Cobrar por despedir podría ser el titular que se podría aplicar al relato que a continuación vamos a contar…
Navarcles es un pueblo de la provincia de Barcelona y en el mismo, hay una fabrica que lleva muchos años funcionando, se le conoce con el nombre de TIPTSA. Originariamente comenzó tiñiendo lanan para hacer tejido y estaba encuadrada en el ramo del agua. con el paso de los años se montaron nuevas naves y estas se dedican al textil, las encuadraron en el ramo de mismo nombre y se da la situación de que una parte de los trabajadores esta fabrica cobran un salario y otra parte cobra un salario diferente.
Los dueños llevaban varios años intentando solucionar este tema y unificar los salarios de todos los trabajadores poniendo un ramos único, naturalmente a la baja. Hasta ahora no lo habían podido conseguir ya que los trabajadores se habían opuesto con firmeza. Si los trabajadores no se dejan convencer los mejor es echar mano de sus representantes en el comité de empresa y los sindicatos que para eso están tanto CC.OO como U.G.T. la dirección de la empresa les plantean el tema a los mismos y empiezan las negociaciones a espaldas de los trabajadores y cuando estos se quieren dar cuenta ya han llegado a un acuerdo. Los trabajadores que se sienten abandonados, vendidos y engañados por todos aquellos que les representan, recurren a la Federación Local de Sindicatos de la C.G.T de Manresa, y allí se les da asesoramiento y poniendo a su disposición todos los recursos que dispone la Federación. Se realizan asambleas de trabajadores, se mandan cartas a la dirección de la empresa, y al mismo comité de empresa para recabar información sobre el expediente en cuestión «naturalmente no se dignaron ni en contestarnos» se notaba que el nombre de C.G.T molestaba a todos aquellos que estaban vinculados con el pasteleo.
Como consecuencia del asesoramiento que reciben los trabajadores estos rechazan en las urnas los acuerdos a que han llegado CC.OO. y U.G.T, y el comité de empresa con la dirección de la misma. Naturalmente, estos no iban a permitir esta situación de rebeldía y oposición de unos cuantos trabajadores a los intereses del todopoderoso capital y automaticamente planificaron otra votación que el resultado de la misma siempre sería el mismo votasen lo que votasen (la pérdida de categoría para una parte de la plantilla y el despido de un grupo de trabajadores).
Al final del proceso el pacto contemplaba que las indemnizaciones a los trabajadores despedidos las percibieran en 18 pagarés, y de esas cantidades, que correspondía a cada uno de los trabajadores despedidos, estos deberían pagar una buena cantidad a CC.OO y U.G.T. Los trabajadores vendidos, y engañados, asesorados debidamente se negaron a pagar por ser despedidos. Así mismo se hizo saber a la dirección de la empresa que si esta retenía un centimo de las cantidades que correspondía por dichos despidos en contra de su voluntad, seríamos la propia Federación Local de C.G.T. la que plantearíamos demanda en contra de la dirección de la empresa. La dirección de la fabrica tubo que preparar unos nuevos pagarés para cada trabajador sin realizar descuento alguno. Suponemos que los honorarios de los «SINDICATOS DE CLASES» los habrá pagado aquel que se ha beneficiado de sus servicios, es decir, el empresario.
Manresa, Octubre de 2004