Hay quienes aseguran que el poeta tiene un mundo paralelo donde allí habita sin que lo demás le afecte en su justa medida, que de la luna de su ombligo nacen versos y de sus venas – torrente inusitado en su interacción altivo -, fluyen, sin saber cómo, ambiguas espumas y metáforas de cristal incierto; pero para los que saben que la realidad es otra, que en toda dimensión existen puertas que se abren o que se cierran a medida que es el superyó quien interpone el afán de querer o no abrirlas, y que hay muy poquitos que posean la llave – que no Don-, universal para acceder a cualquiera de sus ámbitos, sabrá un poco más del latir profundo del corazón poeta.

A medida que avanza la vida, a medida que trascurre y encauza lo que mira y lo que hay, balbucea y vocaliza, ajusta y entona y siente, y después arroja al aire su yo más directo, sin artificios que lo escondan y evadan. Sin parapetos válidos.

“Malestar en el paraíso” es eso y algo más; desde la muñeca desnuda -bien colocada allí donde le correspondió yacer-, no del todo vulnerada, no rota, y aún así con todos sus miembros desordenados en espera que alguien la tome para hacer buen acopio de su compostura, José Icaria deja el desnudo verso. La visión franca de las cosas. La real.

A medida que avanza la vida, a medida que trascurre y encauza lo que mira y lo que hay, balbucea y vocaliza, ajusta y entona y siente, y después arroja al aire su yo más directo, sin artificios que lo escondan y evadan. Sin parapetos válidos.

“Malestar en el paraíso” es eso y algo más; desde la muñeca desnuda -bien colocada allí donde le correspondió yacer-, no del todo vulnerada, no rota, y aún así con todos sus miembros desordenados en espera que alguien la tome para hacer buen acopio de su compostura, José Icaria deja el desnudo verso. La visión franca de las cosas. La real.

“Con un postrer esfuerzo,
arranqué de mi pecho el corazón
y lo ofrecí al mundo”;
No sólo lo ofrendó, tuvo la valentía de ponerlo como primer ingrediente en lo que llamó “La picadora”, y se perforó en ausencias, se volvió en materia, se dejó en nada…
“… no es fácil morir,
imposible casi soportar
un solo segundo más”

No, no es fácil morir para un poeta, aunque desangre en lento sintentido, aunque la muerte lo arrope y lo bese como “un campo de trigo // mecido por el viento”, aunque su amada llore en su interior y él se imposibilite a hacerlo, aunque su cuerpo sea “como un inmenso continente” donde librar todas las tensiones del mundo a pesar de ser “como juguete viejo y olvidado,..”, si no de sí, del mundo.

Y mientras el mundo va con su habitual forma y se sucede, el poeta lo abandona “como si lo hubiera gustado encontrarlo”, para redescubrirlo con las “Lentes del revés, dando la vuelta a la ironización misma. Pero tanto da lo cóncavo o convexo si se amplía más allá de la primera apreciación. Se suceden imágenes tanto intrínsecas como externas de un día a día desmedidamente cierto…

“ Me he cruzado con tipos
pavoneándose en sus trajes,
y señoras con abrigosque vistieron animales,
cargadas con bolsas del Corte Ingles.
”Para conmoverse “con la cruda certidumbre de los hechos”

No es un libro para el pensamiento aunque tampoco el pensamiento le deja pasar de largo, ni para la emoción –según para quien y cómo-, es y como apura su contraportada, un libro desplegable, y como tal, en cada uno de sus múltiples dobleces asoma la heredad de la conciencia insumisa de lo que somos.
C. Sanjuán. Abril’11 En Requiem Am Bria

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El libro fue publicado durante el invierno del 2009, totalmente autogestionado -así como otros títulos, de diferentes autores- por el Grupo Aude, que se constituía en una pequeña editorial, del mismo nombre, para lo cual tratamos directamente con una imprenta del barcelonés barrio de  Gràcia (Argra Trading S.L.).

Blog de José Icaria