La COP16 de Cambio Climático finaliza dejando de lado las propuestas de la Justicia climática, relacionadas con el aumento de temperatura máximo, la responsabilidad de los países industrializados en la mitigación y en la continuidad del Protocolo de Kioto, en la forma en que se lleve a cabo la financiación y en los mecanismos basados en el mercado.
El texto final presentado por la presidencia de la Cumbre en las últimas horas de las negociaciones omite las referencias a los apartados relacionados con la Justicia climática, que se encontraban en los textos en los que más de 190 países han estado trabajando los últimos meses. Esta postura, planteada por Bolivia a lo largo de toda la Cumbre, fue obviada a lo largo del plenario y únicamente se tomó nota de ella, tanto en el Grupo de trabajo sobre el Protocolo de Kioto como en el Grupo de trabajo sobre la Cooperación a largo plazo, y finalmente en la reunión de la Conferencia de las Partes (COP) y la Reunión de las Partes del Protocolo de Kioto (CMP).
De esta manera, no se establece 1,5ºC como aumento de temperatura máximo, se mantiene el riesgo de que no exista un segundo periodo de compromiso del Protocolo de Kioto, no se fijan unos compromisos de reducción de emisiones de los países industrializados en consonancia con la ciencia, no se evita que los mecanismos de financiación generen nueva deuda externa a través del pago de los intereses, se profundiza en la dilución de las responsabilidades comunes pero diferenciadas sobre el cambio climático, y se ofrece un cheque en blanco al aprobar un documento que incluye apartados que están por definir en un futuro.
Ecologistas en Acción lamenta profundamente que las propuestas de cientos de organizaciones sociales de todo el mundo, que representan las soluciones reales para combatir el cambio climático no se hayan tenido en cuenta en un dudoso modo de proceder, alejándose del consenso de todos los países de la Convención al obviar a Bolivia. Asimismo, resulta preocupante que la situación de las negociaciones internacionales vuelva a una situación de declaración de intenciones de compromiso en el futuro, en vez de compromisos reales, tal y como requiere la situación de urgencia en la que se encuentra el cambio climático.