La Confederación General del Trabajo de Salamanca se posiciona de forma inequívoca contra la apertura de la mina de uranio de Retortillo.
El sindicato de oficios varios de Salamanca rechaza esta explotación minera porque constituye la fase inicial de la industria nuclear destinada por un lado a la fabricación de las mortíferas bombas atómicas y por otro a la producción de energía nuclear que es actualmente una de las energías más peligrosas del mundo protagonista de accidentes gravísimos, como Chernobil o Fuchushima, cuyos efectos mortíferos han sembrado de muerte y destrucción regiones enteras y han provocado focos de contaminación radioactiva de alcance planetario.
El sindicato de oficios varios de Salamanca rechaza esta explotación minera porque constituye la fase inicial de la industria nuclear destinada por un lado a la fabricación de las mortíferas bombas atómicas y por otro a la producción de energía nuclear que es actualmente una de las energías más peligrosas del mundo protagonista de accidentes gravísimos, como Chernobil o Fuchushima, cuyos efectos mortíferos han sembrado de muerte y destrucción regiones enteras y han provocado focos de contaminación radioactiva de alcance planetario.
La propia explotación de minería de uranio a cielo abierto provocará tanto en la comarca más cercana como en otras más alejadas, llegando incluso a Portugal una contaminación por la expansión del polvo radiactivo en suspensión que provocará graves daños en la salud de las personas. Igualmente se verán afectados los cursos de agua superficial y acuíferos subterráneos tanto por la contaminación radiactiva como por los vertidos de productos tóxicos autorizados por la Confederación Hidrográfica del Duero.
La mina de uranio va a afectar muy negativamente en la calidad de la ganadería, agricultura y otros poductos alimentarios generados por el serctor agropecuario, tanto por la posible contaminación como por la negativa imagen de marca que tendrá en el mercado la producción procedente del Campo Charro salmantino.
Una explotación a cielo abierto va a poner en peligro el ecosistema del valle del Yeltes y la dehesa salmantina, por la excavación de un enorme cráter de varias hectáreas de extensión y más de un centenar de metros de profundidad dentro de un espacio natural protegido por la UE (río Yeltes y sus riberas) declarado Zona Especial de Conservación y Zona de Especial Protección para las aves, poniendo además especies en peligro de extinción como la sarda salmantina.
El señuelo de los puestos de trabajo no puede justificar una explotación tan peligrosa para las personas, el entorno natural y la economía de la comarca. La promesa de cifras inverosímiles y contradictorias de puestos de trabajo futuro, con fecha de caducidad de no más de 9 años, no pueden comprometer decenas de empleos ya existentes como los del Balneario de Retortillo, cuya continuidad está amenazada por la proximidad de la zona de extracción, por las explosiones y por la emisión de polvo radiactivo. Además están en peligro muchos más puestos de trabajo vinculados a la producción agropecuaria y al turismo rural de las comarcas limítrofes.
Con el agravante de que las trabajadoras y trabajadores propios de esta minería van a estar directamente expuestos a la contaminación radiactiva por la emisión de partículas a su entorno más cercano.
No es de extrañar que instalaciones mineras de este tipo hayan sido descartadas del resto de Europa occidental por las secuelas de muertes y enfermedades como el cáncer que se han registrado en yacimientos abandonados en la vecina Portugal.
La política de afincamiento de la empresa australiana Berkeley nos trae el recuerdo ya casi olvidado de las compañías extractivas de corte colonialista y caciquil que camparon por sus fueros en la atrasada España del tránsito del siglo XIX al XX basada en la compra de voluntades con favores, regalos y avalorios hacia los caciques locales y población de la zona: “altruistas” donaciones a corporaciones locales, reparto de jornales y peonadas a concejales y compras sobredimensionadas a autoridades de pequeños municipios, cuando no tácticas de lobistas en el entorno de comisarios europeos, presión administrativa sobre instancias autonómicas y provinciales y la compra publicitaria de medios de comunicación.
Desde CGT abogamos por un desarrollo sostenible que no comprometa el futuro, o el presente, de las actuales generaciones o de las futuras, basado en la explotación racional de los recursos y en el respeto por el medio ambiente, la diversidad y sobre todo la salud de las personas.
Desde CGT hacemos un llamamiento especial a quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones relacionadas con las autorizaciones administrativas, especialmente a los miembros de la Comisión Territorial de Medio Ambiente y Urbanismo de Salamanca., para que decidan con responsabilidad y amplitud de miras teniendo en cuenta los valores esenciales de la salud, el medio ambiente y el mantenimiento de los puestos de trabajo existentes vinculados al desarrollo sostenible.
CGT-Salamanca
Fuente: CGT-Salamanca