La CGT juzga como decepcionantes e insuficientes las medidas contempladas en el preacuerdo entre la administración educativa extremeña y las organizaciones sindicales CCOO, UGT, CSIF, ANPE y PIDE.
Para CGT estamos ante un acuerdo que nace de un debate unilateral, centralizado y dirigido, reducido a ciertos interlocutores privilegiados y sin correspondencia con un debate real en los centros. Aún saludando el logro puntual de alguna mejora, como la reducción de jornada a los mayores de 55, las medidas en su conjunto resultan superficiales, insuficientes y condenadas al fracaso que pretenden evitar por improductivas. A la postre, este acuerdo por cuatro largos años sella también el vasallaje de los sindicatos mayoritarios a las políticas institucionales de la Administración Autonómica en materia educativa y anula la escasa capacidad reivindicativa que pudiera quedarles.
En el preacuerdo el fracaso escolar sólo es evaluado con criterios puramente cuantitativos ligados a la promoción/no promoción del alumno. Este enfoque es erróneo. Si se pretende abordar el fracaso educativo hay que ir hasta la raíz y transformar la orientación del propio modelo de enseñanza. Detrás del fracaso escolar se esconde el fracaso de todo un sistema educativo y social. Algo mucho más grave. Con este preacuerdo toda la responsabilidad en el afrontamiento del problema del fracaso se hace recaer artificialmente en las espaldas del profesorado y su solución se vincula a una mayor implicación del profesor en la tarea educativa. Este planteamiento simplista nos parece incluso ofensivo para el mayoritario colectivo de docentes comprometidos íntima y diariamente con su trabajo.
Se considera especialmente inaceptable ligar los incrementos retributivos a un incremento de la productividad, de la jornada laboral, y de la dedicación del profesor a través del aumento de clases complementarias y de refuerzo, programas de innovación, horas extra o medidas similares. Estamos convencidos de que este enfoque no resolverá el problema del fracaso, degradará aún más la calidad del trabajo del profesor, al alumno conflictivo no le servirán estas recetas e introduce peligrosos criterios de productividad empresarial en la enseñanza pública. Si son precisas más horas de trabajo, que se amplíen las plantillas. Para CGT no es aceptable un sistema de incentivos, complementos y gratificaciones, por lo demás discriminatorio, que obedece a la lógica neoliberal de resultados cuantitativos inmediatos, mayor productividad y beneficio a menor coste ; una lógica que sistemáticamente lesiona las condiciones laborales de los trabajadores y que resulta insultante para quien día a día se entrega a la tarea de educar.
Decepcionante es también el incremento retributivo, muy por debajo de las expectativas del profesorado y que no llega a cubrir la brecha salarial con otras comunidades autónomas. La implicación del profesorado no tiene precio y no entendemos que pueda comerciarse con ella ; aún menos entendemos que el precio de salida sea tan bajo : 150 euros mensuales en cuatro años.
El preacuerdo, en la línea de la LOE, plantea un tratamiento meramente cuantitativo y productivista de los objetivos educativos y del fracaso escolar ; promociona un modelo de intervención educativa burocrático y tecnicista, lo que explica la desconexión entre objetivos y medidas para su consecución. En nada cambiará la realidad educativa una montaña de planes, protocolos, sistemas, cartas de buenos propósitos, o programas diseñados tras un despacho que prescindan del componente humano, social y físico de la interacción educativa. Para CGT este acuerdo, frente a lo que la letra dice, profundiza en una desacertada burocratización de proceso educativo y consolida la pérdida de autonomía y de democracia interna de los centros, cada vez más reducida e intervenida por la administración.
En lo relativo a medidas para fomentar la convivencia y abordar los conflictos rechazamos la imparable generalización del tratamiento represivo y coercitivo en la educación, al tiempo que llamamos al sentido común. Un sistema violento, discriminador y represivo genera más violencia, discriminación y rechazo en el alumno. No podemos aceptar que se fuerce al profesorado a asumir una labor cada vez más policial, basada en la prohibición, la vigilancia y el castigo. Denunciamos de plano este enfoque porque supone asumir el fracaso de la labor educativa.
Frente a la triunfalista apuesta por las TIC, alertamos también, con sobrado fundamento, de las graves deficiencias y disfunciones del modelo extremeño de informatización de aula, que adolece de serios problemas técnicos, infrautilización de los recursos, insuficiencia en la formación del profesorado, y carencias de contenidos curriculares. Dudamos de que la mera gratificación pueda paliar estos problemas.
Desde la CGT nos sorprendemos y lamentamos que con tan pobre contrapartida la Administración haya conseguido acabar con cualquier tipo de voz crítica dentro del sindicalismo institucional de la enseñanza extremeña. No debe resultar extraño pensar, en estas circunstancias, que el beneficio no lo reciban los profesionales de la enseñanza ni los educandos, como nos parece obvio, sino las propias organizaciones firmantes en forma de financiación pública de sus propias maquinarias sindicales.
Conscientes de que no cabe en este tema instalarse en la mera crítica, la Sección Sindical de enseñanza de CGT-Cáceres ha constituido para lo que resta de curso un grupo abierto de trabajo, con sesiones mensuales de coordinación, para elaborar alternativas y estrategias viables con las que afrontar el fracaso educativo en nuestras aulas desde una perspectiva social y libertaria. Las propuestas se articularán sobre los siguientes ejes :
Para nosotros aún queda mucho por debatir.
Cáceres, 25. febrero, 2006
Sección Sindical de Enseñanza CGT-Cáceres
Fuente: Sección Sindical de Enseñanza CGT-Cáceres