La mayoría de mediadoras comunicativas que atiende al alumnado con sordoceguera aún no se ha incorporado a los centros donde se presta servicio. Las que ya han vuelto lo han hecho sin un orden establecido, con peores condiciones y sin formación para evitar contagios de COVID-19.
Septiembre se acerca a su fin. La actividad educativa se encuentra ya iniciada en todas las etapas y comunidades autónomas desde hace días. Sin embargo, la vuelta de estos profesionales se está produciendo a cuentagotas para desesperación de centros y familias. Este alumnado llevaba sin mediación desde que FOAPS, Fundación de la ONCE, decidiese cortar de forma abrupta el pasado mes de abril, en pleno estado de alarma, la actividad que venía desempeñando este personal.
Septiembre se acerca a su fin. La actividad educativa se encuentra ya iniciada en todas las etapas y comunidades autónomas desde hace días. Sin embargo, la vuelta de estos profesionales se está produciendo a cuentagotas para desesperación de centros y familias. Este alumnado llevaba sin mediación desde que FOAPS, Fundación de la ONCE, decidiese cortar de forma abrupta el pasado mes de abril, en pleno estado de alarma, la actividad que venía desempeñando este personal.
Las trabajadoras no supieron si serían reincorporadas hasta el 7 de septiembre, cuando FOAPS ha enviado un comunicado al personal que era fijo-discontinuo en el momento de los despidos. Pocas trabajadoras que estuviesen por obra o servicio han recibido propuestas para volver hasta el momento.
Han pasado ya tres semanas en las que se estima que no han regresado ni la mitad de profesionales que daban atención el curso pasado. Los llamamientos, conforme a la condición de fijos-discontinuos, se están produciendo sin un criterio objetivo y cuantificable. A su vez, el reparto de casos se está asignando por imposición, sin informar de las vacantes y sin poder solicitarlas conforme al orden que debería establecer dicho criterio, si lo hubiese. La antigüedad y méritos no se están considerando pese a ser lo mínimo marcado en la normativa vigente.
En muchos casos, se están reduciendo significativamente las horas de contrato, lo que supone sacar a las mediadoras del paro ofreciendo precariedad, teniendo en algunos casos que renunciar o solicitar excedencias cuando no es asumible volver con dichas condiciones. También sucede que en el momento del ofrecimiento de empleo algunas se encontraban trabajando en otro lugar, ya que han sido 5 meses los que se ha dejado a las mediadoras a la deriva y no todas contaban con prestación suficiente por desempleo. Las facturas y la propia supervivencia han llevado a profesionales de la mediación con años de experiencia y formación a tener que dejar de lado su vocación para poder mantenerse. A día de hoy, no tenemos constancia de que la ONCE prevea dar seguridad a este perfil profesional, de manera que no se expulse a gente tan especializada en un ámbito desconocido para la mayoría.
Información sobre prevención fuera de horario
FOAPS ha enviado a los empleados manuales sobre la prevención y vuelta al trabajo con exposición al COVID-19 sin dar tiempo para leerlos. Actualmente, no se ha impartido formación sobre estos temas a la plantilla. La mediación puede suponer contacto estrecho con alumnado que no lleva protección y que, en ocasiones, tiene patologías diversas. Las mascarillas proporcionadas no vienen marcadas como homologadas por la CE. Desde CGT denunciamos la irresponsabilidad que supone incorporar a las trabajadoras sin formación y negando tiempo para conocer el contenido de los manuales y las medidas adoptadas por los centros, tal y como venimos reclamando desde el 2 de septiembre.
Fuente: CGT-FASE