Hace unos días leí en la prensa española que, en vísperas de su debate público con el candidato del PP, usted manifestó -ante un grupo de voluntarios reunidos en la sede el PSOE y a micrófono abierto- su "preocupación" por "ese sentimiento, que afecta sobre todo a la gente de izquierdas, de como si ya nada mereciera la pena, esa cosa de decir 'nos han ganado' y que llega a formulaciones del tipo: el voto no merece la pena, para qué vamos a votar..."
Es comprensible pues que, ante los pronósticos demoscópicos que incitan a pensar que ese estado de ánimo -que induce a la abstención o a la infidelidad- se ha instalado hasta entre «millones» de antiguos votantes socialistas, usted haya llegado a tal nivel de preocupación y de abatimiento. Lo que no es comprensible es que su abatimiento le lleve a lamentarse; pero no a asumir responsabilidades: «Si nuestra gente, nuestros votos, se quedan en casa porque creen que no valen para nada, entonces sí que la izquierda tiene un problema.»
Es comprensible pues que, ante los pronósticos demoscópicos que incitan a pensar que ese estado de ánimo -que induce a la abstención o a la infidelidad- se ha instalado hasta entre «millones» de antiguos votantes socialistas, usted haya llegado a tal nivel de preocupación y de abatimiento. Lo que no es comprensible es que su abatimiento le lleve a lamentarse; pero no a asumir responsabilidades: «Si nuestra gente, nuestros votos, se quedan en casa porque creen que no valen para nada, entonces sí que la izquierda tiene un problema.»
Sí, señor Rubalcaba, no es comprensible ni honesto que quiera echarle la responsabilidad de tal fiasco a la izquierda y no a su partido, el PSOE, y los dos gobiernos en los que usted ha participado. Pues usted sabe muy bien que son su partido, el PSOE, y los gobiernos socialistas de estas dos últimas legislaturas los responsables de que «millones» de antiguos votantes socialistas no quieran votarles hoy y de que todos sus esfuerzos, por obtener el voto útil de los votantes de izquierda hacia su candidatura, sean inútiles.
Sí, señor Rubalcaba, no es sólo la política antisocial implementada por el gobierno socialista en esta última legislatura que les es reprochada, sino también su cobardía a proceder a la «completa rehabilitación de las víctimas de la dictadura franquista», que ustedes habían prometido hacer al anunciar en 2004 la creación de la Comisión Interministerial para tal objetivo. Una promesa que sigue incumplida tras casi doce años de gobiernos socialistas y pese a esa Ley de 2007 con la que ustedes dijeron se alcanzaría tal objetivo.
Sí, señor Rubalcaba, todas las sentencias pronunciadas por los tribunales represivos de la Dictadura contra los que luchaban por las libertades que hoy se proclaman constitucionales siguen si ser anuladas. Miles de fusilados enterrados en fosas comunes siguen «desaparecidos» y nada se hace oficialmente por localizarles. Franco seguirá en la basílica del Valle de los Caído, la simbología franquista volverá a exponerse en calles y plazas, y yo seguiré esperando que la Oficina para las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura (OVGCD), creada en virtud de la Ley de «Memoria Histórica», siga sin entregarme la notificación de represaliado del franquismo que se me anunció recibiría a más tardar el 10 de enero de 2010, como usted sabe muy bien. Esa «notificación», ese papelucho que se limita a reconocer a los represaliados del franquismo el haber sido «injustamente» condenados por «tribunales ilegítimos» y con el que ustedes pretenden cubrir su cobardía a anular las sentencias pronunciadas por los tribunales franquistas.
Sí, señor Rubalcaba, ninguna de estas promesas las cumplirán ya, puesto que todo evidencia que intencionalmente no han querido cumplirlas, y puesto que es obvio que no será el gobierno del señor Rajoy que las cumplirá en lugar de ustedes. No se sorprenda pues, señor Rubalcaba, de que sean muchos los millones de españoles que se sientan engañados por ustedes y que hoy les pasen factura.
En lo que me concierne, señor Rubalcaba, le diré que no me siento engañado. La trayectoria del PSOE durante la «transición» y las políticas de los gobiernos socialistas, de Felipe González y de Zapatero, me habían convencido de la sumisión de los socialistas españoles a los poderes fácticos. No esperaba pues que en mi caso no siguiera tal sumisión; pero menos aún que intentaran disimularla con las grotescas e indignas excusas que ustedes me han dado para dejarlo pendiente de resolución al gobierno del Partido Popular.
13/11/2011
Atentamente, Stuart Christie
Fuente: Stuart Christie