Hemos recibido todas vuestras muestras de apoyo sin mirar la condición política o religiosa de nadie.
En estos momentos tan amargos y duros para nuestra familia, quiero hacer llegar a todos los que habéis estado a nuestro lado, con vuestra presencia o con el corazón, nuestro más sentido agradecimiento. Sin vuestro apoyo, no hubiésemos podido soportarlo.
Hemos recibido todas vuestras muestras de apoyo sin mirar la condición política o religiosa de nadie.
Hemos recibido todas vuestras muestras de apoyo sin mirar la condición política o religiosa de nadie. Todos sabéis que no es nuestro estilo, solamente percibíamos el dolor tan inmenso que a todos os embargaba. Queremos agradeceros a todas las personas oriundas de otros países y que vivís en nuestra tierra el cariño que le habéis profesado siempre, y que era recíproco.
Mi marido ha sido asesinado por un miembro de los Cuerpos de Seguridad en un acto brutal de terrorismo. Hemos recibido la condena del Ayuntamiento de Pamplona y del Gobierno de Navarra, pero en ningún caso lo han tratado como terrorismo. No se han manifestado a las puertas de sus edificios oficiales para hacer patente la repulsa de toda la sociedad, ¿o es que Angel era un ciudadano de segunda clase ? Ciudadano de a pie, sí, pero de segunda clase, jamás.
¿Dónde están las manifestaciones, abrazos, saludos y condolencias que se dan entre la clase política y el arzobispo para condenar otros actos de terrorismo ? ¿Dónde está la condena de Víctimas del Terrorismo ? ¿Se van a personar como acusación particular para defender los derechos vulnerados de mi marido ?
Quiero hacer constar mi repulsa a todos los medios de comunicación, tanto audiovisuales como escritos, por tratar de justificar o relacionar la muerte de mi marido con la detención de mis dos hijos en 1997, pero ninguno ha revelado que sufrieron tortura, encarcelamiento y dispersión, y no han sido juzgados ni condenados.
Desde entonces pertenecemos a la asociación Gurasoak-Lanean, una asociación que no mira la afinidad política de las personas ni sus creencias religiosas, solamente defiende los derechos de sus hijos.
El polícia y su familia que lo han asesinado dicen que no le hablaban porque, según ellos, era de HB. Creemos que, como ciudadanos libres que debemos ser, cada uno puede optar y pertenecer al partido o grupo que desee, sin que por ello deba ser excluido.
Mi marido no pertenecía a ningún partido político, y si hubiese pertenecido no hay ninguna justificación para el asesinato. En ningún momento le habrán oído hablar mal de otras personas por su ideología política. Si por algo destacaba era precisamente por su moderación.
El Agente del Orden y su familia fueron directamente a por él, ya que no tenía sentido querer poner un cartel, solamente uno, cuando el día anterior todos los comercios habíamos cerrado en solidaridad con las víctimas del atentado en Madrid.
Todos sabíamos que era policía y él nunca se escondía. Al contrario, pasaba mil veces por delante de nuestro establecimiento y jamás habrá visto un mal gesto por nuestra parte. Ahora, que no digan que se sentía vigilado él o su familia.
Quiero dejar constancia de que este asesinato es debido a la sinrazón y al odio que se ha ido cultivando en mucha gente hacia esta nuestra tierra y hacia muchos de los que viven en ella. Desde aquí instamos a todos los partidos políticos, asociaciones, sindicatos, etcétera, a que se sienten a dialogar sin excepción alguna, que se olviden de sus siglas y que defiendan los derechos y libertades de todas las personas. Que piensen que si se logra la paz no habrá ni vencedores ni vencidos.
Ojalá que la muerte de Angel sea la última de esta locura y sinrazón, y que allí donde esté nos ayude a todos a trabajar por la democracia en su justa palabra.
No queremos olvidarnos de todas las víctimas del atentado en Madrid. Mi marido sufrió mucho por lo ocurrido, y con ese atentado se fue un trozo de su corazón y del nuestro. Esperamos que se haga justicia. Recordar también a la familia de Kontxi, fallecida en Hernani al día siguiente durante una manifestación de homenaje a mi marido. Un abrazo especial para toda su familia.
Nuevamente os agradezco de todo corazón todas las muestras de apoyo que nos habéis dado. Gracias a ellas, podemos seguir adelante.
Desgraciadamente, cuando esta carta estaba terminada hemos recibido por medio del teléfono serias amenazas de muerte para mi y para mis hijos. Parece mentira que esto pueda llegar a ocurrir, que haya tanta maldad y crueldad en la cabeza de algunas personas.
Sólo pedimos paz y justicia para todos.
22 de marzo de 2004
Mari Carmen Mañas e hijos