¿Cuánto tiempo más deben esperar los millones de refugiados palestinos el regreso a su tierra? Esta pregunta se la hacen todos los días las víctimas del destierro. Lamentablemente nadie se atreve a predecir a ciencia cierta cuando acabará la pesadilla. Por ahora el regreso a una Palestina libre es tan sólo una quimera.


«Nos
esforzaremos en expulsar a los pobladores pobres más allá de la
frontera sin llamar la atención, procurándoles trabajo en los
países en tránsito, pero negándoselo en nuestro país.

«Nos
esforzaremos en expulsar a los pobladores pobres más allá de la
frontera sin llamar la atención, procurándoles trabajo en los
países en tránsito, pero negándoselo en nuestro país. El proceso
de expropiación y desplazamiento de los pobres deberá hacerse
discreta y prudentemente»

-Diario de Theodor Herzl, padre del sionismo político y promotor del
Hogar Nacional Judío.1895

Los
judíos desde principios del siglo XX, con la ayuda de banqueros y
empresarios afines a su causa, empezaron a comprar tierras en la
Palestina Otomana. Un mundo arcaíco de campesinos y ganaderos se vio
invadido por unos extranjeros que contaban con un desarrollo
tecnológico dificil de igualar. Este fenómeno lo describe con
exactitud el autor americano de origen judío

León Uris
en su libro Exodus.


El
kibutz
o las comunas agrícolas
sirvieron de plataforma para que los «pioneros» gestaran el estado
de Israel. El
«sionismo
socialista»
afirmaba que «un
pueblo no pude ser libre sino produce su sustento por si mismo»

La redención del pueblo judío pasaba por colonizar la tierra y
hacerla productiva. Además se utilizaron como avanzadilla en defensa
de las fronteras. En la actualidad existen 280 kibutz con una
población estimada en 135.000 personas.

La
declaración de Balfour
,
promulgada por los ingleses en 1917, decidió, unilateralmente, la
instalación de un
hogar judío en
Palestina
. La geopolítica y los
intereses neocoloniales causaron el enfrentamiento entre las
comunidades árabes e israelíes que compartían un mismo territorio
sin mayores incidentes. Para equilibrar la desventaja demográfica
(80% árabes y 5% de cristianos, 2% de drusos) los líderes sionistas
incentivaron la inmigración en masa de judíos centroeuropeos.

«Palestina
era una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra»
premisa
que se convirtió en el mito fundacional del estado de Israel.

En
1947 la ONU, con el auspicio de Inglaterra y sus aliados, decreta la
partición de Palestina y se da luz verde a la creación del estado
de Israel.
El 14 de mayo de 1948
Israel tras la salida de las tropas inglesas declara su
independencia.
A partir de ese
instante comienza la guerra entre árabes y judíos que perdura hasta
el presente. El resultado de dicha contienda son millones de
palestinos desplazados, pueblos y ciudades destruidas, miles de
muertos, heridos y desaparecidos.


Las
guerras entre árabes y israelíes han tenido unas consecuencias
catastroficas para los palestinos que perdieron el 80% del territorio
ancestral y el 70% de su población.
A
partir de la derrota de los ejércitos árabes en 1948 o «la nakba»

unos 600.000 refugiados tuvieron que escapar a Gaza y Cisjordania.
Atrás lo dejaron todo; casas, cultivos, ganado, muebles, ropa,
dinero, parientes y amigos.

La
finalidad era borrarlos del mapa. A punta de dinamita y bulldozer se
van demoliendo las aldeas aplicando la táctica de tierra quemada.
-Muchos de los asentamientos
judíos se han construido sobre las ruinas de las aldeas palestinas-

Sólo en 1948 fueron arrasadas más de 530 aldeas- En un principio
los refugiados pensaron que su partida sería temporal, pero pronto
se dieron cuenta que estaban equivocados. Cuando tomaron conciencia
de la cruel realidad se vieron durmiendo a la intemperie en un
pedregal o buscando refugio en cuevas junto a sus familias, ateridos
por el hambre y el frío muchos perecieron de inanición. Para hacer
frente a tamaña emergencia la ONU el 8 de diciembre de 1949 creó la
UNRWA, una
agencia de acción humanitaria
dedicada exclusivamente a los refugiados palestinos. La UNRWA se
encargó de organizar unas mínimas infraestructuras: tiendas de
campaña, banco de alimentos o servicios médicos y de saneamiento.




Pero
el mazazo más brutal estaba aún por llegar. En la
«guerra
de los Seis Días»
en 1967, los
ejércitos árabes cayeron derrotados.
Según
los judíos se cumplían las profecías escritas en la Torah
.
«
No había duda que ellos eran el
pueblo elegido por Dios»- proclamaban los rabinos a los cuatro
vientos-
La derrota en la «guerra
de los Seis Días»
ha sido
quizás la más dolorosa pues perdieron Cisjordania, Gaza y la parte
oriental de Jerusalén, incluída la explanada de las mezquitas (uno
de los lugares sagrados del islam). De igual manera los israelíes
completaron una segunda fase de demolición de aldeas, destrucción
de campos de cultivo y limpieza étnica. Millones de personas
quedaron tiradas en la cuneta; vidas detrozadas, familias rotas,
miseria, terror, represión y muerte.

Entre
el año 1967 y el 2010 se han establecido en Cisjordania casi 400
asentamientos judíos. Los israelíes confiscan y se apropian de las
tierras amparados en la
«ley de
los ausentes»
promulgada por el
Knéset
(parlamento) para legalizar el saqueo. La tragedia se tornó
devastadora y un segundo éxodo de refugiados huyó en dirección a
Jordania, Siria, Líbano y Egipto. Los miles de palestinos que se
establecieron en la ribera oriental del río Jordán organizaron la
resistencia armada bajo el nombre de

fedayin
(combatientes por la
libertad) Sus postulados ideológicos no dejaban duda a sus
pretensiones:
«la lucha armada es
la única forma de liberar palestina»

«las accciones de comando
constituyen el núcleo de la guerra de liberación nacional
palestina»


En
el año 1968 uno de esos guerrilleros llamado
Yasser
Arafat o «Abou Omar»
recibió
su bautizo de fuego en la batalla del
Karama.
Los palestinos, apoyados por el
ejército jordano, rechazaron la ofensiva hebrea que pretendía
aniquilar sus bases. Ahí nació la leyenda del guerrero Arafat a
quien la revista norteamericana

Time
le
dedicó su portada y un amplio
reportaje el 13 de diciembre de 1968.

Por
paradójico que parezca a los refugiados palestinos se les recibió
con recelos y desconfianza en los países de acogida. De mala manera
las autoridades les concedieron unos eriales o terrenos baldíos para
que instalaran sus campamentos. En cambio a los ochocientos mil
judíos expulsados de los países árabes la sociedad israelí les
brindó una cordial bienvenida integrándolos en su seno.

Los
refugiados depende absolutamente de las ayudas aportadas por la
UNRWA, la Cruz Roja, la Unesco, la Unicef y un sin fin de Ongs de
medio mundo que vienen a socorrerlos. Estos organismos administran
las donaciones, el banco de alimentos, los centros de salud, las
escuelas y universidades.

No
hay duda que existe un cargo de conciencia, una deuda con el pueblo
palestino que intentan saldar.

Después
de casi 60 años la UNRWA ha invertido más de 35.000 millones de
dólares en asistencia a los refugiados palestinos. Insólitamente en
el año 1990 el aporte de los 22 países árabes donantes a este
organismo fue menor al de la fundación inglesa
«Save
the childrens»


Las
malas relaciones entre la OLP y el rey de Jordania desataron, a
principios de los años setenta, un enfrentamiento fratricida
conocido como el
Septiembre
Negro.
El ejército jordano,
presionado por los judíos que sufrían ataques indiscriminados desde
la otra orilla del río Jordán, y en defensa de la monarquía
Hachemita, expulsó a los fedayines en dirección al Líbano. Dicha
ofensiva causó la muerte a más de 25.000 palestinos. Los
sobrevivientes establecieron en Beirut sus bases hasta que en el año
1982 el ejército sionista, ante los bombardeos que golpeaban las
poblaciones del norte de Israel, invadió el Líbano en persecución
de los fedayines. En esa época se perpetró la horrible masacre de
los campos de refugiados de
Sabra
y Chatila.
La Falange
Cristiano Libanesa
, para vengar
la muerte de su líder Bashir Gemayel, con el beneplácito de los
judíos, violaron, mutilaron, torturaron y asesinaron a más de 2.400
palestinos, -la mayor parte civiles indefensos- Gracias a la
intermediación de la ONU se decretó un alto el fuego y unos 8.000
guerrilleros de la OLP abandonaron barcos el Líbano con dirección a
Túnez.

La
siguiente fase en la escalada bélica se presentó en el año 1987
con el estallido de
la primera
intifada
. Los deseos de odio y
de venganza empozoñaron sus corazones. Queremos algo más que
sobrevivir, queremos recuperar el honor, la dignidad y el orgullo.
¡viva Palestina libre!
Haciendo efectivo el derecho inalienable a la resistencia a punta de
pedradas, cócteles molotov y llantas quemadas enfrentaron
heroicamente al poderío bélico sionista. Preferían el martirio,
convertirse en bombas humanas e inmolarse antes que seguir
eternamente humillados.

Las
imágenes de la prensa nos mostraron como los valientes niños
palestinos le lanzaban piedras a tanques de 50 toneladas. Los
protagonistas envueltos en
kufiyyas
se medían de tu a tu a los soldados sionistas que les disparaban
fuego real. En el año 2000, luego de la visita de Ariel Sharon a la
explanada de las mezquitas, estalló
la
segunda Intifada o la de Al Aqsar.
Ésta
se alargó hasta el añó 2005 provocando más de 3.500 muertos. Para
escarmentar a la población palestina el gobierno israelí construyó
un muro de separación de 500 kilómetros de longitud. Ariel Sharon
ordenó un castigo colectivo con detenciones arbitrarias, cancelación
de los permisos de trabajo y la instalación de los famosos check
points. La principal meta: arruinar la economía palestina y forzar
la rendición incondicional de sus enemigos.


En
los años setentas y ochentas los dirigentes palestinos se inclinaban
por la instauración de un estado palestino secular y laico. Pero
ante el rumbo que han tomado los acontecimientos el integrismo
religioso se ha impuesto sobre otras opciones más heterodoxas.
Hamas
y Hezbolá proclaman la yihad
y
se niegan rotundamente a reconocer la existencia de Israel, (como si
lo hizo la OLP en 1993 mediante una carta dirigida por Arafat a Isaac
Rabin) su principal objetivo: la completa destrucción del estado de
Israel. La campaña de terror se recrudece con el lanzamiento de
cohetes y la infiltración de comandos suicidas. Ante tamaño desafío
las autoridades sionistas responde con atentados y asesinatos
selectivos contra los principales líderes palestinos. El apogeo de
la conflagración tuvo lugar el 27 de diciembre del 2008 cuando el
ejército, la fuerza aérea y la armada israelí llevó a cabo en
Gaza la campaña
«plomo fundido»
que dejó más de 1400 muertos,
500 heridos y cientos de casas y edificios destruidos.

Igual
que se arranca un árbol de cuajo se ha desarraigado a los
palestinos
. Una afrenta que los
llena de ira e impotencia. Los más viejos se conforman con morir en
la tierra que los vio nacer. Ahora no les queda más que suspirar
nostálgicos por lo que pudo ser y no fue. Los refugiados sentandos
en los cafés juegan a las cartas o al dominó; se toman un té,
fuman la arguila a la espera de un milagro. Nostálgicos contemplan
las postales y las fotos de recuerdo, izan la bandera palestina, y,
quizás lo más importante, se dedican a orar en las mezquitas a ver
si Allah enciende una luz de esperanza.

Medio
Oriente a partir de la proclamación del estado de Israel se ha
trasformado en una de las zonas más inestables del planeta.
Los
judíos esgrimen argumentos mesiánicos para justificar el dominio de
la «tierra prometida»

Conscientes de que el imperialismo norteamericano y sus aliados
europeos le guarda las espaldas hacen y deshacen a su antojo. Tras la
invasión de Irak y Afganistán y la conquista de las codiciadas
reservas de petróleo, ahora se hostiga a la república islámica de
Irán. La escalada bélica lejos de apaciguarse va en aumento.

Por
ahora un acuerdo de paz justo y duradero que ponga fin al conflicto
árabe-israelí parece inviable y hasta utópico.

Las conversaciones de paz entre las dos partes iniciadas en la
conferencia de Madrid 1991, posteriormente con los acuerdos de Oslo
en 1995 y el establecimiento de la Hoja de Ruta y una débil
autonomía a los palestinos, están congeladas por el incumplimiento
de los mismos. A Israel le conviene dilatar el tiempo y continuar su
politica de hechos consumados.
En
el año 2012 está prevista la construcción de mil nuevas viviendas
en las colonias judías.

El
futuro no puede ser más pesimista y nos tememos una larga agonía.
El sionismo va ganando la partida
en complicidad con los países occidentales
y,
lo más cruel, con la anuencia de su propios hermanos árabes. Pasan
los años y los exiliados van muriendo, los niños y los jóvenes de
entonces entran en la tercera edad y todo apunta a que
ineluctablemente sus huesos también reposarán en el macaber o
camposanto. Los epitafios escritos en las lápidas de las tumbas son
muy elocuentes.

En
el nombre de Allah, el clemente y el misericordioso.

-«Espero
encontrar en el cielo lo que se me ha negado en la tierra»

-«empuñad
un arma y llevad mi cuerpo a al- Quds(Jerusalén)»

-«volveré
a florecer en los olivos de Bethlahem (Belén)»

Epitafios
escritos en el cementerio del campo de refugiados de Jerash
(Jordania)

Lo
peor de todo es que somos testigos de un verdadero genocidio
consentido por la comunidad internacional.

Es inconcebible como la ONU no para de emitir innumerables
resoluciones de condena contra Israel en las que se limita a
«lamentar» o «deplorar» sus matanzas y arbitrariedades.

El
70% de los refugiados de los campamentos es menor de 20 años. La
presión demográfica y el hacinamiento se ha vuelto insoportable y
económicamente insostenible

los expertos sostienen que si no se toman medidas preventivas en un
corto plazo de tiempo asistiremos al estallido de nuevas intifadas.
Estos levantamientos no sólo afectarán a los territorios ocupados
sino también a los campos de refugiados en Jordania, Siria o el
Líbano. Por este motivo la policía y el ejército y el Muhabarat
(Servicio de Inteligencia) se mantienen alertas y ejercen un severo
control sobre los mismos.
Una de
las condiciones que pone Israel para firmar un acuerdo de paz es que
el gobierno palestino se involucre decididamente en el tema de la
planificación familiar.

Los
refugiados en un principio pensaron que en un par de semanas los
ejercitos árabes reconquistarían el territorio perdido. Pero todo
se quedó en una mera ilusión y resignados empezaron a construir
residencias permanentes a base de cemento y ladrillos creando una
caótica arquitectura fruto de la improvización. Ya han pasado 60
años desde la primera guerra árabe-israelí o la

«nakba»
, 45 años de la
«naksa»
o la
«guerra de los seis días»,
y 39 años de la guerra del
Yom
Kippour
sin que se vislumbre una
solución integral a sus demandas. La única recompensa que han
recibido son frustraciones y fracasos; sus tierras confiscadas,
empobrecidos y olvidados igual que fardos que se amontonan en una
bodega.

En
Oriente Próximo actualmente existen 4,7 millones de refugiados
palestinos recluidos en 60 campos. En el territorio de Gaza y
Cisjordania, con apenas 6000 kms² de superficie, intervienen 17
agencias internacionales, 50 de cooperación internacional y unas
1.400 Ongs palestinas. Una prueba más de los importantes beneficios
que reporta el
«negocio
humanitario»
y los grandes
privilegios que gozan la burocracia y el funcionariado.
La
dependencia y el asistencialismo es la peor maldición que le ha
podido caer al pueblo palestino.

En
los últimos años la crisis económica mundial está mermando los
presupuestos de la UNRWA. Para el año 2012 se preveen serios
recortes que hacen peligrar el eficaz desarrollo de los programas de
Salud y de Cultura. Por eso consideramos incomprensible que el pasado
verano la
flotilla de la libertad
II
haya dilapidado millones de
euros en su infructuoso intento por romper el bloqueo marítimo de
Gaza. En el capítulo español denominado
«Rumbo
a Gaza»
se recolectó a nivel
nacional un total de 550.000 euros. 150.000 euros se destinaron a la
compra de un barco bautizado
«Guernika»
que ante la prohibición de navegar en aguas del Mediterráneo
oriental, continúa amarrado en la isla de Corfu. Lamentablemente el
material recogido durante la campaña no se pudo entregar al pueblo
gazatí. Material que, por cierto, se encuentra en una bodega en el
puerto griego del Pireo a la espera de ser trasferido a Gaza. Sin
embargo, la UNRWA ha advertido que no se va a hacer cargo de dichas
donaciones para no verse involucrada en el conflicto. En fin, los
expedicionarios se han gastado un dineral en viáticos, pasajes de
avión, charlas, conferencias y «asuntos varios» sin que su
aventura haya dado frutos.
Esos
550.000 euros bien se hubieran podido destinar a la construcción de
una escuela o un hospital que tanto les hace falta en los campamentos
de refugiados.

Una
de las más grandes perversiones que descubrieron avezados
periodistas es que en el nombre de los refugiados palestinos los
políticos y funcionarios de la
OLP
y al Fatah
desviaron los fondos
de ayuda humanitaria a sus cuentas particulares. Existen documentos
fidedignos que demuestran tales prácticas mafiosas. Periodistas
infiltrados sacaron a la luz como algunos dirigentes de
la
ANP ofrecían a mujeres trabajo a cambio de sexo y vendían inmuebles
palestinos a los judíos
(delito
que está castigado con la pena de muerte)- los investigadores
concluyen que el patrimonio de la OLP se eleva a 50.000 millones de
dólares- y encima los muy cínicos cortaron hace tiempo la
asistencia a los refugiados. Al descubrirse tal entramado de
corrupción la ONU, la Unión Europea, EEUU, Japón o el FMI
inmeditamente bloquearon las trasferencias acordadas con la ANP. Con
razón las mejores casas de Ramala pertenecen a los partidarios de la
OLP o al Fatah.

Los
países árabes entienden la solidaridad como una especie de
«sadaka»
o limosna. El «sakat»
por Palestina es un deber
religioso de obligatorio cumplimiento para todo buen musulmán. Creen
que únicamente el dinero puede aliviar la tragedia y el dolor de sus
hermanos.

Líderes
árabes como Nasser y Awuar al-Sadat de Egipto, el rey Hussein de
Jordania, Hafez el- Assad en Siria, a pesar de haber sido derrotados
en las guerras del 67 y 73 continuaron en sus puestos sin asumir
responsabilidades. ¡Es increíble! pero la población, manipulada
por la propaganda gubernamental, coronó como héroes a los vencidos.

En
mi visita a los campamentos puede observar las huellas de tristeza y
desolación que se marcan en el rostro de la gente. Esa amargura
infinita te deja absorto. Sus miradas reclaman:
¡Sacádme
de aquí, por favor!
¡Sacádnos
de estas malditas favelas!
derrotados,
hundidos en la depresion y la angustia existencial, la moral por los
suelos. ¿alguien se digna a darles explicaciones? Aunque sea por lo
menos una mentira piadosa. El desempleo los empuja al trabajo
informal, a la venta ambulante, al reciclaje de basuras, chatarra,
cartones o plásticos. Un buen porcentaje de ellos carece de
pasaporte o documentos de identidad y ésto limita las aspiraciones
de mejorar el nivel de vida. La única posibilidad que les queda para
salir del atolladero es obtener una visa humanitaria que de vez en
cuando facilitan los gobiernos de Canada, EEUU, Suecia, Noruega o
Australia.

El
año pasado Estados Unidos propuso a los refugiados palestinos
hacerles entrega de un sustancioso fondo de indemnización y el
traslado a algún país latinoamericano donde se instalarían
definitivamente. Mientras tanto Israel continúa la construcción de
las colonias, sigue expulsando palestinos, robando tierras, quemando
campos, envenenando árboles, pozos y acequías.

Los
campos de refugiados cuentan con un simbolismo muy especial pues se
han erigido en los preservadores de la identidad nacional palestina.

En el Líbano existen un total de 400.000 refugiados que representan
el 12% de la población. Muchos de ellos sobreviven por debajo del
umbral de la pobreza. Siria cuenta con 500.000 refugiados, Jordania
tiene 2.000.000 de refugiados, o sea, el 45% de la población, en
Cisjordania hay unos 400.000 refugiados, en Gaza 500.000 refugiados.
A estas cifras hay que sumar los exiliados en Egipto, Yemen, Kuwait,
Arabia Saudita o el Golfo Pérsico y el resto del mundo. Es decir,
que el total de la diaspora se cifra en
6
millones de palestinos.

Sin
una solución real y efectiva al problema de los refugiados es muy
difícil que se logre una negociación exitosa al conflicto
árabe-israelí.
¿les
devolverán sus propiedades confiscadas, sus casas, sus campos de
labor? Israel de cualquier modo veta el regreso de los refugiados a
la tierra de sus ancestros.
«El
retorno de los refugiados contaminaría el carácter judío del
estado»
La memoria de todo los
muertos, asesinados, desaparecidos, secuestrados, encarcelados,
torturados no se puede mancillar ni pisotear. El olivo, el árbol
mitológico languidece y se marchita irreversiblemente.
«¡Te
han vendido Palestina, te han vendido los mercaderes!»
gritan
los manifestantes en el campo de refugiados de Baqa’a, Jordania, en
la conmemoración de la última Nakba el mes de mayo pasado.

La
resolución 194 de la ONU de 1948 « conmina» a Israel a
garantizar el derecho de los refugiados a volver a sus hogares y
recibir compensaciones económicas por las pérdidas causadas
«que
hay lugar para permitir a los desplazados que lo deseen regresar a
sus hogares lo más pronto posible y a vivir en paz con sus
vecinos…»

La
ONU, la Unión Europea, EEUU y Rusia, proyectan organizar en esta
década una
conferencia de paz
sobre Oriente Medio. El objetivo es

que todos los países de la región involucrados en el conflicto se
sienten en una mesa de negociaciones con el fin de alcanzar una paz
justa y duradera. Ojala qeu se pueda concretar alguno de estos
proyectos y no se quede todo en buenas intenciones y bonitas palabras
porque por ahora el único lenguaje que se entiende es el de las
armas.

Aunque
Palestina sea tan sólo una patria virtual y abstracta esas
generaciones nacidas en la diaspora conservan el amor y el cariño a
la tierra bendita de la que fueron cruelmente expulsados.

Carlos
de Urabá 2012, Mar Muerto


Fuente: Carlos de Urabá