en medio a buena parte de la plantilla, dejando áreas enteras en cuadro y teniendo que contratar a otra gente para que hiciera el mismo trabajo, por mucho menos salario.

También hemos visto cómo nos invadían redacciones paralelas de todos los colores – siempre al servicio del gobierno de turno- mientras los sindicatos cambiaban de color según la tonalidad dominante: cómo los “rojos” se convertían en amarillos cuando predominaba el granate; cómo, cuando predominaba el celeste, otros eran los que tornábanse amarillos mientras los rojos volvían a ser rojos… pero que muy rojos. Para que flipemos en colores.

Por ver, hasta hemos visto sindicalistas transformarse en directivos, y a alguno que otro que saboteaba a silbatazo limpio los directos de radio y televisión convertirse en Director de La 2.

Hemos visto cómo nos multiplicábamos hasta llegar a convertirnos en la segunda fuerza sindical más votada en Madrid, y nos extendíamos por otros territorios y aumentábamos nuestra afiliación… síntomas de un deseo cada vez más general de cambiar nuestro país del que nuestra plantilla no deja de ser una muestra más.

Han sido 300 hojas publicadas, elaboradas de manera colectiva y (más o menos) amistosa, donde a veces no importaba que un párrafo contradijese al siguiente si todo el que había participado en su elaboración quedaba satisfecho.

Hemos tenido momentos difíciles, hemos tenido que superar contradicciones y debates internos que amenazaban ser interminables, pero no hemos dejado de ser una organización sin jefaturas, sin comités ejecutivos internos o externos: una organización de iguales donde no entras como cliente que paga una cuota sino como partícipe de algo colectivo, en la que te puedes implicar en la medida de tus motivaciones o de tus posibilidades de tiempo.

Y así seguiremos otras trescientas hojas más… porque los replicantes vamos en aumento. No nos harán desaparecer fácilmente.

¡¡¡ATENCIÓN HOJA CON REGALO!!!

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JAS, EL RECORTABLE: http://cgtrtve.org/files/jas_recortable_definitivo_v2.jpg

http://www.cgtrtve.org/300-hojas-tocando-las-narices


Fuente: CGT-RTVE