Un cardenal español pide una “limpieza interna” tras revelar un prelado su homosexualidad.
El “caso Tomasso Stenico” ha cruzado las fronteras del Vaticano. Stenico confesó hace unos días su homosexualidad en un programa de cámara oculta de la televisión italiana. En el vídeo, el prelado invitaba a su despacho a un joven con el que había contactado a través de un chat.
Un cardenal español pide una “limpieza interna” tras revelar un prelado su homosexualidad.

El “caso Tomasso Stenico” ha cruzado las fronteras del Vaticano. Stenico confesó hace unos días su homosexualidad en un programa de cámara oculta de la televisión italiana. En el vídeo, el prelado invitaba a su despacho a un joven con el que había contactado a través de un chat.

El escándalo ha tocado el corazón de la curia romana. Uno de sus cardenales, el español Julián Herranz, miembro del Opus Dei, se declaró ayer partidario de la depuración. “El Vaticano es el primer interesado en hacer una limpieza interna”, dijo Herranz, “siempre en el respeto de los derechos humanos y tras el pronunciamiento de las autoridades judiciales”.

De momento, Stenico “ha sido suspendido de su cargo”, según ha admitido el propio Herranz. De poco le ha servido excusarse diciendo que no es gay y que fingía serlo únicamente como parte de su trabajo pastoral, “para desenmascarar a aquellos que lo son realmente”. El cazador cazado.

Curas apartados

Julián Herranz es el responsable de la comisión disciplinaria del Vaticano. El cardenal recordó que los “delitos” relativos a la esfera sexual “prevén penas muy severas como la reducción al estado laical”, es decir, renunciar al derecho al sacerdocio. Una sanción más dura que la aplicada en ocasiones contra sacerdotes pederastas.

Es el caso de Rafael Sanz Nieto, de 72 años, destinado en una parroquia de Madrid. Rafael Sanz fue condenado en 2006 a dos años de cárcel por un delito de abusos sexuales continuados a un niño de doce años. La sentencia declaró al arzobispado de Madrid responsable civil subsidiario al considerar que el arzobispado y su titular, el cardenal Rouco Varela, conocían los hechos, pero se limitaron a ocultarlos y trasladar al cura de parroquia.

Menos dureza que la que defiende Herranz empleó también el Vaticano contra Marcial Maciel, fundador del grupo ultra ortodoxo Legionarios de Cristo. Juan Pablo II retiró a Maciel del sacerdocio después de que fuera investigado por abusos sexuales a varios seminaristas.

El Vaticano fue benevolente con Maciel y, debido a su edad, 86 años, optó hace dos años por no procesarlo.


Fuente: publioc.es