Artículo de opinión de Rafael Fenoy Rico
Hay quien con la edad suficiente pueda recordar el mensaje que radio pirenaica trasmitía sobre la existencia de una base secreta de submarinos “polaris” en Gibraltar. Fue a principios de la década de los 60 del siglo pasado, en plena guerra fría, nada de fría por esas fechas y que se calentaba por momentos ante distintos acontecimientos internacionales: los misiles en Cuba, las primaveras de Praga o el recién aplastamiento de la revolución Húngara. Los submarinos (SLBM) Polaris, comenzaron a operar desde 1960, portando el misil balístico desarrollado por la Lockheed.
Hay quien con la edad suficiente pueda recordar el mensaje que radio pirenaica trasmitía sobre la existencia de una base secreta de submarinos “polaris” en Gibraltar. Fue a principios de la década de los 60 del siglo pasado, en plena guerra fría, nada de fría por esas fechas y que se calentaba por momentos ante distintos acontecimientos internacionales: los misiles en Cuba, las primaveras de Praga o el recién aplastamiento de la revolución Húngara. Los submarinos (SLBM) Polaris, comenzaron a operar desde 1960, portando el misil balístico desarrollado por la Lockheed. Hay quien afirma, ya entrado el siglo XXI, que esa base “secreta” existe y que se reparan y suministran de todo tipo de material, incluido misiles nucleares, llegando a dar hasta cifras (64). ¿Verdad? ¿Ficción?
Cierto y verdad es que cuando Gran Bretaña no devolvió en el tratado de Utrecht, ni ha devuelto Gibraltar en estos cientos de años, como así hizo con otras conquistas, por ejemplo Menorca, es porque la situación estratégica del Peñón es evidente. Igualmente es cierto y verdad que un 19 de mayo del 2000 la amenaza de la avería del submarino Tireless, cuyo nombre se traduce por “Incansable”, que atracó en Gibraltar con el circuito de refrigeración de su central nuclear, hizo vibrar el corazón, y algo más, de cientos de miles de personas. La mayor manifestación conocida en la ciudad de Algeciras congregó contra esta permanente amenaza nuclear a 60 mil personas según las fuentes del momento. Y la avería no debía ser menor ya que estuvo en el Peñón muchos meses reparándose. La población pedía el cierre de la instalación militar nuclearizada en Gibraltar y con ello evitar la llegada constante de submarinos nucleares, por los reactores que los mueven y por la mortífera carga nuclear militar de sus misiles.
Repasando las hemerotecas se pueden contabilizar no menos de 70 confirmaciones de atraques de submarinos nucleares en estos 16 años, después del Tireless, que por cierto volvió a sufrir una avería en 2003 cerca de Gibraltar . Gran Bretaña, e incluso Estados Unidos que viene utilizando la base naval de Gibraltar, escuchan, presentan sus excusas, pero siguen haciendo lo que mejor les parece.
Ahora con el despiste del submarino nuclear HMS Ambush que ha colisionado con un mercante cuando emergía en aguas del Estrecho, se vuelve a suscitar el asunto, aunque no falta mes en el que algún que otro buque nuclear surque las tranquilas aguas de la Bahía de Algeciras. ¡Y a “callar” toca!. Porque los sistemas de vigilancia españoles si identifican a estas naves y cada vez que se adentran en la bahía de Algeciras debería ser publicitado para general conocimiento y repudia de la población civil que asume graves riesgos innecesarios. Mucho mayores que si de una central nuclear se tratara, porque al menos las centrales nucleares están quietas y no chocan con un barco sí y otro también.
Rafael Fenoy Rico
Fuente: Rafael Fenoy Rico