El crecimiento exponencial de los contagios y el cierre perimetral de muchas localidades debería mover a la Consejería de Educación a revisar y reforzar los protocolos COVID de los centros educativos ubicados en zonas de máximo riesgo.

Ante el avance imparable de las tasas de infección de COVID-19, la Junta de Andalucía ha aprobado por decreto de 15 de enero un endurecimiento de las medidas restrictivas en todos los ámbitos de la vida pública, especialmente en las localidades cuya tasa de infección en los últimos 14 días supere el índice 1 000 por 100 000 habitantes (91 municipios en toda Andalucía).

Ante el avance imparable de las tasas de infección de COVID-19, la Junta de Andalucía ha aprobado por decreto de 15 de enero un endurecimiento de las medidas restrictivas en todos los ámbitos de la vida pública, especialmente en las localidades cuya tasa de infección en los últimos 14 días supere el índice 1 000 por 100 000 habitantes (91 municipios en toda Andalucía). No solo se impone el cierre perimetral de estas localidades, sino que se establece el cierre de la hostelería y comercio no esencial y se insta al gobierno central a que permita el confinamiento domiciliario en esas localidades.

No puede dejar de sorprendernos que en medio de esta situación la Consejería de Educación no tenga nada que decir respecto a los centros educativos de estas localidades, donde la actividad podrá mantenerse «con la misma normalidad que se ha venido haciendo hasta ahora», según reza en una noticia de prensa.

Nadie puede dudar a estas alturas de que estamos ante un nuevo escenario de la pandemia, muy diferente al que existía a comienzos de curso cuando se establecieron los protocolos COVID de los centros educativos; especialmente el desarrollo de nuevas cepas del virus que presentan una mayor tasa de infección −y afectan en mayor grado a la población joven− y una situación climática que hace imposible mantener los protocolos de ventilación de las aulas sin generar riesgos a la salud por bajas temperaturas.

Por una vez, la Administración debe dejar de ir a remolque de este virus y adoptar medidas realmente «preventivas», y no paliativas, como viene siendo habitual. Es por esto por lo que CGT exige a la Consejería de Educación que se revisen los protocolos COVID de los centros educativos de las localidades que superen el dicho índice de 1 000/100 000, y que se refuercen las medidas preventivas actualmente en vigor en dichos centros. En concreto, consideramos urgente en estos casos:

– Realizar cribados masivos en las comunidades educativas de las localidades afectadas que permitan detectar de manera inmediata los posibles casos de personas portadoras asintomáticas para su aislamiento.

– Revisar por parte de las Unidades de Salud Laboral la correcta ventilación de las aulas y corregir las deficiencias que se detecten.

– Revisar las condiciones térmicas (temperaturas interiores) y garantizar que la ventilación del aire no se consiga a costa de trabajar en condiciones ilegales (por debajo de 17 oC), situación que CGT seguirá denunciando ante Inspección de Trabajo en todos los casos que nos consten.

– Mejorar los equipos de protección individual para todo el personal de los centros educativos, asegurando el suministro diario de mascarillas FFP2.

– Eximir de la actividad presencial a todo el personal de estos centros catalogado como «especialmente vulnerable».

¿Qué sucederá si el optimismo congénito de nuestro consejero falla y comienzan a multiplicarse los casos de infección en los centros educativos de estas localidades? Seguro que, acostumbrado a echar balones fuera, sabrá encontrar a quién cargar las culpas.

Enlace: http://cgtaeducacion.org/cgt-exige-que-se-refuercen-las-medidas-de-proteccion-en-los-centros-educativos-de-las-localidades-con-cierre-perimetral/


Fuente: CGT-FASE