Artículo de opinión de Joseba Santesteban, Grupo de Comunicación de CGT-LKN Nafarroa
El Senado ha aprobado el CETA aprovechando el intencionado estruendo mediático de la defensa de la unidad de la patria; reino único con Felipe V y constituida como Nación-Estado en 1812, bajo las Cortes de Cádiz ¡Viva la Pepa!
El Senado ha aprobado el CETA aprovechando el intencionado estruendo mediático de la defensa de la unidad de la patria; reino único con Felipe V y constituida como Nación-Estado en 1812, bajo las Cortes de Cádiz ¡Viva la Pepa!
El tratado de libre comercio entre la Unión Europea y Canadá reportará abundantes beneficios a corporaciones empresariales, grupos de inversión y avispados lobbies de capital riesgo, en detrimento de los intereses comunes de municipios, comunidades y pueblo llano. Tampoco escaparan del acoso las empresas de menor tamaño abocadas a la desaparición fruto de la nueva reconversión. No parece que este sector, el de las pymes, al aplaudir la llamada liberalización de los mercados, tenga muy claro el verdadero alcance de tamaña maniobra.
Quienes defienden estos tipos de tratados, que lejos de potenciar el libre comercio crean y desarrollan nichos de desigualdad, lo hacen en clave de exenciones arancelarias, de manera que las mercancías y productos puedan circular entre países, sin control alguno. Para un empresario significa que entre el mercado de la UE y Canadá, existiría una reducción de los costes. Esto es lo que se vende. Pero realmente en un mercado en desigualdad de condiciones, desregulado, no existe tal reducción de costes. Si alguien pretende hacerse un hueco deberá adaptarse, si puede, bajo normas de “negocio” impuestas por cualquier holding fuera de las normas de la OIT, de la protección al medio ambiente y con gabinetes jurídicos ad hoc. Un mercado en el que los grupos de inversión están protegidos por cuantiosas indemnizaciones, da igual que no cumplan con la relación contractual, o sus inversiones sean de base fraudulenta, o nocivas.
La cuestión tiene bastante más enjundia que la simpleza de la exoneración arancelaria, y la tiene desde la propia actividad especulativa de los mercados, puesto que las grandes corporaciones empresariales y grupos de inversión de capital riesgo, serán depredadores de las economías más débiles. El resultado de todo ello es una liberalización de cuanto estamos sufriendo el común de las personas y la alimentación de las cuentas de resultados de las economías más potentes traducido al mercado, que bajo la visión neoliberal lo absorbe todo. Todo ello enmascarado en datos macroeconómicos para transmitir la buena marcha de la economía, la falsedad del crecimiento y el progreso que a las microeconomías no llega.
Que el CETA se haya votado en el Senado bajo un halo oscurantista, nos da la pincelada que llega a definir el propio tratado y que ilusiona a personajes tan actuales como Albert Ribera, Tony Cantó, Inés Arrimadas; Como también lo hace a Pedro Sánchez, Susana Díaz, Ramón Jáuregui. Claramente posicionados a favor de la economía de libre mercado. Que es todo menos libre. El neoliberalismo avanzando ante graves indefiniciones de quienes se postulan como alternativas de gobierno. Hablamos de posiciones socialdemócratas por su puesto. El partido del puño y la rosa, que votó en Estrasburgo a favor del CETA toma ahora la opción de la abstención, manifestando que no votan en contra porque apoyan el comercio multilateral. Como si estos tratados que se sustentan en el desequilibrio y la injusticia lo garantizaran. Los sindicatos continúan desaparecidos, incluso Podemos enzarzado en luchas cainitas y torpes, no alza la voz con determinación; la sociedad, desinformada, desmovilizada y sin capacidad de respuesta.
Resulta paradójica la ultradefensa de la unidad de la Patria-Nación-Estado en términos de territorialidad, nacionalismo al fin y al cabo, y no se haga tanto hincapié en una mínima defensa de los recursos propios y de la ciudadanía en cuanto al presente, pero sobre todo a futuro, cuando por tratados como el aprobado a hurtadillas, se pone en grave riesgo la economía social, los servicios básicos, la sanidad, el sistema de pensiones; la base económica de un país queda supeditada al mercado puesto que el tratado se autorregula jurídicamente, esto es, existe un tribunal especifico que está por encima de los estamentos judiciales del estado, incluso por encima de la sacrosanta y tantas veces invocada carta magna del 78, quebrantada en sí misma en el artículo 135.
El objetivo principal del tratado entre la UE y Canadá, antesala del TTIP que llegará, y que el CETA allana el camino, son los recursos y los servicios públicos. Especular con lo público creando necesidades es Leit motiv de este moderno y agresivo modelo capitalista , algo que vista la deriva capitalista, enclaustrada en la siempre negativa especulación no es de extrañar desemboque en el próximo “ajuste del sistema”, con un estado damnificado económicamente. La aplicación de la teoría del capitalismo escorpión, tan perfectamente definida por Mikel Orrantia.
Joseba Santesteban
Grupo de Comunicación
CGT-LKN Nafarroa
Fuente: Joseba Santesteban