Celebro que los dirigentes de la UE hayan tenido a bien felicitar a sus homólogos españoles por el éxito sin igual del referéndum del día 20. Razones no faltan : participación altísima, desmedido entusiasmo popular, formidable proliferación de debates y profundo conocimiento del tratado entre una ciudadanía que se ha beneficiado de una información extremadamente plural. Ahí están, para testimoniarlo, artistas, intelectuales, tertulianos y futbolistas que han hecho lo que estaba de su mano para difundir las partes más delicadas de la ’Constitución Europea’. Que todo ello sirva de venturoso ejemplo a otros.

Celebro que los dirigentes de la UE hayan tenido a bien felicitar a sus homólogos españoles por el éxito sin igual del referéndum del día 20. Razones no faltan : participación altísima, desmedido entusiasmo popular, formidable proliferación de debates y profundo conocimiento del tratado entre una ciudadanía que se ha beneficiado de una información extremadamente plural. Ahí están, para testimoniarlo, artistas, intelectuales, tertulianos y futbolistas que han hecho lo que estaba de su mano para difundir las partes más delicadas de la ’Constitución Europea’. Que todo ello sirva de venturoso ejemplo a otros.

Ha quedado demostrado, por lo demás, que el déficit democrático que arrastraba —según dicen los de siempre— la UE ha encontrado un freno decisivo. Nadie negará que algo —mucho— le debemos a ese puñado de generosas empresas que han financiado de manera desinteresada los anuncios de la Plataforma Cívica por Europa, y entre ellos aquel que nos recuerda cuáles son los valores —solidaridad, justicia, paz, diálogo…— que han defendido, con singular coraje, los partidarios del ’sí’ y la apuesta ignominiosa, para qué ocultarlo, de quienes no quieren ser europeos. Carlos Taibo, Madrid.