Unos padres que por primera vez escolarizan a su hija en un centro, se extrañan de que “Desde que se inició el curso escolar no tenemos constancia de que se haya informado a los padres de ninguna de las reuniones del Consejo Escolar que se han realizado; desde luego, al menos nosotros, no hemos recibido nunca ningún tipo de información. Ni a priori a fin de conocer la celebración de las mismas ni a posteriori a fin de estar al corriente de los temas tratados. En suma, desconocimiento total y por tanto participación en la educación de nuestra hija nula, al menos, desde esta perspectiva.

Son padres que están contentos del trabajo que el profesorado realiza y de las enseñanzas que su hija recibe. “El hecho … que el colegio funcione con unos criterios de gran calidad en cuanto al proceder convencional y que sus profesionales realicen una labor encomiable, como creemos que así es”.

Son padres que están contentos del trabajo que el profesorado realiza y de las enseñanzas que su hija recibe. “El hecho … que el colegio funcione con unos criterios de gran calidad en cuanto al proceder convencional y que sus profesionales realicen una labor encomiable, como creemos que así es”. No obstante observan con preocupación algunos aspectos de la vida del centro que desean trasladar al Consejo Escolar, ya que entienden que: “Los padres hemos de comprometernos por fomentar la democracia, la solidaridad, la igualdad, la fraternidad, la Justicia social y los derechos humanos como pilares fundamentales de la educación de nuestros hijos dentro de un proceso de aprendizaje continuo, en todos los órdenes, a lo largo de toda la vida.”

Cuando han intentado hacer llegar su deseo de participar al Consejo Escolar, se han encontrado con un muro: “Desde todos los puntos de vista no resulta nada edificante consultar a la Sra. Directora sobre si se podía asistir a las reuniones del Consejo Escolar en calidad de oyente y que nos responda con un rotundo «no», sin que nos ofrezca alternativa alguna para que nuestra participación/información vaya más allá de la meramente electoral.” Constatan como ni el AMPA, ni la madre que los representa en el Consejo Escolar, manifiestan el menor interés en informarles, aunque tienen constancia de que si lo hacen a otros padres. “Es evidente que los padres son totalmente libres de actuar de acuerdo a los principios que estimen más apropiados en su esfera privada. Ahora bien, siempre y cuando no se confunda el ámbito privado con el público que supusiera ejercer un trasvase al ámbito público, en este caso al educativo, por el que se pudieran reproducir comportamientos sectarios y/o discriminatorios.” Igualmente son conocedores de que el “Consejo Escolar es un órgano colegiado, de derecho público y de creación obligatoria en el que, entre otras muchas previsiones y funciones, se regula la existencia de una delegación de padres.” No obstante entienden que el derecho a participar de cada madre y padre no es agotado por esa fórmula, antes bien la norma pretende al menos que exista esta modalidad, no impidiendo que se desarrollen otras vías de participación más directa en la vida educativa del Centro. “Ahora bien, una cosa es que la legislación regule quienes han de formar el Consejo Escolar y otra que ello signifique necesariamente que la legislación no contemple otras vías y fórmulas de participación o, lo que sería aún peor, que se pueda interpretar que directamente están prohibidas.” Llegando a la conclusión de que: “Si la actividad de la AMPA se desconoce, no se permite a los padres asistir a las reuniones del Consejo Escolar (en calidad de oyentes….etc) y ni tan siquiera se informa de los temas tratados el resto de padres quedamos excluidos de facto de cualquier tipo de participación. Si permitiéramos que esta situación se consolidara constituiríamos una suerte de populacho, padres de segunda, cuya función más relevante se limitaría a ejercitar un voto para trasladar una exclusiva facultad de participación a unos privilegiados delegados que adoptarán las decisiones por todos los padres de manera excluyente.” Abundando en el caso concreto del centro escolar donde se escolariza su hija manifiestan: “Pero es que en el presente caso, dadas las circunstancias, el déficit democrático se agrava hasta límites muy preocupantes. No es de recibo que en un centro escolar público en el que, salvo error de nuestra parte, apenas se superan los 50 alumnos se entienda que una ley que otorga la creación de un órgano participativo, de democracia formal, como es el Consejo Escolar conlleve que ha de ser un instrumento por el que se secuestre y se sustituya a la democracia real, esto es, a la democracia directa asamblearia y participativa”. La falta de participación llega al punto que la madre representante de los padres en el Consejo escolar les manifiesta: “tanto su desconocimiento como su perplejidad ante una situación desconocida, como es, la posibilidad de tener compromiso alguno en proporcionar información a los padres. Y no digamos ya si se tratara de solicitarle participación.” Estos padres comprenden que la responsabilidad no es de esta madre ya que “Son personas víctimas, como en muchas ocasiones somos todos (incluyéndonos por descontado a nosotros)”

A modo de fundamentación vital se expresan del siguiente modo:

“La base fundamental para que un régimen autoritario pueda sostenerse en el tiempo no será producto nunca de la voluntad de unos grupos de presión u oligarquías si no es porque las sociedades, las personas, hayamos asumido e interiorizado mayoritariamente aquellos valores que, bajo una aparente democracia de pluralidad y diversidad, deriven en normalizar formas de comportamiento encorsetadas a convencionalismos y complacientes con la sumisión a los diferentes poderes. No es ciencia ficción que, hoy más que nunca, existen muy diversos medios y fórmulas de control tendentes a eliminar el pensamiento crítico o al menos a reducirlo a la mínima expresión más intrascendente. Unas sociedades globalizadas con una enorme exposición a los poderes oligárquicos mundiales y que se encuentran sometidas al adoctrinamiento donde el culto al dinero, a la posesión y al cuerpo son las máximas expresiones del «éxito en la vida». Todo ello en un engranaje donde es necesario liberar buenas dosis de miedo, egoísmo e individualismo para conseguir ciudadanos sumisos que paguen religiosamente sus impuestos, no molesten y se dejen llevar por un consumismo desenfrenado. Este bombardeo es tan potente y sutil que resulta sumamente difícil no sucumbir, en algún momento dado, a este tipo de dinámicas aunque finalmente, si es con fuerza de voluntad, las personas siempre somos capaces de sobreponernos a todo ello.

Por descontado, nosotros estamos y estaremos embarcados en un proyecto vital de lucha permanente por recuperar las motivaciones utópicas de un mundo de liberación y dignidad de las personas, más justo y humano, aunque el coste de ello fuera tal que nos viéramos en la tesitura de navegar eternamente a contracorriente. “

Tocan estos padres uno de los grandes temas de fondo de lo que significa educar. Y lo hacen con un enfoque, que entendemos desde CGT como necesario y esencial. Por el reconocimiento del derecho efectivo a participar activa y directamente en el centro educativo, estará la CGT.

CGT Comunicación Educación

 

 


Fuente: CGT Comunicación Educación