Los resultados de las elecciones del 5 de agosto dan una gran lección de
dignidad de los pueblos de Oaxaca que luchan y resisten, la cual va más
allá de los análisis huecos que hacen los partidos políticos acerca de la
pírrica participación en las elecciones locales, en donde el PRI y Ulises
Ruiz definen los resultados como una muestra de apoyo incondicional del
pueblo a su gobierno, y la coalición Por el Bien de Todos denuncia que el
abstencionismo es debido a la política del terror ejercido por el gobierno
de Ulises Ruíz.
Ambas posturas soslayan el significado evidente de este fracasado proceso
electoral. El enorme abstencionismo, de alrededor de 73%, es una
manifestación contundente del desprecio que los pueblos de Oaxaca, en su
enorme mayoría sienten por la clase política de todos lo partidos, y no
puede ser de otra manera, ya que esta clase política es la misma que ha
frustrado los avances de los pueblos de Oaxaca para el logro de una vida
más justa y más digna. Unos, el PRI y el PAN, respaldando a Ulises Ruiz y
a su política represora y protegiendo a los culpables de los crímenes
contra el movimiento social ; otros, los partidos de supuesta izquierda
como el PRD, PT y Convergencia, regateando su apoyo, el de las iniciativas
que representan, para hacer los cambios profundos que nuestros pueblos
exigen, a cambio de la participación electoral y el apoyo con el voto a
candidatos muchos de ellos y ellas corruptos, mentirosos y ambiciosos.
Oaxaca ha cambiado y nada volverá a ser igual. Mientras la clase política
de todos los partidos políticos se empeñan en seguir en su inercia hacia
el vacío y la destrucción, los hombres y las mujeres de Oaxaca que luchan
y resisten han decidido apartarse de ese camino, el electoral, plagado de
trampas y frustraciones, para ejercer, en su lugar, su derecho a la
construcción activa, autónoma y libertadora de su futuro.
Esta inercia de la clase política, también está representada en los
órganos de toma de decisiones del movimiento social, la dirigencia de la
Sección 22 y el Concejo Estatal de la APPO, los cuales reciben hoy una
lección contundente que ojalá sea aprendida. Los pueblos de Oaxaca que
caminan en esta lucha les han demostrado que no son masas, las cuales
puedan moldear a sus gustos e intereses. En este movimiento participan
miles de hombre y mujeres, sencillos, de buen corazón, pero ningunos
ingenuos que acepten sin chistar, y sobre todo sin participar en las
“orientaciones” de algunos líderes que se empeñan en ponerse a la cabeza
de este movimiento sólo para lograr sus propias ambiciones personales o de
grupo. El resultado es que la decisión autoritaria y tendenciosa de
algunos autonombrados lidercillos del Concejo Estatal de la APPO, de
convencer a un voto de castigo al PRI y al PAN para favorecer a sus
candidatos e intereses en los partidos de supuesta izquierda, ha sido un
gran fracaso, y esto es por que a diferencia que el año pasado, inclusive
en la misma acción concreta de convocar a un voto de castigo como un
elemento más de lucha, se ha olvidado el mandar obedeciendo, se ha hecho
cada vez más evidente que los órganos de toma de decisiones del movimiento
caminan por un lado y los pueblos de Oaxaca por otro. Pareciera ser que el
único camino que caminan todos juntos es el de las marchas.
Afortunadamente, en esta divergencia, el camino que ha escogido la gente
de abajo, la legítima APPO, es el camino de la autodeterminación valiente
y pacifica. Desafortunadamente, el camino que tenían las dirigencias cada
vez más se parecen al de los partidos políticos y su inercia hacia el
vacío.
Muchos análisis e interpretaciones vendrán adelante, entre los de arriba.
Ulises Ruíz y el PRI pretenden desmenuzar y racionalizar este proceso
electoral a su proyecto económico neoliberal y a su gobierno represor. Por
su parte los partidos de supuesta izquierda, divagarán entre la
recriminación al gobierno, la recriminación y el chantaje velados al
pueblo por no acompañarlos en su camino al vacío, hasta tratar de
convocarlos para defender sus intereses, los 7 curules que les
garantizarían un suficiente maiceo económico por los siguientes tres
años.
Oaxaca ha cambiado y nada volverá a ser igual. El camino que se vislumbra
está apartado tanto de las instituciones de poder corrupto, como la lucha
por vía de las armas. Ambas alternativas han rodeado provocadoramente al
movimiento pacífico de los pueblos de Oaxaca y este no ha caído en ninguna
provocación, antes bien, sigue construyendo lentamente, sin desesperanzas
ni desesperaciones, su propio e inédito camino hacia la liberación.
Por todo el estado, de manera silenciosa, discreta, pero profundamente
sabia y llena de aspiraciones se tomó el acuerdo de castigar a través de
la abstención a toda la clase política. Pues es toda esta clase, todos los
partidos políticos, los directamente responsables de todos lo agravios que
sufren nuestros pueblos. Este castigo fue ejercido de diversas maneras,
desde la abstención personal, hasta el acuerdo de asamblea de pueblos
indios como San Pedro y San Pablo Ayutla, de no permitir la instalación de
casillas electorales en sus territorios.
El camino que se vislumbra es difícil y cansado, pues acechan en cada
recodo, los partidos de izquierda y de derecha y los representantes del
poder económico para hacernos volver, por medio de amenazas, engaños y
promesas de siempre, al camino que como pueblos, hemos decidido desandar,
por medio de iniciativas discretas, personales o comunitarias, e inclusive
como en esta lección del 5 de Agosto, a través de la cual los pueblos de
Oaxaca están marginando al estado, al gobierno y al capital de sus vidas y
sus territorios en forma valiente y contundente y pacifica.
Aun desde la minúscula concepción de las cosas, impuestas por la
civilización occidental, de ineludible dualidad entre ganadores y
perdedores, la mayoría de los pueblos de Oaxaca no participan de ninguno
de estos grupos, pues están por encima de ellos. El fracaso de los
partidos de izquierda en este proceso electoral no es el fracaso del
movimiento social, pues ha quedado evidente, que el camino es diferente.
En Oaxaca se vislumbra el camino para una autentica liberación.
Fuente: David Venegas Reyes “Alebrije”